Escape - Todoroki Shouto

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El agarre de su mano aflojó, pero ella se aferró con aún más ahínco.

—¡Sostén mi mano y no te sueltes!

Shouto no podía creer lo que estaba pasando y se debatía entre estar aliviado y exasperado. Sin embargo, lo primero empezaba a ganar mientras su pecho se liberaba de los sentimientos tumultuosos que lo atosigaron al ver a Endeavor a la salida de la escuela. No había respondido sus mensajes y se hacía el dormido cuando llegaba a casa; no quería hablarle de su examen de recomendación para U.A. y tampoco quería mostrarle el holograma de aceptación del director Nedzu.

¿Acaso se le había notado tanto en la cara como para que (T/N), la delegada de su clase, siempre tan apacible, lo tomara de la mano y lo estuviera halando por las calles de Musutafu?

No lo sabía. No quería preguntárselo. Pero con cada metro lejos de su progenitor, se lo agradecía más y más.

—¡¡SHOUTO!!

La chica respingó y apretó más su mano, dio un giro cerrado en una calle y lo apresuró para que pasaran por el espacio diminuto que dejaba el tronco de un árbol y la pared de un parque cercado. Sin dudarlo, se dirigió a un domo de cemento, pintado en diversos colores, y le indicó que se metieran.

Shouto no recordaba la última vez que había estado en un parque y, no solo eso, no recordaba alguna vez haber jugado con alguien. Sin embargo, ahora ya era más grande, más alto, y tenía que encorvarse en el interior, sorprendentemente limpio para lo que veía en los doramas que a Fuyumi le gustaban y que él miraba de paso por la sala.

—Es que pagamos un condominio muy alto como para que no lo limpien —explicó la chica, como si leyera su mente—. ¿Estás bien?

Todoroki se quedó callado. No iba a mentirle, pero tampoco quería hablar porque, si lo hacía, sabía que no se detendría, que todas las emociones acumuladas por una vida se desbordarían para ahogarlo.

—Endeavor... Se ve mucho más intimidante en la vida real que a través de las pantallas —comentó ella, sin saber qué decir o hacer frente a su compañero—. Y es la primera vez que va a la escuela, ¿no? A las reuniones siempre va tu hermana. Fuyumi, ¿cierto? He hablado con ella en un par de ocasiones y...

—¿Cuál es tu punto? —interrumpió Shouto, a la defensiva, no quería que lo asociaran con Endeavor, no quería tener nada que ver, pero el parentesco era tan obvio que lo lastimaba.

—Tu hermana me pidió que cuidara de ti cuando se enteró de que soy la delegada de la clase —repuso ella con cuidado, notando el mal humor de Shouto—. Y cuando vi tu expresión a la salida, no pude...

—¡Basta!

Ella respingó cuando Todoroki alzó la voz. Bajó la mirada, reconsiderando su decisión de ayudarlo, pero lo cierto era que no se arrepentía. Todoroki siempre era taciturno, tajante y solitario, a pesar de que ocupaba los primeros puestos en los estudios y respondía las preguntas de los profesores. Pese a que muchas chicas lo consideraban apuesto, nadie se le acercaba, nadie le dirigía la palabra, era un acuerdo tácito. Quizás se había dejado llevar por las opiniones ajenas, con tal de seguir la corriente para no ser excluida, pero siempre le había parecido inalcanzable e imperturbable. Y no pudo quedarse quieta porque, pese a todo eso, por sus ojos nunca había surcado la desesperación, no del modo que lo hizo cuando vio a Endeavor.

Shouto respiraba despacio, como si temiera romper el fino hilo de seguridad que empezaba a hallar en el pequeño domo. Se sostenía la mano que ella había tomado para guiarlo hasta allí, como si quisiera conservar el calor de la piel ajena porque no recordaba la última vez que alguien lo había tocado así, al menos no desde que su madre...

Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora