Capítulo 161: Efectos Contraproducentes-La Solución

3 0 0
                                    

Pov 3ª Persona

Kaede y Gabriel se enfrentaban la una a la otra en un gran impacto de fuego del infierno y sagrado mientras la cadena y la espada chocaban entre sí generando ondas expansivas por todo el terreno. Yuto lanzaba cortes desde lejos similares a cuchillas relampagueantes, más el frenesí de ambas rechazaban sus propios ataques, por lo que se mantenía al margen y esperar algún momento adecuado donde efectuar un daño notable, aunque por lo que se veía las dos no parecían ceder en ningún momento, que lo sorprendía al ver como una semidiosa se oponía a una serafín.

--Bueno, ha sido suficiente, la batalla ha terminado. Has alcanzado el máximo de tus capacidades, y aún si usas el Mundo Cósmico lo único a lo que puedes llegar a es a esto, estoy algo decepcionada. Un dios menor puede llegar a más, supongo que muchas deidades te subestimaron y eso ocasionó sus muertes y derrotas, pero como te dije que no mataría y no eres una chica malvada, te derrotaré rápidamente.--Argumentó la serafín con amabilidad utilizando su eclipse solar "Destructor Estelar", donde además del fuego sacro fue envuelta en destellos luminosos por su pecho, y al estirar su brazo libre disparó un cañón en forma de haz de luz anaranjado que destruyó parte del terreno en el que se encontraban, y con ello su víctima recibió de lleno el ataque.

--¡Kaede!--Gritaba el pelinegro yendo en su ayuda hasta sostenerla en sus brazos guardando a Murasame en su vaina. Las llamas y ojos del cabello de la semidiosa volvían a su forma original, asimismo quemaduras de tercer grado estaban envueltas por su cuerpo, así como la sangre chorreaba por la parte de su cara y brazos, y así todas las fuerzas que disponía se fueron del todo prácticamente el guerrero sabía que fue derrotada sin más.

--Bueno, creo que se acabó, tranquilo sólo la he dejado inconsciente. Ahora es momento de que llame a Izanami y ella se encargue personalmente de enseñarle que no es tan mala como piensa, el cambio del mundo no es tan malo como se piensa, es un destino que cualquier deidad puede hacer, ¿no crees?--Admitía la arcángel sonriente cambiando la temperatura del lugar rápidamente y dejando de emitir el fuego sacro en su cadena hasta guardarla, lo cual demostraba que no tenía malas intenciones en lo absoluto.

--Pastelito no va a morir, eso es cierto. Sin embargo ella no ha hecho nada para ser tratada de esta manera, se supone que ibas a ser buena y la derrotaste de un simple ataque, eres de lo peor. Izanami es una mujer malvada, y puede que tú no lo seas, pero no ves la verdadera razón de tu deidad, y ella si lo supo apreciar.--Le dijo el pelinegro mostrando una mirada llena de furia dejando con cuidado a su compañera en el suelo para desenvainar a Murasame y apuntar con el filo hacia su cuerpo, lo que hizo reír levemente a la rubia.

--Estás muy enojado, eso no es bueno. Shizuka Yuto, si tienes que estar enfadado con alguien es con Izanagi, para nosotros los arcángeles y serafines ha sido él quien nos encerró y nos selló, fue un dios corrupto y orgulloso que llevó a la deidad de la creación a convertirse en una de la muerte, luego permitió la gran guerra entre los generales demonio y nosotros los seres celestiales, y así nos encerró. ¿Qué hemos hecho nosotros se supone? Si no fuera por nuestra ama habríamos seguido encerrados, y por ella debemos eliminarlo cambiando el mundo, reducir todos los multiversos a la nada y hacer nuevos es algo sencillo, crear nueva vida para un destino mejor.--Comentaba sencillamente la ser celestial cruzada de brazos, pero sorprendemente se quedó impactada al ver a su rival levantándose con todas aquellas heridas acumuladas, hasta se podría decir que si seguía la muerte era solo un paso.

--Eso no es verdad...es cierto que Izanagi cometió muchos errores, pero ahora está rehaciendo todo lo que cometió en el pasado, estoy segura que si volvéis a él, os puede dar una...oportunidad. Gabriel, estáis equivocados...pero si por medio de la lucha es el único método que me entiendas, incluso si puedo morir...te haré cambiar.--Afirmaba Kaede reincorporándose poco a poco, aunque la sangre chorreaba por el suelo y apenas podía moverse, aunque por su fuerza de voluntad se mantenía en pie, así ella volvió a coger a Kusanagi con sus dos manos ofreciendo una mirada de seriedad, aunque sus límites ya estaban impuestos.

La Mariposa Cósmica Donde viven las historias. Descúbrelo ahora