Había dos ataúdes frente a mí, uno de color marrón y otro más de color salmón, en el primero se encontraba Pierre, no había tenido el valor de acercarme a él para darle el perdón que Nicolás tanto había sugerido, en el segundo se encontraba Ariel, llevaba puesto un vestido de color celeste, su favorito, me habían permitido maquillarla cómo a ella le gustaba y también acomodarle los mechones de su cabello, entre sus manos llevaba un crucifico y una flor blanca que Nicolás le había comprado.
Este se rehusaba a entrar para mirar a su hermana y a su padre, sobretodo cuando había gente en el interior de la funeraria, gran parte de esta se había llenado con arreglos florales que los familiares y amigos de ambos les habían traído, las noticias y periódicos se llenaron rápidamente con la noticia del fallecimiento del famoso empresario "Pierre Harper" y su socio "Lemuel Urquiza", también mencionaron que había muerto la hija de Pierre, sin embargo, no mencionaron su nombre.
Noé se encontraba sentado a lado del ataúd, rara vez se ponía de pie y se alejaba de ella, le había comprado un ramo de rosas rojas y se las había puesto encima del ataúd, acariciaba el cristal con la punta de sus dedos y recostaba su rostro en este cerrando sus ojos con fuerza.
Luis y Fabiola habían llegado ayer a medio día, ella se sentó junto a mi por un buen rato mientras su esposo iba a reconfortar a Noé, estaba agradecida con ellos por haber venido, Donovan se la pasaba la mayor parte del tiempo a mi lado y solo se levantaba cuándo alguien más se acercaba a hacerme compañía, pues sabía que no estaría sola.
Fabiola: deberías de ir a descansar, has estado aquí por dos días sin siquiera probar bocado.- puso su mano cálida encima de la mía y le dió un suave apretón, negué enseguida.
Elli: no tengo apetito y tampoco quiero separarme de Ariel, es la última noche a su lado...- el nudo seguía aferrado a mi garganta, rompía en llanto tan pronto sentía que podía hacerlo.- no quiero alejarme, mañana ya no estará aquí.
Fabiola: de acuerdo, entonces me quedaré contigo todo el tiempo que sea necesario.- me recostó la cabeza encima de su hombro y después me acarició la mejilla izquierda con su dedo pulgar.
Estuvimos un rato en silencio, después apareció Donovan con una bolsa de papel, se acercó a nosotras y se puso en cuclillas frente a mí.
Donovan: salgamos un momento.- miré a Fabiola, ella me sonrió y asintió enseguida, me puse de pie para caminar y salir junto a él.
Había mucho viento y las nubes se amontonaban dramáticamente entre sí, incluso había un ligero olor a humedad que ahora mismo me provocaba incomodidad y náuseas.
Luis había traído el auto de Donovan para que pudiese moverse a dónde fuese necesario en su estancia en Dallas, ambos subimos a su auto.
Elli: ¿recuerdas nuestra plática sobre el clima?- no sé si me respondió, tenía mi vista a los autos que estaban estacionados frente a nosotros.- el clima es demasiado triste, parece que el cielo comenzará a llorar en cualquier momento, el viento me hace sentir desesperada y aterrada.
Donovan: el cielo parece estar apunto de celebrar la llegada de un próximo ángel, las nubes se amontonan para recibirlo, y el viento hace que los árboles formen una danza, además, los remolinos forman el camino que un ángel tiene que recorrer para llegar a su destino.- lo miré, una sonrisa empática se formó en sus labios y después me acarició la mejilla.- he comprado comida para ti, al principio pensé que podrías comerla ahí dentro, sin embargo, había demasiada gente.
Elli: no tengo apetito.- hice una mueca de asco y me recargue adolorida en el asiento, él comenzó a sacar todo lo que había en aquella bolsa de papel, una charola con tapadera transparente que parecía ser una ensalada, también sacó de su guantera una botella de agua.
Donovan: necesito que comas, ¿de acuerdo?, has estado sin comer durante dos días y no quiero que enfermes.- me hablaba con mucha suavidad, cómo sí fuese a lastimarme con su voz, abrió la charola y le colocó un cubierto de plástico, después lo dejó encima de mis piernas.
Era ensalada con trozos de pollo, tomates Cherry, pimiento y aderezo, lo miré una vez más para intentar convencerlo de que no quería comer, él señaló la comida con sus cejas, sabía que intentar convencerlo no sería un logro que tendría hoy, comencé a comer con lentitud, mi estómago lo agradecía pero no podía dejar de sentir náuseas repentinas y ganas de llorar, aclaré mi garganta y parpadeé varias veces para borrar todo rastro de lágrimas.
Elli: ¿la perdonaste...?- él soltó un suspiro, se frotó un poco la parte trasera de su cabeza y después asintió.
Donovan: lo hice, ella no lo hizo con malicia, intentaba ponerse a salvó y a su vez mantener seguros a quien amaba, me dolió la perdida de mis hermanos, pero también sé que a ella le dolió tener que hacer lo que hizo con Hugo, no tengo nada que reclamarle y tampoco puedo juzgarla.- asentí sin mirarlo directamente, temía romper en llanto.
Elli: esto será demasiado difícil...- asintió poniendo su mano encima de mi antebrazo, lo miré por unos segundos y después solté el cubierto para cubrirme la cara con ambas manos, sin ningún temor, comencé a llorar cómo tanto había deseado desde que Ariel cerró sus ojos, él me abrazó con fuerza, acariciaba mi nuca con una de sus manos y sin palabras intentaba consolarme, simplemente con su presencia, las gotas de lluvia comenzaron a humedecer los vidrios del auto y el aire golpeó las ventanas, esto profundizaba aún más mi dolor.
ESTÁS LEYENDO
UNA VENGANZA EQUIVOCADA
RomanceTe heriré por esto. Todavía no sé cómo, pero dame tiempo. Sabrás que la deuda estará pagada. ~George R. R. Martin~