Capítulo 116

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El día por fin había llegado, me encontraba de pie frente a la limosina que Donovan había rentado para nosotras, Fabiola y Carmen me ayudaron a arreglarme con más rapidez por lo que aún tenía tiempo para llegar a la iglesia, Lucia llevaba un vestido blanco con un listón rosa en su cintura y una canasta con un montón de pétalos de rosa.
Solté un suspiro y me subí a la limosina acompañada de Carmen, Lucía y Fabiola, todos los demás ya se encontraban en la iglesia o al menos eso me informó Fabiola, mi corazón latía tan fuerte que sentía que en algún momento me aturdiria, me había preparado desde hace días para no sentirme cómo me siento ahora pero al parecer todos esos pensamientos fueron en vano, tenía muchas náuseas y no precisamente era por el embarazo.
Mi vientre se veía abultado pero no demasiado, aunque ciertamente comenzaba a dolerme la espalda y me sentía incomoda con algún tipo de ropa, Carmen había puesto unos zapatos planos por si llegaba a cansarme con las zapatillas, se lo agradecía con el alma.
La limosina se comenzó a mover por la carretera, el clima estaba perfecto y yo me sentía de la misma manera, aunque ellas intentaban distraerme, me era imposible no pensar en mi llegada al altar.
Nuevamente intenté comunicarme con Nicolás pero no me respondió ningún mensaje que le envié, para mí era muy importante que él estuviese ahí, Ariel y él siguen siendo mis hermanos aunque no nos una el lazo de sangre.
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Por fuera de la iglesia había una alfombra roja con algunas flores decorando los extremos, una parte de los invitados se encontraban en el exterior esperando mi llegada.
Carmen: ¿estás lista, mi niña?- miré todo a mi alrededor, sentía que estaba flotando en una nube y no quería caer. Tomé un respiro y asentí, el conductor de la limosina se bajó enseguida y abrió la puerta para dejarme salir, los rayos del sol chocaban con algunas perlas que mi vestido traía cómo decoración, ellas se bajaron detrás de mí con entusiasmo.
Fabiola: me adelantaré.- susurró, ambas asentimos, Lucia decidió quedarse a mi lado y entrelazó su mano con la de Carmen. Comencé a caminar por encima de la alfombra, los invitados aprovecharon para entrar definitivamente.
Nicolás: ¿me darías el honor de llevarte hacia el altar?- su voz entró por mis oídos y se clavo en mi mente como muchas agujas, me dí la vuelta sintiendo una opresión en el pecho, llevaba puesto un traje de color negro con una camisa rosa y corbata negra, una sonrisa se le formó en sus labios y sus ojos parecían un par de perlas brillantes.
Elli: veniste...- se acercó a mí y con delicadeza me tomó de la mano, luego me dió un beso en la frente.
Nicolás: eres mi hermana y sé que a Ariel le hubiese encantado estar aquí, así que también vengo en su lugar.- una risita salió de su garganta y con su pañuelo me limpió la comisura de mis ojos.- ahora no es momento de llorar, reina, tu esposo te espera.- metió mi brazo por debajo del suyo y luego de regalarme una sonrisa, comenzamos a caminar juntos sobre la alfombra, Carmen y Lucia iban delante de mí, la pequeña lanzaba pequeños puños de pétalos por los cuales yo pasaba después.
Mi mirada enfocó a la persona que más amaba en el mundo, estaba de pie junto al sacerdote, su rostro estaba enrojecido y se limpiaba las lágrimas con su pulgar, Noah le daba palmaditas en el hombro.
Llegamos a mi destino, Nicolás me tomó de la mano y la puso encima de la de Donovan.
Nicolás: te entregó a mi única familia, cuidalas a ambas y haz hasta lo imposible para que sean felices.- Donovan asintió entrelazando sus dedos con los míos, Nicolás nuevamente me besó la frente y luego se dirigió a los primeros asientos.
Donovan: te miras preciosa.- dijo entre llanto mientras me acariciaba la mejilla, le sonreí mirándolo fijamente a los ojos, quería besarlo y gritarle al mundo lo mucho que lo amaba.
El sacerdote nos indicó nuestro lugar y comenzó a leernos la palabra de Dios, en ningún momento dejamos que nuestras manos rompieran su unión, sentía el calor de su palma juntandose con la mía y de alguna manera hacia que mi corazón se sintiera tranquilo. 

El tiempo parecía transcurrir en cámara lenta, las personas a nuestra espalda habían desaparecido para mí en algún momento, nos pusieron el lazo y nos entregaron los anillos para hacer el juramento, él me miró fijamente a los ojos y una sonrisa tierna se dibujo en sus labios.
Donovan: Yo, Donovan Davies, prometo amarte a ti, Elli Luján, honrarte y respetarte en cada día de nuestras vidas.- pasó el anillo por mi dedo anular y me tomó de la mano.- prometo luchar cada día un poco más por nuestro amor, deseo hacerte feliz y lograr que tengas una vida tranquila, hasta que la muerte decida separarnos.- ahora era mi turno, tomé el anillo de la almohadilla y tomé su mano con delicadeza.
Elli: Yo, Elli Luján, prometo amarte a ti, Donovan Davies, respetarte, honrarte y valorarte por el resto de nuestras vidas.- pasé el anillo por su dedo anular y también tomé su mano.- prometo luchar junto a ti y superar cada adversidad sin soltar tu mano ni un solo minuto, deseo hacerte feliz cada día y conseguir que también tengas una vida tranquila a mi lado, te amo.- sus ojos se cristalizaron y asintió intentando contener el llanto.
Padre: dicho ahora el juramento y habiéndo dicho anteriormente el "Sí", los declaro marido y mujer.- ni siquiera esperamos el "puedes besar a tu esposa", Donovan y yo nos besamos como si no hubiese nadie a nuestro alrededor, nuestros cuerpos se aclamaban y nuestros labios no se diga, escuchamos una ronda de aplausos y exclamaciones de felicidad y ternura, ambos sonreímos y nos separamos para tomar un poco de aire.
Donovan: ahora eres Elli Davies, por fin.- asentí con emoción, dejó un beso en mi frente y después nos tomamos de la mano para caminar hacia el exterior, muchos comenzaron a lanzarnos pétalos, Lucia iba frente a nosotros con una sonrisa e intentaba capturar los pétalos que iban cayendo al suelo, todos aplaudían e incluso tomaban fotografías, Carmen y Fabiola lloraban mientras nos tomaban video.
No podía creer que logramos todas las adversidades del pasado, anteriormente creía que jamás encontraría el amor y que probablemente la depresión me consumiría, pero luego llegó él, quizás al principio no fue de la mejor manera puesto que había muchas confusiones, pero después todo comenzaba a marchar bien, tropezamos y caímos en varias ocasiones, tomamos decisiones equivocadas porque creíamos que eso era la mejor y lo único que hacíamos era lastimarnos, pero al final del día, ambos regresamos con más fuerza.
Ahora aquí estoy, besando al amor de mi vida, mientras que muchas personas son testigos de nuestro fuerte amor.

UNA VENGANZA EQUIVOCADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora