Habían pasado un par de meses, nos mudamos a San Francisco, California unas semanas después de lo ocurrido, el proceso seguía siendo igual de complicado para mí y haber cambiado de ciudad no me había favorecido en lo absoluto, había conseguido que Fabiola asistiera a terapias psicológicas y también que Lucía estuviese en la escuela, Carmen se había quedado en la casa que habíamos logrado comprar por si acaso teníamos que regresar.
La muerte de mi hermano había sido un golpe demasiado duro para mí, logré llorar hace un mes aproximadamente pero nuevamente me cohibí emocionalmente, los puse bajo llave en mi corazón para intentar estar fuerte para mi pequeña familia, cada día compraba margaritas para dejarlas debajo de la almohada de Lucía, ella cada mañana se despertaba con una sonrisa llena de ilusión diciéndome que su papá nuevamente había estado cuidando sus sueños, me llenaba de nostalgia pero la disfrazaba muy bien, había estado en contacto con un amigo de confianza de Uriel ya que este se hacía cargo de la empresa en Aspen, había aprovechado mi mudanza en San Francisco para asociarme con algunos negocios y así conseguir un contrato para mis vinos, sin la ayuda de mi hermano todo se ha vuelto más complicado pero he intentado luchar con la última fuerza que me quedé.
Ariel había conseguido mi número, seguramente del celular de Nicolás, ahí me enviaba información sobre Elli, aunque al principio le dije que no lo hiciera, después se lo agradecí, me partía el corazón cada que la veía pensativa en alguna de las fotos o cuando veía su rostro demacrado, la sonrisa que reflejaba en las fotografías estaba llena de agonía, Ariel me escribía diciéndome que Elli lloraba por las noches y algunas veces evitaba a toda costa tener contacto con el exterior pero que aún así seguía luchando por seguir con su vida, hace un par de días me envió una foto en dónde Elli estaba en cuclillas frente a la tumba de Uriel, le había puesto unas flores y le sonreía con nostalgia mientras acariciaba el frío cristal con su nombre.
Fabiola: ¿Donovan?- parpadeé un par de veces sacándome de mis propios pensamientos y la miré enseguida, estaba sentada frente a mí con un plato de fruta picada.- te he traído esto, el clima lo amerita.
Donovan: gracias.- lo tomé sin discutir y le sonreí en agradecimiento, ella simplemente apretó sus labios con fuerza.- ¿cómo te fue hoy en la terapia? ¿hay algo en lo que te pueda ayudar?
Fabiola: sí, hay algo.- la miré con atención, ella soltó un suspiro y después me miró nuevamente a los ojos.- quiero que tú también vayas a terapia, tu mente se teletransporta a otro lugar que desconozco y eso me preocupa, estás muy demacrado, las ojeras ya son parte de tu físico y eso no está bien, has perdido la luz que te caracterizaba, y entiendo que el dolor de mi hermano siga pero no creo que a él le esté gustando cómo estás ahora, eres el pilar de Lucía, él la dejó en tus manos.
Donovan: yo estoy bien, Fabi, no tienes que preocuparte por mí ¿de acuerdo?- acaricié su cabello con delicadeza, ella me miró insistente.
Fabiola: no quiero perderte también.- sus ojos se enrojecieron pero las lágrimas nunca llegaron.- sé que aparte del fallecimiento de Uriel, también estás pasando por un duelo diferente, te alejaste de Elli tan bruscamente que ni siquiera tuviste tiempo de hacerte a la idea de que ella ya no estaría más en tu vida, te diría que vayas a buscarla pero no quiero eso aún.- me tomó una mano y acarició por encima de mis nudillos.- quiero que primero te atiendas tú, desde el fallecimiento de Hugo has estado encarcelando tus emociones y no es saludable, tienes que estar bien tú para que puedas amar bien a una persona, mientras tanto, solo le harás daño y te dañarás a ti también.
Donovan: de acuerdo...- dije con duda, ella me alentó con una sonrisa.- iré a terapia, me esforzaré por ser una mejor persona para cada uno de ustedes.
Fabiola: hablaré con mi psicólogo para que te agendé cita lo más pronto posible ¿de acuerdo?- asentí, me soltó la mano de golpe y se puso de pie con emoción.- cómete la fruta, después iremos juntos por Lucía.- no espero una respuesta de mi parte, solamente corrió al interior de la casa mientras marcaba algo en su celular.
Solté un suspiro, tomé el primer trozo de manzana y lo metí a mi boca masticandolo con lentitud, un mensaje nuevo hizo sonar mi celular, lo saqué de mi bolsillo trasero y revise, era Ariel.
Ariel: ¡Adivina!- puso en emoji de ojos llorosos y después me envió una fotografía, estaban en un avión, Elli veía pensativamente a través de la ventanilla, su cabello caía por encima de sus hombros y llevaba puesta ropa de invierno que le combinaba con su tono de piel, no pude evitar sonreír.- te mandé este mensaje rápido, Elli comenzará a trabajar en el local que construiste, así que espera novedades pronto, adiosito Donovan.- solamente le envié un "suerte para ambas", sentía mi corazón emocionado pero a la vez nostálgico por no ser yo quien la acompañe en este nuevo proyecto, espero que esto le dé mucha felicidad, se lo merece.
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UNA VENGANZA EQUIVOCADA
RomanceTe heriré por esto. Todavía no sé cómo, pero dame tiempo. Sabrás que la deuda estará pagada. ~George R. R. Martin~