Capítulo 107

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Nuevamente nos encontrábamos en el hospital, la sala de espera estaba llena pero afortunadamente estábamos a nada de pasar al consultorio, Donovan había insistido en traerme pero en ese momento llegó Fabiola a casa para recogerme, así que me negué, él se atrasó bastante en su trabajo por estar cuidándome.
La bocina nuevamente mencionó mi nombre, ambas nos pusimos de pie y caminamos hasta el consultorio, el médico se encontraba sentado del otro lado del escritorio.
Médico: buenos días.- nos ofreció asiento con sus manos, ambas accedimos.
Elli: ya me entregaron los resultados, me dijeron que no podía abrirlos hasta que usted los leyera.- asintió, tendió su mano y le entregue el sobre en dónde estaban los resultados, se puso sus anteojos y comenzó a leerlos.
Me sentía demasiado ansiosa, mi pie no dejaba de golpear el suelo y sentía el sudor acumulándose entre mis manos, Fabiola miraba con atención cada expresión del doctor.
Médico: no veo ninguna anomalía en tus estudios, tu glucosa está bien, no pareces tener indicios de anemia.- suspiró.- ¿cuándo fue tu último periodo menstrual?
Elli: hace aproximadamente un mes, pero la cantidad de sangrado fue mínima.- asintió, metió los resultados en el sobre y se quitó los anteojos.
Médico: tus resultados están perfectos, Elli, pero aparece la hormona HCG, esta usualmente se da a notar cuándo existe algún embarazo.- mi corazón comenzó a martillar mi pecho, Fabiola se cubrió la boca con ambas manos, yo ni siquiera podía parpadear.- ¿has tenido náuseas con frecuencia?
Elli: a veces, pero lo he relacionado con los momentos en los que lloro o me siento decaída.
Médico: bueno, dicen que cuándo una persona querida se va, otra persona llega a curar el corazón, en tu caso podemos asegurarlo, estás embarazada, Elli.- parecía que mi corazón se había detenido pero nuevamente volvió a latir con más fuerza, tanto que incluso me hacía sentir incómoda.- te voy a dar una orden para que te reciba el ginecólogo, ahí no necesariamente tienes que sacar cita, si no tiene pacientes te atenderá, esto es para saber cuánto tiempo tienes y para que te recete el medicamento adecuado, además de que estás muy débil, necesitas un multi vitamínico que le pueda ayudar también a tu bebé, además, me gustaría que un psicólogo te atendiera, también te daré una orden para ello.- comenzó a anotar cosas en su portátil, después la impresora comenzó a sacar hojas blancas con escrito, él las tomó, después de leerlas, las firmó.
Fabiola: muchas gracias, doctor.- él asintió, nos tendió la mano con una sonrisa, ambas la estrechamos.
Elli: gracias...- su sonrisa se hizo más grande y asintió con un apretón de ojos, tomé las hojas que él me había dado y después salimos del consultorio.
Fabiola: ¡Voy a ser tía!- afortunadamente la sala de espera ya se había vaciado un poco, no sabía que sentir, quería emocionarme pero el miedo me lo impedía casi por completo.- vamos a ver si el ginecólogo está libre.- me tomó de la mano, el pasillo en dónde se encontraban los ginecólogos estaba señalado con un pequeño cartón de una mujer embarazada, en la hoja venía el nombre específico del ginecólogo que me atendería, Fabiola tocó suavemente con sus nudillos, la puerta se abrió mostrándonos a una enfermera.
Fabiola: el doctor del consultorio 4 nos entregó esto.- ella le entregó la orden que habían escrito, la enfermera la tomó entre sus manos delgadas y comenzó a leerla.
Enfermera: adelante.- respondió con una sonrisa, Fabiola me tomó del brazo y entramos juntas al consultorio, había una camilla ajustable en uno de los extremos del lugar, también había un escritorio perfectamente ordenado, el ginecólogo se levantó de su silla poniéndose unos guantes de color azúl cielo.- el doctor Wilson les entregó esta orden para revisión.- él asintió sin tocar el papel, nos miró con una sonrisa y entonces habló.
Ginecólogo: buen día, ¿quien es la paciente?- Fabiola me señaló, quería salir corriendo cómo cuando era una niña y le temía a las inyecciones, asentí.- recuestate en la camilla.- me quité el suéter que llevaba puesto y se lo entregué a Fabiola, me sentía torpe, mis pies no me respondían cómo yo quería y mis manos me temblaban exageradamente.
Ginecólogo: voy a levantarte un poco la camisa.- asentí, la subió hasta donde mi vientre fuese visible.- esto está un poco frío pero nos servirá para ver con exactitud cuánto tiempo tienes aproximadamente, es una ecografía..- no respondí nada, me puso un gel en todo el vientre, tenía razón, sentía cómo sí un hielo se estuviese derritiendo en mi piel. Acercó una pantalla y después tomó un artefacto que fue pasando por encima de mi vientre, lo presionaba levemente y movía de un lado a otro, estuvo haciendo eso por un minuto aproximadamente.- lo encontré.- mi corazón comenzó a golpear fuertemente mi pecho y mi respiración se aceleró, me gire poco a poco para poder ver la pantalla.- es pequeño pero podemos verlo con claridad, tiene el tamaño de un frijol y se pueden distinguir sus deditos.- lo decía con ternura, solté un suspiro al mirar la forma en la pantalla.- ¿cuándo fue tu último periodo?- preguntó mientras presionaba unos botones en la pantalla.
Elli: hace un mes tuve sangrado pero fue en poca cantidad, me pareció extraño pero no tuve oportunidad de darle importancia.
Ginecólogo: de acuerdo, ese pudo haber sido el sangrado de implantación.- me miró fijamente.- este normalmente sucede de 10 a 14 días después de la concepción, es un sangrado leve y puede suceder en cualquier momento del embarazado, algunas mujeres tienen sangrado vaginal durante las primeras 20 semanas de embarazo.- me pasó una toalla por el vientre limpiando el gel restante, después me permitió bajar la camisa, Fabiola me pasó el suéter.- tienes aproximadamente mes y medio, lo que sería un total de 6 semanas.
Fabiola: ¿y todo se ve en orden, doctor?- él asintió dirigiéndose a su escritorio.- no sabíamos que ella estaba embarazada, por lo tanto, no tuvimos los cuidados necesarios, ella está viviendo un duelo, ha dejado de comer y su cuerpo se ha debilitado, me preocupa que el embarazo los perjudique a ambos.
Ginecólogo: ya veo.- guardó la ecografía en un sobre color amarillo y puso su firma en un papel de color blanco que estaba adherido a este sobre.- Elli, sé que es difícil pasar por la muerte de un ser querido, te comprendo, pero ahora es momento de volver a levantarte porque no solamente vas a luchar por ti, ahora tienes una vida más que depende completamente de ti, sí tú estás mal el bebé lo va a sentir, te voy a dar una receta para que compres un multi vitamínico, también pondré pastillas para las náuseas, estas probablemente te causarán somnolencia pero te ayudarán en caso de que tengas náuseas, sobretodo matutinas, tu próxima cita para chequeó será en un mes, te pido que seas puntual y no dejes pasar ni una sola cita, es importante que asistas a cada chequeó para saber cómo se encuentra tu bebé.- puso la receta encima del sobre y me lo entregó.- entonces, nos vemos en un mes.
Elli: muchas gracias.- él asintió con una sonrisa, después de despedirnos salimos del consultorio y después del hospital, Fabiola se dirigió a la farmacia a comprar el medicamento que me habían recetado, mientras tanto, subí al auto.
En cuánto cerré la puerta me cubrí la cara con ambas manos y rompí en llanto, no sabía que haría ahora, era muy tarde para cuestionarme si quería ser madre o no, me sentía en una burbuja sin salida que me ahogaba.
La puerta se abrió de golpe y Fabiola entró, dejó caer las pastillas en el portavasos y me abrazo con fuerza.
Fabiola: todo va a estar bien, Elli.- su mano acariciaba mi nuca, su respiración era bastante tranquila a comparación de la mía.- estoy segura de que en unos días serás la mujer más feliz del mundo, es comprensible que ahora te sientas así, no esperábamos esta noticia, pero si lo piensas bien, llegó en el momento justo.
Elli: ¿qué haré ahora?- me separé de ella limpiandome el rastro húmedo que habían dejado mis lágrimas.- Donovan y yo jamás hemos hablado sobre ser padres, ni siquiera yo me he imaginado siendo madre, dios mío.- nuevamente me cubrí la cara, mi corazón golpeaba tan fuerte mi pecho que podía sentir sus latidos rebotando en mis oídos.
Fabiola: él lo tomará a bien cuándo se lo digas, confía en ello.- me acarició la espalda y me sonrió con ternura.- vamos a casa.
Elli: no quiero decirle aún, necesito tiempo para saber cómo afrontar la situación y encontrar las palabras correctas.- ella me acarició los nudillos y asintió con una media sonrisa, sé que lo entendía o al menos eso intentaba.
Encendió el auto y comenzó a conducir, las nubes comenzaban a unirse hasta convertirse en una sola, poco a poco cubrían la luz del sol y avisaban una posible tormenta, cómo de costumbre, guardé las pastillas debajo de mi camisa, entre mi pantalón, gracias al suéter que llevaba puesto, él no podría verlas y sacar conclusiones.
Recargue mi cabeza en la ventanilla, por más de que quería concentrarme en lo que veía a mi alrededor, no podía, en mi cabeza seguía la imagen de aquel bebé tan diminuto en la pantalla.
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Le pedí a Fabiola que guardara la ecografía y los resultados de sangre, después se los pediría, cuándo estuviese lista para revelarlo. Ambas nos bajamos del auto y entramos a casa, por primera vez había mirado el jardín, siempre entraba por dentro del garaje pero jamás por la entrada principal, algunas plantas estaban cubiertas por el frío y otras simplemente disfrutaban del clima.
Al entrar, Lucia fue la primera en recibirnos, nos dió un abrazo fuerte que ahora mismo me hacía falta, Fabiola le dió un beso en la frente y removió su cabello.
Lucia: en la escuela me regalaron un peluche, ¿quieren verlo?- al ver a Donovan que se acercaba, Fabiola se llevó a Lucía, sacándole plática sobre aquel peluche nuevo.
Donovan: hola, preciosa, ¿cómo te fue?- me dió un beso en los labios y después me abrazó con fuerza, aún quería llorar pero intentaba controlar mis emociones.
Elli: me fue bien, el médico dijo que los resultados habían salido perfectamente bien y solo necesitaba descansar.- él se apartó de mí, sus manos acariciaron mi cara, colocando algunos mechones rebeldes detrás de mis oídos.- ¿y a ti como te fue en el trabajo? 
Donovan: todo bien, cariño, te extrañaba bastante.- me dió un beso en la frente y después comenzó a besarme la cara.- estaba muy preocupado, Fabiola ignoró todas mis llamadas y tú no te llevaste tu celular, no sabía nada de ustedes y eso me tensionaba, comenzaba a creer que te habías puesto mal.
Elli: seguramente comenzaste a llamar cuando el médico nos estaba atendiendo, pero aquí estamos, sanas y salvas.- asintió con una sonrisa, ambos comenzamos a caminar en dirección a la sala.
Donovan: Carmen preparo pescado con verduras, estoy seguro de que te sentará muy bien.- de solo escuchar el nombre comencé a sentir cómo las náuseas subían por mi garganta, asentí fingiendo interés en la comida.- ¿vamos a comer?
Elli: claro, pero quiero ir a ponerme cómoda primero, ¿te parece si me esperas en la cocina?- asintió, me dió un beso en la mano y después dividimos nuestros caminos.
En cuánto entre a la habitación salí corriendo al baño, mis manos temblaban sobre el inodoro y el sudor brotaba en mi frente, al terminar me lave la cara y saque las pastillas para guardarlas debajo del colchón, solamente saque una, la que me controlaría las náuseas, después me puse la pijama.
Nuevamente baje, mi garganta ya no se sentía obstruida pero seguía sin tener apetito, entre a la cocina, los platos ya se encontraban servidos junto a un vaso con un líquido rosado, me senté frente a Donovan.
Tenía pescado en trozos revuelto con brócoli y pequeños trozos de zanahoria, además de arroz blanco.
Donovan: estás un poco pálida, ¿te sientes bien?- levanté la mirada encontrándome con la de él, sé que estaba preocupado, podía notarlo en su cara, pero aún no me sentía lista para decirle.
Elli: claro, debe ser porque últimamente no he dormido bien, después de comer, quiero subir a descansar.- me tomó de la mano por encima de la mesa y asintió con una media sonrisa. Comenzamos a comer, él me contaba de los planes que tenía para esta tarde conmigo, al parecer Lucía se quedaría este fin de semana en casa de Fabiola y Luis, mientras él hablaba mi mente viajaba a otra situación, estaba pensando demasiado en el futuro sin siquiera haber solucionado el presente aún.

UNA VENGANZA EQUIVOCADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora