Capítulo 117: El poder de la Luna

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La oscuridad rodeaba el lugar, y con eso la batalla de Kyoko y Ares rugía como nunca antes. Los dos se movían a destellantes velocidades chocando las armas en movimientos casi irreales, ya sea a través de choques o dispersando las lunas crecientes y golpes con una violencia errática, es decir la fuerza vs la velocidad, sólo uno de ellos podía ganar aquella contienda, pero tampoco era como si Shiori o yo pudiéramos intervenir, de lo contrario sólo estorbaríamos. Es cierto que la hija de Susano podía ser más fuerte, pero la estrategia y táctica que poseía Kyoko era de una profesional comparada con ella, que era más de militar, por eso no se podía identificar un ganador en aquel combate.

--¡Qué gracioso, si esto es la máxima capacidad de la semidiosa de la luna es un fraude! Una cucaracha sabe pelear mejor que tú.--Se burlaba la deidad de la guerra acertando una patada contra el estómago de la pelivioleta, pero ella apretó un pie contra el suelo de manera firme y agarrando el brazo izquierdo de Ares lo tiró contra el suelo con una fuerza bruta impresionante creando un cráter. Realmente me había dejado perpleja lo grandiosa que era mi prima, pero enseguida recibió un fuerte impacto hacia el fondo de la oscura noche por dicho caballero dorado, en realidad estaban tan igualados que no se podía definir un ganador total.

--Yo que tú no me burlaba tanto idiota, eres tan sordo como idiota. En una batalla no se define un ganador hasta que termina, porque ahora mismo me estoy volviendo más fuerte mientras voy luchando. Técnica Divina: Luz Creciente en la Noche Eterna.--Mencionó la semidiosa mientras su cuchilla era envuelta en una brillante luz, por lo que al dar un salto y ejecutar una voltereta lanzó siete rayos luminosos en diversas direcciones que iban directos al dios, más el último movió su cuerpo con el fin de evadirlas, seguramente porque había predecido su trayectoria. Sin embargo mis ojos se abrieron al volver de vuelta y siendo atravesado por cada uno de ellos, tal impacto provocó un rostro molesto en la deidad, mientras que mi prima se quedaba sonriente por tal arrogancia que poseía dicha divinidad.

--Kyoko es bastante estratégica Kaede. Mientras que ese dios está jugando con Kyoko, ella no se anda con rodeos y está usando su máximo poder a través de la estrategia, y si sumamos a eso su poder ilimitado por su habilidad divina se vuelve invencible, este dios no es nada para derrotar a nuestra semidiosa.--Me explicaba la ojiazul de manera neutral y con cierta sonrisa que me hizo tranquilizarme, así que volví la mirada ante aquel conflicto. La divinidad se había regenerado por tales impactos y se había impulsado de manera veloz ante la pelivioleta cruzando armas, donde ambos chocaron sus metales en un intercambio de golpes ya sea de manera diagonal, lineal, por medio de volteretas o con sus poderes divinos a casi el máximo, es decir estaban tan igualados que no se podía definir un claro ganador, hasta que en medio de la lluvia propinada por ambos una pequeña luz aparecía en la mano izquierda de mi prima, tomando forma como una pequeña daga que fue incrustada en el hombro del dios, quedando así para ejecutar un corte vertical que lo hizo gritar de dolor.

--Maldita semidiosa de la luna, eres una tramposa. Si haces una batalla hazlo con honor, no eres una guerrera justa, te pareces a Hades.--Añadió el olímpico invocando otra maza para golpear con las dos armas el cuerpo de la semidiosa, pero inmediatamente ella había desaparecido de su vista. Al contrario mi prima se había posicionado encima de la cabeza de nuestro enemigo, y en un intento la cuchilla brilló hasta perforar de una barra descendente y un tajo diagonal la espalda y el hombro de la divinidad, pero de una manera cruzada con tal de hacer un gran combo, así hasta que saltó hacia el suelo con un equilibrio perfecto.

--Nadie dijo que era una batalla justa. Mientras tú estás peleando bajo tus propias condiciones, yo he nacido como una asesina, y cuando menos te lo esperes te haré trizas, soy una semidiosa si no recuerdas. La oscuridad me hace fuerte, el poder recorre todo mi ser, y mi nacimiento fue el origen del terror de todos los dioses, soy puro caos.--Comentó mi prima moviendo su cuchilla y oyéndose truenos y rayos por todo el lugar, lo que me pareció extraño, aunque Shiori seguía estando calmada. Dicha pelivioleta se fue acercando con su cuchilla en una inmensa luz, pero la deidad tampoco se había quedado atrás con un resplandor rojo que pareció amplificar sus capacidades de batalla, y ambos chocaron sus armas habiendo una inmensa onda expansiva. A pesar que estaban intercambiando tajos y cortes entre sí, la guerrera estaba siendo precavida atacando desde diversas direcciones mediante puras estocadas que como flechas querían atravesar al oponente, pero en diversas direcciones y desapareciendo de la vista del enemigo en numerosas ocasiones, lamentablemente como podía sentir el espíritu de batalla reaccionaba inmediatamente y lo bloqueaba, pero no le daba tiempo a atacar, dicha estrategia era parecida a la que usó una vez contra mí, pero al contrario tenía un plan, no sé cuál, pero todo iba de acuerdo a su táctica.

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