Capítulo 30: El Dios del Viento

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Habían pasado horas desde que estuvimos caminando calle tras calle en Kyoto, también estábamos preguntando a personas cercanas sobre un hotel que hubieran abierto recientemente, más no se pudo averiguar nada que fuera clave para localizar aquel recinto. Sin embargo, después de largas caminatas y con un dolor de pies producido por los tacones tan altos una persona nos había indicado sobre un hotel que se encontraba allí, el llamado "Hotel Shifuku", justo al lado del centro comercial. Dicho eso nos habíamos puesto en camino sin ninguna pérdida gracias a Himeko, la cual por término del guía anterior nos llevó a donde se suponía que era una zona de tiendas, finalmente hasta dar con el gran edificio lujoso que se suponía donde estaría nuestro enemigo.

--Aquí es, no ha sido bastante fácil encontrarlo, pero nada escapa a la semidiosa del amor, la belleza y la pasión, todos quieren encontrarme.--Respondía la cazadora con total libertad para llamar a la puerta mediante una especie de timbre, así estuvimos esperando unos minutos hasta que abrieron.

--¿Se les ofrece algo queridas señoritas? Menudas bellezas qué tengo aquí, soy el dueño del hotel y me llamo Tatsumi Giyama.--Se presentó un hombre delante de la puerta con honestidad y amabilidad, se notaban sus buenas intenciones pero había un tono pervertido en sus últimas palabras, por lo menos estaremos a salvo del enemigo por ahora. Dicho señor tenía un cabello largo y plateado junto a unos ojos grises y llevando una vestimenta de mayordomo, era también muy apuesto a decir verdad, no obstante no me sentía del todo tranquila al estar enfrente de él.

--¡Oh, claro que sí Tatsumi-San! Estamos sin casa, nosotras dos somos modelos y mañana tenemos un desfile, pero es aquí cerca y no tenemos casa, necesitamos hospedarnos. Lo mismo con esta mendiga de aquí, quiere un hogar temporal hasta tener trabajo. ¿Nos dejarías quedarnos en tu hotel sólo por hoy?--Preguntó Himeko de manera soberbia y presumida, se le notaba que no fingía y era muy natural. Por otro lado Hanae sólo acudía a mirar con una expresión seria, creo no le había gustado su papel y eso era un factor negativo al ser siempre una chica sonriente.

--¡Con gusto, podéis pasar, os llevaré a una habitación dónde podréis estar cómodas!--Exclamó el albino para guiarnos dentro del hotel, por ende las tres lo íbamos siguiendo sin pérdida alguna. Justamente el hotel se parecía bastante a una casa por el techo y habitaciones de madera, así entramos a una habitación que nos ofreció mientras él se iba a atender otros clientes. En eso era un poco extraño, parecía tener prisa y ni siquiera habíamos hablado las tres, eso me hacía sospechar que era el dios del que tanto se hablaba pero no podía acertar una respuesta, tenía que asegurarme.

--¿No os parece un poco raro? Se ha ido muy rápido, no sé si soy yo pero ese hombre podría ser el dios, aunque tampoco hay pruebas que lo justifiquen, necesitamos investigarlo y llegar a una respuesta. ¿No hay más personas en este hotel?--Quiso preguntar Hanae con duda y mostrando ser bastante deductiva sobre la situación, es cierto que había muchas indicaciones que el enemigo debería ser Tatsumi, no obstante ni siquiera habíamos concluido si se trataba de tareas o si iba a asesinar humanos, después de todo primero hay que analizar y luego actuar.

--Tenéis razón, será mejor que nos quedemos aquí unos días y tratemos de ver si hay más personal o sólo es esa persona, no hay ninguna prueba.--Comenté de forma que ambas entendieran a donde quería llegar, por suerte las dos eran muy inteligentes y asintieron para así empezar el plan que daría inicio al fin del joven dios.

Así el tiempo pasaba rápidamente hasta llegar a una semana. Cada una investigaba por su lado el personal del propio hotel, había que mencionar que no era corto, había bastantes personas y con muchas diferencias entre ellas, no lograba identificar ninguna quien era el dios que supuestamente era el enemigo, ni siquiera el dueño aparentaba ser problemático. Poco a poco Hanae se fue integrando más en el espionaje y para ayudarnos se había ofrecido a ayudar al propio dueño, así pasaba de clientes en clientes y tratar de averiguar alguna pista, por otro lado Himeko no le interesaba mucho el tema, pero era la que más sospechaba del encargado, además algunas veces se oían gritos por las noches, pero la vez que llegábamos ya habían víctimas en escena, era tan rápido que no lográbamos darle caza. También salíamos las tres como forma de engaño y así buscar escondites cerca de la propia estancia por si se escondía allí, más no había ningún tipo de prueba que nos diese cabida, simplemente era demasiado difícil encontrar algo que verificase lo contrario.

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