Capítulo 86

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Me encontraba en la pastelería, estaba intentando hacer un sin fin de cosas para que mis pensamientos no me abrumaran, Ariel me había contado con emoción todo lo que había sucedido la noche de la boda, quería escucharla y ponerle atención pero en mi mente seguía estando él, su olor, su voz, su mirada.
Todo se había vuelto más complicado para mí, no sabía que sentimientos tener hacia él y eso me hacía sentir acorralada.
Ariel: parece que te has peleado con la harina.- soltó una risita y después me abrazó.- estos días has estado muy distraída y parece que estás teniendo complicaciones con la preparación de las galletas, vete al mostrador y yo me quedaré aquí al menos en lo que logras estabilizar tu mente.
Elli: te lo aceptaré.- asintió quitándome el delantal, salí de la parte trasera y me dirigí ahora al mostrador, había unos cuántos postres que teníamos que acomodar en la vitrina, tomé el carrito y lo deslicé hasta el otro extremo para poder terminar el trabajo que dejó pendiente Ariel, levanté el cristal y comencé a acomodarlos ordenadamente en cada división hasta dejar el carrito vacío.
La campana de la puerta se escuchó y me levanté para cerrar el cristal con el debido cuidado para que no se fuese a estropear, me dí la vuelta para darle la bienvenida al cliente pero me asusté al mirar a Donovan de pie frente a mí.
Donovan: hola...- no respondí, él se frotó nerviosamente el cabello y después me miró de nuevo.- he venido a comprar un postre, ¿me recomiendas alguno?
Elli: ehm...- me aclaré la garganta y me giré con nerviosismo a la vitrina.- las trufas de chocolate las piden más que ningún otro, te podría recomendar ese...- asintió sin quitarme la mirada fija, mi cuerpo me temblaba y sentía que en cualquier momento me caería.
Ariel: ¡Donovan!- gritó con una sonrisa mientras salía de la cocina, me hice a un lado y tomé el aire que me hacía falta.- que gusto verte, el día de la boda no tuve oportunidad de saludarte cómo es debido.
Donovan: hola.- recibió el abrazo de mi Ariel pero notaba que aún seguía nervioso.- compraré trufas de chocolate.
Ariel: oh, de acuerdo.- sacó un plato ovalado de la estantería y sirvió las trufas correctas en este, luego se lo entregó con facilidad a Donovan.- no tienes que pagar, esas corren por mi cuenta.
Donovan: gracias.- sonrió, me miró de reojo y después miró a Ariel.- me gustaría hablar con Elli.
Ariel: oh por supuesto, si quieres llévatela toda la tarde y la noche, yo me haré cargo.- la miré intentando que cambiará de opinión pero ella ni siquiera tenía la más mínima intención de retractarse.- vayan con cuidado.
Elli: gracias, Ariel.- ella asintió con una sonrisa, salí del lugar intentando respirar y calmar los latidos de mi corazón, Donovan se colocó a mi lado.- ¿caminamos?
Donovan: quería invitarte a comer, si no tienes problema.- me froté la nuca con la punta de mis dedos, él notó que estaba indecisa.- o simplemente podemos comer algo en el auto.
Elli: esa idea me parece mejor, no estoy en condiciones físicas.- reí nerviosa, él solamente sonrió.
Donovan: mi auto está en la próxima calle.- asentí, ambos caminamos por la banqueta, él mientras tanto estaba degustando las trufas de chocolate mientras veía a su alrededor.
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Donovan había comprado hamburguesas con un par de refrescos, ahora estábamos arriba de su auto en el estacionamiento de dicho establecimiento de comida, había un silencio incómodo a pesar de que teníamos tantas cosas por decir, la noche aún no había caído y por ese lado me sentía tranquila, desde hace tiempo que al desaparecer el sol empiezo a temerle a la oscuridad.
Donovan: no sé por dónde empezar.- su voz me hizo regresar a la realidad, lo miré por unos segundos.
Elli: desde que supe que habías desaparecido de mi vida me hice una infinidad de preguntas, "¿por qué se fue? ¿le hice daño? ¿no me quiso? ¿no fui suficiente? ¿está vivo? ¿y sí le hicieron daño?"- miré hacia en frente mientras recordaba todo lo que habia pasado cuando él se fue.- sentía que tenía muchas razones para odiarte y para no pensarte nunca más, pero una voz estúpida me decía que todos merecen ser escuchados antes de ser incriminados, me gustaría saber la razón por la que te fuiste.
Donovan: cuándo te miré en esa cama de hospital y que me dijeron que tu vida estaba en un hilo, me sentí culpable y por supuesto que lo era, sabía que era mi culpa que tú estuvieras atravesando por ese momento crítico.- suspiró.- no quería perderte a ti también y sabía que si seguía cerca de ti te perdería en un abrir y cerrar de ojos.- lo miré de reojo cuándo sentí que su voz sonó entrecortada.- me senté a reflexionar sobre lo que yo te estaba haciendo a ti, no era justo que pagarás por los platos rotos de los demás.
Elli: así que te fuiste.- asintió, solté un suspiro y desvíe la mirada.
Donovan: el último día que te ví hablé con tu hermana y me confesó lo que mucho tiempo deseé saber, pero en ese momento ya no sentía que había el rencor suficiente en mi alma como para iniciar una segunda venganza, además, yo no soy un asesino.- sentí que su mano acarició mi antebrazo y un escalofrío me recorrió la espalda.- quería amarte sanamente, y sabía que para lograrlo tenía que empezar de cero conmigo mismo, así que me fui de Aspen, estuve en San Francisco todo este tiempo pero tú siempre estuviste conmigo, sabía que en algún momento tenía que regresar y que seguramente nos encontraríamos, confiaba en el destino, así que tomé terapias psicológicas para ser una mejor persona, alguien que mereciera a una maravillosa mujer cómo tú, me dí cuenta de que el dolor que tenía encerrado por la muerte de Hugo me hizo reaccionar con tanta ira y desesperación, luego pasó lo mismo con Uriel, no pude sacar mis emociones y todo esto me transformó en una persona vengativa, aunque realmente no iba a lograr nada matando a los asesinos de mis hermanos, lo único que lograría era convertirme en una escoria cómo ellos.
Elli: me alegro de que hayas decidido dejar atrás todo eso que tanto daño te hacía y que ahora hayas regresado.- solté un suspiro, ambos conectamos nuestras miradas cómo sí con esto quisiéramos decir todo lo que guardaban nuestras almas.- pero te necesite, muchísimo.- el ardor se presentó debajo de mis párpados y sentí húmedas mis pestañas, Donovan pasó su pulgar por mi mejilla limpiando el rastro húmedo de la primer lágrima.
Donovan: lo sé.- sonrió con nostalgia.- me gustaría empezar de cero contigo, quizás es demasiado pronto para que tomes una decisión pero te esperaré todo el tiempo que consideres necesario.- ambos guardamos silencio, me limpie las lágrimas con mis nudillos y le tendí mi mano.
Elli: mi nombre es Elli, es un gusto conocerte.- él soltó una risita y asintió tomando mi mano, dejó un beso encima de mis nudillos y luego me miró.
Donovan: mi nombre es Donovan Davies, y el gusto es mío, señorita Elli.- notaba las lágrimas en sus ojos que se rehusaba a derramar, me llenaba de alegría mirarlo sonreír y con mucha pureza en sus ojos.

UNA VENGANZA EQUIVOCADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora