La habitación de Fabiola era completamente a cómo me la imaginaba, las paredes eran de color lila y tenía algunos diseños circulares con franjas blancas, su piso estaba cubierto en su totalidad con alfombra de color beige, su ventana estaba abierta y el viento volaba las suaves cortinas, tenía un sofá de color blanco pegado a la pared y a su lado había un jarrón diminuto con un par de rosas apunto de marchitarse.
Su cama era enorme y estaba llena de almohadas con diferentes formas y colores, tenía una lámpara a cada extremo y algunos cuadros colgados desordenadamente en las paredes, ella sacó toda la ropa que tenía en su armario y la dejó esparcida por el suelo al no encontrar aún un atuendo perfecto para mí.
Fabiola: odio tener tan poca ropa.- dijo molesta, me sorprendí ante su comentario ya que detrás de ella había una montaña de diferentes prendas.- de acuerdo, esta falda de mezclilla te quedaría bien con esta camisa de cuello largo, ve al baño y vístete, mientras tanto, buscaré mi atuendo.- ella me lanzó la ropa desde el suelo y yo me dirigí a su baño, olía a jabones con esencias frutales, tenía un espejo en forma de corazón encima del lavamanos y una alfombra rosa por fuera de la tina. Cerré la puerta y comencé a desvestirme, había adelgazado notablemente en estas últimas semanas, así que no creo que tenga problema con la talla, ella es muy delgada también, me coloque la camisa y todo parecía estar bien a excepción de las mangas, estas sobrepasaban un poco mis manos, después me coloque la falda por encima de la cintura, era un poco corta pero me sentía bien con ella puesta, salí del baño y la miré hundida en la montaña de ropa mientras enredaba su pelo entre sus dedos, en cuánto escuchó la puerta se enderezó a mirarme.
Fabiola: ¡te ves hermosa!- sonrió quitándose los mechones rebeldes de su frente.- sabía que eso te quedaría de maravilla, tengo muchos zapatos y tacones, elige unos.
Elli: de acuerdo.- sonreí, ella se llenó los brazos con ropa y después me sonrió.
Fabiola: iré a cambiarme, ahí hay maquillaje y cepillos.- asentí agradecida, ella cerró la puerta de golpe dejándome sola en esta habitación. Me puse en cuclillas frente a los zapatos que estaban perfectamente acomodados sobre unas divisiones blancas, elegí unos botines de piel color negros, me quedaron un poco grandes pero no eran incómodos.
Después le ayude a recoger la ropa que había dejado esparcida en el suelo, las prendas grandes las colgué en ganchos y las metí en su armario, las demás las apile ordenadamente.
Miré lo que había encima de su tocador, muchas botellas de perfume, labiales, rubores, sombras y demás, también tenía un pequeño portaretrato con una foto del mismo chico que estaba en las paredes de la sala, ella lo abrazaba por la espalda y sonreían con una felicidad radiante.
Fabiola: era un ser increíble.- dejó su anterior ropa sobre su cama y después se acercó a mí con una sonrisa nostálgica.- tenía muchos planes por delante, aunque era menor que yo, buscaba la manera de protegerme, sufrí mucho cuándo me dieron la noticia.
Elli: me lo puedo imaginar.- suspiré sin dejar de mirar aquella foto.- él se parecía mucho a ti.
Fabiola: me haces sentir halagada.- sonrió limpiandose la comisura de sus ojos.- yo quería acompañarlo cuándo me dijo que saldría a un club, sin embargo, se negó diciéndome que iría con una chica que le gustaba y no quería que yo estuviera en un lugar así, además, creía que eso sería peligroso para mí, pero mira las cosas de la vida, al final el peligro fue para él y murió.- acarició la foto con la punta de sus dedos y finalmente suspiró.- en fin, vamos a terminar de arreglarnos o mi hermano comenzará a regañarnos.
Elli: ¿sabes la razón por la que estoy aquí?- ella me ordenó el cabello y comenzó a cepillarlo con delicadeza.- me gustaría saber eso, al menos.
Fabiola: me comentaron que tu padre tuvo que ver con el asesinato de Hugo.- suspiró.- entonces, te querían usar a ti para poder llegar a él ya que no habían encontrado la manera de lograrlo.
Elli: pero ¿mi padre que hizo?- ella se encogió de hombros, una sonrisa deslumbrante apareció en su rostro mientras terminaba de peinarme, había tomado dos mechones de mi cabello y los había unido detrás de mi cabeza, después les había colocado un pequeño broche en forma de mariposa para que se mantuvieran unidos, el resto de mi cabello lo dejó suelto.
Fabiola: te miras cómo una muñequita.- sonrió, me puse de pie para que ella terminará de arreglarse, unos fuertes golpes se escucharon en la puerta, Fabiola me miró diciendo "te lo dije"- ¡sí, Donovan, estaremos ahí en un minuto!- puso los ojos en blanco y después se hizo una trenza japonesa un poco desordenada, se colocó un labial rojo intenso y un poco de rubor, después se colocó un poco de perfume e hizo lo mismo conmigo.
Elli: ¿él siempre está así de malhumorado?- hizo una mueca mientras elegía un bolso de mano.
Fabiola: Donovan y Uriel tienen muchas cosas de mi padre, entre ellas, el malhumor, pero con seguridad te puedo decir que ellos no son malas personas.- por fin eligió uno, era negro con algunos destellos dorados que formaban una pequeña estrella.- la muerte de nuestro hermano fue un golpe muy duro para nosotros, ellos no han sonreído cómo antes, mucho menos Donovan, Uriel tiene un motivo para ser feliz, Lucía, pero mi hermano no tiene ningún motivo para serlo, solo piensa en venganza y protección, quiere matar al asesino de Hugo y a todos los que de cierta manera tuvieron algo que ver.- me tomó la mano y me sonrió.- ahora vámonos, no quiero escuchar sermones.
Elli: de acuerdo.- reí, tenía cierta incomodidad por lo último que había dicho, al parecer están convencidos de que mi padre algo tuvo que ver en el asesinato de este chico, pero no entiendo en qué, ahora al menos había logrado averiguar el porque decidieron secuestrarme.
Bajamos las escaleras, Fabiola me tomaba de la mano y brincaba en los escalones hasta que llegó al final de estos, Uriel estaba sentado en la sala con Lucía durmiendo en sus brazos, Donovan salió de la cocina y nuestras miradas se encontraron al instante, llevaba unos vaqueros negros que enmarcaban sus piernas y una camisa de botones color blanca, también unos tenis del mismo color, su cabello estaba desordenado pero eso le sentaba bien.
Fabiola: vámonos, Luis y sus amigos ya nos están esperando.- guardó su celular en su bolso y después abrió del pomo de la puerta para salir, el viento chocó con mis mejillas cómo tanto lo había deseado, sentía la libertad apoderándose de mi cuerpo y haciéndome flotar, el olor del césped húmedo viajaba por mis fosas nasales, las nubes corrían a causa del viento volviendose una sola, por fin.
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UNA VENGANZA EQUIVOCADA
RomanceTe heriré por esto. Todavía no sé cómo, pero dame tiempo. Sabrás que la deuda estará pagada. ~George R. R. Martin~