Capítulo 43: El Miedo

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La batalla finalmente había terminado, Nozomi estaba en el suelo sin moverse y sin poder realizar algún otro ataque, no obstante mientras todos aplaudían de felicidad prestaba atención a los movimientos de mi tía con cautela, todavía no me creía que ella había perdido sabiendo que su regeneración es infinita, y como semidiosa de la muerte ya estuvo en el Yomi, no le debería temer a nada y extrañamente un mal presentimiento rondaba sobre mi cabeza. Asimismo la peliazul se empezó a levantar mientras un humo salía de sus heridas hasta ser curadas todas, así todos se quedaron con los ojos abiertos llenos de sorpresa y susto por la fortaleza de dicha enemiga, aunque a decir verdad ya esperaba que esto sucediera si nos enfrentábamos con alguien que supera a todo concepto de la vida o de la aniquilación, es completamente inútil hacer ataques si siempre encontraba la forma de mantenernos arrinconadas, sobre todo ahora que sería el fin de todo. 

--E… esto no es posible, no debería regenerarse tan rápido, ¿también debemos cortar su cabeza como con los demonios?--Preguntaba Tanjiro un poco confuso sobre el como podíamos eliminar a tal ser, creo que ni siquiera tenía conciencia de la forma de matar dioses, menudo ingenio tiene, pero la inocencia le sobra demasiado. 

--Grrr, no soporto a estos niños… y todavía me duele el cuerpo demasiado, es la primera vez que me hieren de esa manera. Os felicito chicos, habéis conseguido plazo para el Yomi, me aseguraré de que todos vosotros tengáis un destino trágico en el día de hoy, al final me dejarán tranquila y todo.--Aseguraba la semidiosa mientras estiraba su brazo activando su forma divina, en el cual se rodeaba de una inmensa aura oscura en todo su cuerpo, sus ojos se volvían escarlata y su ropa se llenaba de sombras, perfectamente ya estaba lista para hacernos pasar el peor mal momento de todos en la historia. 

--No perdamos la calma, hay que trabajar todos juntos como antes. Si logramos cortar su cabeza…--No le dio tiempo explicar a Shinobu al salir múltiples lanzas de oscuridad que venían a por nosotros de manera continua y cada vez apareciendo más con muchísima más velocidad. No obstante el pelirrojo había sido el que usó “Sol Ardiente” del cual un vórtice en llamas nos había protegido de las múltiples sombras que se acercaban. Sin embargo, poco a poco las llamas se volvían cada vez más negras que terminaron por explotar y soltar la espada hasta caer en el suelo el cazador del sol. 

--¡Tanjiro!--Gritaron Kanao y Nezuko para socorrerle y ver la situación en la que se encontraba el cazador, por otra parte miré a mi enemiga que estaba emocionada por el combate. Sus ojos demostraban la maldad de su corazón, su cuerpo ansiaba la sangre y por todo ello quería matarnos, no necesitaba ningún tipo de consenso para darnos cuenta del peligro que ella causaba y que sería difícil matar, ¿qué es lo que podíamos hacer contra alguien que es más poderosa que nadie en toda regla? ¿Y además que es más peligrosa que un dios? La solución no se descubría, cortar su cabeza no serviría de mucho ya que los dioses la revivirían como hizo Yoriichi o como pasó con Izanami, ahora sólo quedaba el final. 

--No temáis, no va con vosotros. Nozomi será muy fuerte aún, pero incluso si es así ella se ha debilitado mucho, ¿no lo véis? Ella es una semidiosa, mitad demonio y mitad diosa, por lo que sufre daño y puede poseer cierta resistencia, lo mismo con sus técnicas y habilidades potentes. Ahora mismo no es tan fuerte como hace unos minutos, ella también sufre de agotamiento al contrario que yo, que estoy preparada para cualquier batalla y el cansancio no me afecta porque tengo una capacidad física increíble. Lo que quiero decir es que ella ha entrenado tanto en el Yomi que puede cansarse el doble de lo que hace un humano normal, por eso es vital que ahora pongamos a prueba esa estrategia y hagamos que no vuelva a levantarse de una vez.--Añadió Shiori mientras salía disparada contra la usuaria de la muerte, en el cual una guerra de ondas de choque iban por su defensa. No obstante pasaba a través de ellas casi sin recibir daño, lo cual me dejó sorprendida y asombrada hasta quedar enfrente de nuestra enemiga. 

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