Capítulo 76

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Me senté mejor en el sofá para poder leer aquella carta, conocía la letra de Donovan y sabía que esta había sido escrita por él, no entendía la razón del porque me había dejado esta carta pero aún así, me emocionaba leerla, quizás aquí me confesaría su amor por mi, aunque claramente el título ya lo dice todo. Despegue la pestaña del sobre y saque la carta que tenía varios dobleces, comencé a desdoblarla hasta que me mostrará lo que había escrito ahí, todo estaba con plumón de color azul, la carta decía:

Mi querida Elli, quizás cuándo leas esto ya habrán pasado algunos días, no te molestes por la llegada tardía de la carta, yo les pedí que te la dieran cuando estuvieses recuperada y no corrieras más riesgos.
Me duele tanto que las cosas tengan que ser de esta manera, porque yo quería que todo fuese diferente, la muerte de mi hermano ha sido sumamente dolorosa para mi familia y para mí, Fabiola no ha dejado de llorar todos los días, y yo ni siquiera puedo llorar, no sé cuál de las dos cosas es peor, tengo una gran responsabilidad con Lucía, ella sabe que su padre ha muerto, pero es muy pequeña, aún no entiende la grandeza de las cosas, piensa que su padre volverá todas las noches a dejarle margaritas en su mesita de noche.
Me dí cuenta de que te he arrastrado hacia mí varias veces, las heridas en tu cuerpo son por mi culpa, te hice llorar en varias ocasiones y no sabes lo mucho que me maldigo cada día por ello, tengo muchas cosas que agradecerte, empezando por traer a mi vida una chispa de luz que creía que jamás conocería, contigo comencé a sentir el ritmo cardíaco acelerado, recordé lo que es sonreír con ilusión, me hiciste sentir en una nube de colores y quería decir cursilerías todo el tiempo, quizás nunca te lo dije pero, tú me salvaste la vida.
No quiero perjudicarte con mis problemas, has estado en riesgo incontables veces y no quiero que exista una más en dónde corramos el riesgo de perderte, mientras dormías me dí cuenta de que no quería a nadie más en mi vida que no seas tú, me dabas paz con solo sonreír.
No quiero hacer esta carta muy larga, quiero despedirme temporalmente de ti, me iré de Dallas y también de Aspen, quiero que mi familia tenga un tiempo de relajación y de estabilidad, además, quiero que las cosas se arreglen para que ya ninguno corra ningún peligro y así poder vivir cómo las personas normales, esta despedida me está doliendo cómo no tienes idea, siento que una parte de mi alma se queda contigo y así será hasta que regrese.
No es un adiós, no creas que te voy a dejar ir tan fácilmente, pero me dí cuenta de que no soy el hombre que tú te mereces, por lo tanto, quiero esforzarme para ser una mejor persona para ti en todos los aspectos, alguien que merezca tus sonrisas, tus besos, tu amor, tu alma.
Mientras tanto, te he dejado un regalo con Nicolás, espero que pronto puedas hacer uso de el, nada me haría más feliz que eso.
Aliméntate sanamente, duerme cómo debe de ser y no te exijas demasiado, mi hermano Uriel me estará comunicando cómo te encuentras y te regañaré si haces algo que te ponga en peligro, sonríe cada día de tu vida y sé una hermosa repostera oficial, cuándo regrese, quiero comer esas deliciosas galletas que preparas, ¿de acuerdo?, no le des a otro hombre tus postres gratis.
Cuídate mucho, mantente lejos de los peligros y si puedes salir de Dallas eso estaría de maravilla, no quiero que estés cerca de Pierre, sé que Nicolás y Ariel te cuidarán y mirarán por ti si es necesario, mantenme en tus pensamientos pero no te olvides de tu felicidad, mi bonita, y no te preocupes por mí, volveré a ti.
Y con toda la sinceridad del mundo me atrevo a decirte que...te amo.
Hasta pronto, mi estrella."

Cada extremidad de mi cuerpo me dolía y me temblaba, sentía el frío recorrer mi espalda baja y las lágrimas ni siquiera me avisaron cuándo saldrían, tenía la esperanza de verlo en los próximos días, incluso quería regresar a Aspen junto a él, pero ahora no había ninguna posibilidad de escucharlo o de mirarlo, comencé a llorar cómo sí fuese una niña pequeña, me dolía el pecho, cómo sí los latidos me estuviesen golpeando bruscamente por dentro, Ariel salió de la cocina a paso acelerado y se sentó a lado de mi para abrazarme, me acurrucó cómo mi madre lo hacía y en lugar de preguntarme algo simplemente me acarició la cabeza y mi brazo izquierdo, me dejó llorar en su pecho y solamente se encargaba de meserme, cómo sí eso de alguna manera me fuese a calmar.
Ariel: llora con libertad, deja que tu alma se liberé un poco, yo aquí estoy contigo y me quedaré hasta que te sientas más tranquila.- su voz suave me hacía sentir en confianza, seguía llorando cómo sí no hubiese un mañana y no podía detenerme.

UNA VENGANZA EQUIVOCADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora