Capítulo 134: El Comienzo

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Pov 3ª Persona 

El comienzo de la batalla ya era un hecho, la noche estaba en su apogeo y toda la organización había sido teletransportada por la diosa Izanami en terrenos rocosos con todo lleno de oscuridad y tinieblas alrededor. El dios de la vida se mantenía sentado en una especie de trono, tal cual lideraba a su ejército, y cada grupo ya se fue agrupado a la línea de batalla. Los cazadores y semidioses que se alineaban tenían diversas armas divinas, de espadas a pistolas y arcos potenciados, ya preparados para la guerra cósmica que se avecinaba al unísono. 

--¡Cazadores griegos y sintoístas, por fin ha llegado el momento! No podríamos haber llegado aquí sin vuestra valentía y desarrollo en el entrenamiento que propuso Kocho y por cada uno de los dioses, pero no es momento de titubear, se avecina la guerra cósmica. Habrán muchas muertes y no os aseguro la supervivencia total, pero no sólo el destino de una tierra recae sobre esta batalla, ¡sino de todos los panteones y multiversos presentes! ¡Alzad la cabeza, agarrad vuestras armas y empecemos esta guerra profetizada, yo os guiaré hacia la reina de la gloria!--Gritaba el rey de los dioses materializando su poderosa espada y levantándola hacia el cielo con un gran grito de guerra, lo cual servía para incitar la motivación de todos sus guerreros.

--¡Sí señor!--Gritaron todos los que se encontraban en aquel terreno reunidos en filas, mostrando efusividad y determinación. Enseguida los guerreros volviendo a sus posiciones, preparados para el comienzo del conflicto y en el que agrupados tenían la certeza de ganar a como fuera, incluso sacrificando sus vidas en el proceso. 

--¡A la carga mis guerreros!--Exclamaba Anne con euforia al notar con su vista la aparición de seres demoníacos en el horizonte. Asimismo realizaba un trazado, en donde se creaban 7 aros de agua con el fin de soltar una bombardeo por la zona, mientras la misma analizaba la trayectoria correcta para no equivocarse, era primordial apuntar correctamente y eliminarlos lo más antes posible.

El plan de Kaede se realizaba perfectamente, en el que los arqueros ya presenciados invocaban sus arcos y pistolas con gran rapidez. Apuntando hacia la ubicación de sus enemigos, un tajo increíblemente colosal de flechas y disparos se hicieron presentes desde el cielo y el aire hasta el cuerpo de los seres demoníacos, llegando tanto a los cuellos como el pecho con una energía concentrada de fuego, rayo, bosque, viento, roca y diversos elementos, destrozando así dichas partes del cuerpo desapareciendo en una neblina oscura sus oponentes. Una vez acababa el conteo, la semidiosa del agua apuntaba hacia el grupo y torrentes acuáticos se lanzaban y provocaban explosiones que creaban cráteres en el terreno, una verdadera atrocidad. Sin embargo, no todos los ataques entraban, algunos de ellos eran predecidos por los demonios y los esquivaban con gran gracia, no obstante los que no participaban en larga distancia, es decir la retaguardia o defensa principal materializaban sus armas con enormes filos entre hachas, espadas y martillos, donde se metían por medio de su fuerza bruta entre la organización de seres oscuros y cortar la cabeza de todos los que habían en su camino sin pena ni gloria. El entrenamiento brindado por los dioses lograba un efecto total, sobre todo a la hora de luchar cuerpo a cuerpo contra ellos, ya que si bien el bando de Izanami poseía un gran poder, la habilidad de los guerreros les permitía acabar uno tras uno sin ningún problema.

--¡Venga chicos, más fuerza, no se tiene permitido perder! ¡La fuerza del amor os protegerá!--Exclamaba Mitsuri, la actual pilar del amor y líder del grupo de la retaguardia  mostrando cierto toque apasionado mezclado con la efusividad presente. La pelirrosa se encargaba de correr por el campo hacia la ubicación de sus enemigos estirando el filo de su espada como si fuera un látigo, y en el menos tiempo del que se esperaba arrasaba con sus enemigos soltando cortes de un lado parecido al movimiento de unas garras feroces, despedazando los cuellos de los demonios que se encontraban con la misma. Al ser una de las pocas diosas dentro del grupo lo que más destacaba era su terrible fuerza y flexibilidad, en el que pasaba a dar volteretas usando su katana divina al mismo tiempo girando en círculos y destruyendo del mismo modo los cuerpos de los seres oscuros, una verdadera catástrofe que se reflejaba como la furia de una divinidad amorosa.

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