Capítulo 73

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Todo a mi alrededor daba vueltas, o quizás era yo quien giraba sobre sus propios talones, estaba entre los árboles, las aves revoloteaban por encima de las hojas y el sonido de los cuervos me causaban escalofríos, mis pies descalzos acariciaban el césped, estaba húmedo, parecía que acababa de caer una ligera lluvia, buscaba a alguna persona que me ayudará a encontrar el camino a casa, sin embargo, no había nadie, seguí caminando en línea recta, brinqué algunas rocas que se encontraban recargadas sobre un tronco cruzado, a lo lejos se escuchaba un lago, me acerque con sumo cuidado, evitando caer entre el césped, me aferré a los troncos de los árboles y llegué a dónde se encontraba aquél lugar, Uriel se encontraba en cuclillas lanzando pequeñas piedras a las corrientes que el lago formaba.
Elli: ¡Uriel!- dije con una clara emoción, él se levantó y me miró con una sonrisa.- creí que estaba perdida.
Uriel: definitivamente lo estás.- soltó una risita que hizo eco entre los árboles.- este no es el lugar en dónde tú debes de estar, debiste retroceder.- me miró cómo sí me estuviese regañando, llegó a dónde yo me encontraba y suspiró.
Elli: este lugar es demasiado bonito, ¿no crees?- asintió mirando hacia el cielo, vestía completamente de blanco y al igual que yo, estaba descalzo.- ¿y si damos un paseo?
Uriel: de acuerdo.- puso los ojos en blanco y avanzó junto conmigo, pasamos las rocas que estaban encima del tronco cruzado y comenzamos a vagar entre los demás árboles.- me siento demasiado tranquilo aquí.
Elli: ¿Y Lucía? ¿por qué los demás no están aquí?- soltó un suspiro y después sonrió con nostalgia.
Uriel: quiero pedirte algo muy importante, Elli.- asentí poniéndole atención, pero antes, pase mi brazo entre el suyo para evitar caer.- cuida de mi familia y has feliz a mi hermano, sé que tiene un carácter un poco difícil, a veces incluso yo quería golpearle la cabeza, pero en el fondo, es una persona que ha sido lastimada y solamente necesita un abrazo para poder comenzar con su sanación interna, te lo encargó.- me guiñó un ojo y sonrió, no sabía que decirle al respecto, algo llamó su atención ya que miró hacia atrás.- tienes que volver a casa.
Elli: claro, ambos tenemos que hacerlo.- burlé.- tú me acompañarás.- dejé de sonreír al ver su expresión, él negó haciendo un movimiento ligero con su cabeza y después apartó mi mano de su antebrazo, dejó un beso suave encima de mis nudillos y después me soltó.
Uriel: tendrás que regresar sola, mi casa está por allá.- me señaló algún lugar en específico con su dedo índice, una sonrisa reconfortante se formó en sus labios.
Elli: pero yo no sé el camino...ambos tenemos que regresar, vamos al mismo lugar, Uriel, deja de confundirme.- me dió un beso en la frente y después dijo cerca de mi oído.
Uriel: deja de discutir y regresa.- abrí mis ojos repentinamente, todo a mi alrededor se había teñido de un color blanco resplandeciente, un lugar sin ninguna salida visible, Uriel ya no estaba aquí y tampoco podía mirar nada más, mi cuerpo comenzó a girar igual que al principio, quería gritar pero mi voz no me salía, la desesperación se estaba apoderando de mi cuerpo y no tenía forma de poder evitarlo, poco a poco perdí el conocimiento.

Abrí mis ojos de golpe al sentir una corriente que atravesaba mi pecho, unos pitidos retumbaban en mis oídos y me causaban dolor de cabeza, todo a mi alrededor estaba de color blanco, una ventana con cortinas de seda dejaba que entrarán los rayos del sol, habían una enfermera a mi costado que estaba introduciendo un medicamento con una jeringa, un hombre con bata blanca se acercó con una linterna diminuta y analizó mis ojos, esto me causó molestia pero no tenía la fuerza para alejarme. Las voces iban y regresaban convirtiéndose en sonidos molestos, giré mi rostro al otro extremo de la cama, Ariel sostenía mi mano con fuerza mientras las lágrimas se desbordaban por sus mejillas, Nicolás se encontraba a su lado mirándome con un brillo lleno de nostalgia, intenté hablar pero nuevamente la voz no me salía, sentía que algo insistía en obstruir mi garganta.
Ambos dirigieron su vista a la punta de mis pies, yo hice lo mismo, Donovan estaba recargado en la pared con los brazos cruzados sobre su pecho, sus ojos estaban hinchados, una marca roja se formaba debajo de ellos y su barbilla temblaba.
Elli: ¿dónde... está?- sentía que tenía agua en mi garganta, se me dificultaba hablar y no tenía idea de porque, ni siquiera alcance a decir su nombre.
Nicolás: Ariel, salgamos...- ella asintió limpiandose las lágrimas, me acarició la muñeca y después salieron juntos de la habitación. Donovan se acercó, deslizó la silla y se sentó a mi lado. 
Donovan: al fin despertaste, bonita.- me acarició con la mejilla con su dedo índice y después bajó a mi mano para darle un beso.- no hables, lo que menos debes hacer es alterarte, estás muy débil.
Elli: Uriel...- nuevamente sentí algo en mi garganta que me impedía continuar, él soltó un suspiro, apretó sus párpados y después continuó.
Donovan: eres muy dormilona.- soltó una risita, sin embargo, algo me decía que no todo estaba bien y que no estaba siendo sincero conmigo.- estuviste 5 días con los ojos cerrados, comenzaban a preocuparnos.
Elli: ¿recuerdas que...- hice una pausa tratando de recuper el aliento, solté un suspiro y después continúe.- me dijiste que me quedara contigo?- él asintió mordiendo su labio inferior.- quiero estar contigo...- dejé de hablar por falta de aire, él me acarició la mejilla y sonrió, ¿pero por qué esa sonrisa la sentía tan diferente?
Donovan: hablaremos de eso cuándo te recuperes ¿de acuerdo?- acarició mi mejilla, quería decirle todo lo que había pensado días antes de que sucediera el atentado, odiaba que mi voz no me saliera cómo yo quería.
Elli: ¿dónde está...Uriel?- nuevamente trago en eso, eso me confirmaba que algo había salido mal y no quería decirme.
Donovan: Uriel...- hizo una pausa, tomó un poco de aire y después me miró fijamente.- él murió, Elli.- me quedé estática, esperaba que me corrigiera lo que había dicho y en su lugar dijera que estaba en la sala de espera o que estaba reposando, sin embargo, esa respuesta jamás llegó, negué con movimientos rápidos de cabeza, sentí los latidos de mi corazón retumbar en mis oídos y las lágrimas no tardaron en salir.
Donovan: Elli...Elli.- se levantó colocando sus manos alrededor de mis mejillas, me daba golpecitos pero no podía calmarme. Los pitidos que tenía a mi costado comenzaron a acelerarse, todo a mi alrededor daba vueltas y parecía que había una nube de humo que me impedía ver.

UNA VENGANZA EQUIVOCADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora