Parte 21

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Bailando me sentía libre, Fabiola me hacía moverme a su ritmo algunas veces y me mostraba pasos divertidos de baile que rara vez podía imitar, mis pies me dolían de tanto saltar y de las veces en las que nos hemos pisoteado entre nosotras mismas.
El chico llamado Noé me tomó por sorpresa de la cintura haciéndome girar, me sentí un poco incómoda ante su toque y me deslicé disimuladamente para que me soltará, Fabiola se había perdido entre las demás personas y no alcanzaba a encontrarla.
Noé: ¿de verdad estás saliendo con Donovan?- su pregunta me tomó por sorpresa, lo que había en su mirada no me gustaba en lo absoluto, además de que olía demasiado a alcohol.- esa falda te sienta demasiado bien, ven, bailemos.
Elli: no, tengo que regresar con los demás.- sonreí por amabilidad pero él ni siquiera me dejó dar el primer paso.- no quiero bailar más, estoy cansada.
Noé: conozco un lugar increíble para que descanses, ven, te lo mostraré.- me tomó de la muñeca con fuerza y me sacó de la pista de baile, me gire a buscar a Donovan, él enseguida me miró y noté cómo sus facciones se tensaron.
Elli: basta, no quiero ir contigo.- intenté sacarme de su agarre pero estaba muy apretado alrededor de mi muñeca.- oye, me estás lastimando, detente.- parecía que no me escuchaba en lo absoluto y comenzaba a darme impotencia, pasamos por un par de puestos y entonces sentí un jalón que lo hizo detenerse, era Donovan.
Donovan: ¿qué está pasando?- su mandíbula estaba tensa, me tomó de la mano con fuerza casi rompiéndome los huesos.- vámonos a casa.- asentí obediente, Noé me soltó de la mano con una sonrisa malvada y se limpió la comisura de sus labios sin dejar de mirarme las piernas, solo una fracción de segundo y Donovan ya lo tenía en el suelo después de haberle dado un golpe en la mejilla, se puso de pie y nuevamente me tomó de la mano.
Donovan: Fabiola, súbete al puto auto.- su hermana parecía estar ajena a todo lo que estaba sucediendo, se despedido de Luis con una sonrisa incómoda, este le entregó el peluche que Donovan le había entregado antes y ella caminó por delante hasta dónde se encontraba el estacionamiento. Me subí del lado del copiloto porque él así lo ordenó, me colocó el cinturón de seguridad con brusquedad y después se subió él para luego comenzar a conducir, tenía los nudillos tan tensos que se habían tornado de un color blanquecino, Fabiola estaba sentada en el asiento trasero sin decir ni una sola palabra.
Los árboles pasaban por los costados cómo sí estuviesen jugando carreras, mi cuerpo se sentía congelado y los nervios me comían por dentro.
En cuestión de minutos ya estábamos afuera de su casa, Fabiola me tocó el hombro, la miré de reojo y me hizo una seña de que me saliera rápido del auto, así lo hice, me quité el cinturón de seguridad y abrí la puerta con disimulo para después encontrarme con Fabiola al bajar.
Fabiola: dios, que cansancio, vayamos a dormir.- asentí, no podía fingir igual que ella ya que mis piernas me traicionaban.- ahora corre.- me susurró esto último, ella comenzó a correr con el peluche casi haciéndola tropezar y entró a la casa, intenté caminar rápido pero me fue imposible, sentí que todo me dió vueltas y ahora estaba de cabeza, solo veía su espalda y sentía sus manos apretar con fuerza mis piernas.
Subimos las escaleras y entramos a su habitación, maldecí cuándo miré que su puerta se cerró completamente, me dejó caer en la cama con brusquedad y me dió una bofetada tan fuerte que sentí cómo todo lo que había alrededor se movía, me tomó de la mandíbula con fuerza obligandome a verlo a los ojos.
Donovan: ¿creíste que te escaparias tan fácil?- mis ojos ya estaban inundados de agua, él parecía que me dispararía en cualquier momento.
Elli: yo no hice nada malo, el chico me llevó detrás de él pero estaba evitando que lo hiciera a toda costa, por eso te miré...quería que me salvarás.- mis lágrimas humedecian su mano en mi mandíbula.- no iba a escaparme, solo quería divertirme y lo estaba haciendo hasta que él apareció, pero no sé de qué me sirve explicártelo si al final de cuentas no me vas a creer.- sentí que el coraje subía por mi garganta.- y ya suéltame, carajo.- me quité su mano de encima y me deslicé por la cama hasta estar fuera de su alcancé.
Mi mejilla me ardía tanto que no podía dejar de acariciarla, me senté en el sofá tratando de calmar mi llanto incontrolable, el silencio se apoderó de la habitación por un momento, solo podía escuchar el sonido del viento retumbar en la ventana y en las maderas que se encargaban de tenerla clausurada.
Donovan: ¿sabías lo que ese imbécil quería hacer?- no respondí, él se colocó frente a mí, me levantó el rostro colocando su dedo índice debajo de mi barbilla.- es del tipo de hombre al que le encantan las mujerzuelas, te miraba las piernas cómo un lobo ve a un trozo de carne, con lujuria y deseo.- me miró de pies a cabeza, eso me hizo sentir repugnante.- seguramente creyó que eras una presa fácil de conseguir, y si no hubiese llegado yo, probablemente...- no lo deje terminar, ahora fui yo quien le dió un golpe en la mejilla, sentí ardor en la palma de mi mano que intenté ocultar presionando contra mi muslo, él tensó su mandíbula y me apretó con fuerza la barbilla para después besarme con brusquedad, sus labios dejaban humedad alrededor de los míos y los lastimaban por el movimiento que hacía, sentí una mordida en mi labio inferior que me hizo empujarlo y comenzar a llorar nuevamente.
Elli: ¡¿qué te pasa?!- me limpie la sangre que brotaba de mi labio con mis nudillos, él se levantó, podía ver el arrepentimiento en sus ojos.
Donovan: mierda...- se acercó a mí con sutileza, sus manos se acercaron a mi rostro pero yo me alejé lo más que pude para que no me tocará.- yo...lo lamento.- se puso de pie y salió de la habitación dando un portazo que me hizo estremecer, comencé a llorar cómo sí nada pudiera calmarme, me tomé el cabello con fuerza y tiré de él desesperadamente.

UNA VENGANZA EQUIVOCADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora