Tan solo quería hallar una superficie plana y colocar la frente contra esta para apartarse de todos los pares de ojos que sabía tendría que enfrentar tarde o temprano.
La ansiedad se acumulaba en su pecho y le impedía respirar con normalidad, al punto que pensaba que terminaría desmayándose, a pesar de que nunca lo hacía.
Le tenía pánico a conocer la familia de su novia. De hecho, no había transcurrido demasiado tiempo desde que empezaron a salir; es más, preferiría nunca tener que conocerlos porque no era necesario, ¿verdad?
¿VER-DAD?
Admitía que estaba siendo indulgente consigo mismo cuando no lo merecía, pero sentía las piernas convertírsele en el tofu que había desayunado por la mañana. Tanto así que el papel del regalo que llevaba entre las manos no paraba de crujir ante su agarre tembloroso.
Sabía que Navidad era una festividad importante para la familia de su novia, considerando que eran extranjeros, y se sentía completamente fuera de lugar, como si el hecho de respirar pudiera perturbar la armonía dentro del hogar.
Ahogó un grito y no halló donde meterse cuando el picaporte giró. Se encontró a palmos de distancia del rostro de su novia, ella lucía tan sorprendida como él; sin embargo, se armó con una radiante sonrisa, al punto de que tuvo que apartar la mirada para no dejarse embelesar por tanta luz.
—Tamaki, llegaste —anunció, cerrando la puerta tras de sí mientras su mano cargaba una bolsa de basura—. Iba a dejar esto en el basurero. ¿Me acompañas? Así podemos hacer como que nos encontramos rumbo acá.
—¿Y no que estuve media hora parado frente a la puerta intentando tocar el timbre? —musitó, tomando un extremo de la bolsa para ayudarla—. Suena bien.
Ella rio y le lanzó una mirada apreciativa.
—Digas lo que digas, eres el mejor, Tamaki. No importa nada más, nada que tú puedas creer que es un defecto.
Amajiki apretó los labios en una delgada línea, desviando la mirada de su radiante sonrisa. Sintió el corazón estrujándole el pecho, preguntándose qué había hecho para ser partícipe de la dicha de poder llamarse suyo.
—¿Qué piensas, Tamaki?
—Nada en especial —repuso, ahora sosteniendo su mano luego de botar la basura—. No... No incomodaré a tu familia, ¿verdad? No estoy acostumbrado a este tipo de celebraciones, y no quisiera...
—Estarás bien. Todos estarán entusiasmados por conocerte, y mientras no transformes ninguna parte de tu cuerpo en un tentáculo...
—¿En un tentáculo? —preguntó con inocencia—. No comí pulpo hoy, así que...
—Ah, a mis papás les asusta el hentai de tentáculos que se suele ver aquí en Japón.
—Oh... —Asintió y luego parpadeó, coloreándose de carmesí en un instante—. ¡¿Hentai?! Pero si yo... Tú... Ugh... —Apoyó la frente de su hombro, muerto de vergüenza, imaginándose que ya debían saber de qué iba su kosei por el montón de fotos que rondaban las noticias sobre su trabajo como héroe.
—Tú tranquilo.
—Ahora cómo les haré frente... —susurró, sosteniendo en su mano libre el obsequio que había comprado para todos, no se sorprendería si encontraba el papel rasgado por cómo le clavaba las uñas.
—Vas a estar bien, Tamaki —cantó su nombre con diversión y él solo pudo suspirar de nueva cuenta—. Te guardamos un poco de comida de Nochebuena; te recomiendo que halagues la comida de mamá y la tendrás ganada.
El chico entornó los ojos y, al divisar la casa de su novia, tiró de su mano para cambiar de dirección. Si podía retrasar el momento tanto como pudiese, lo haría sin bochorno alguno. Prefirió tomar la ruta más larga bordeando el parque. La chica se rio entre dientes, dejándose guiar y sabiendo de antemano que Tamaki necesitaba tiempo para lidiar con su fobia social.
—Espera. —Lo detuvo al percatarse del parque de perros—. Veámoslos unos minutos.
Tamaki asintió, recostándose del barandal mientras observaba a los canes jugando entre los túneles y las rampas, siendo guiados por sus dueños mientras ladraban y batían el rabo enérgicamente. Había un akita que excavaba con fruición una pila de nieve como si fuera a encontrar un hueso gigantesco.
La joven rio al verlo y se arrimó al hombro de su acompañante. Tamaki se ruborizó hasta las orejas, pero imitó su gesto, colocando la mejilla contra su coronilla con suavidad, casi como si temiera estar haciendo algo incorrecto.
—Ya estás más tranquilo.
—... Sí.
—¿Seguro?
—A tu lado, siempre. —Curvó los labios con timidez.
Se llevó la mano al pecho, emocionada por sus sinceras palabras. Luego Nejire le preguntaba qué le veía a Amajiki, y ella le respondía que todo, porque él brillaba de forma única, como una pequeña estrella en el firmamento.
Tamaki, de mejor ánimo, se dirigió a la casa de su novia con el firme propósito de dar una buena impresión y pedirles adecuadamente que le dieran su hija a él. Después de todo, de todos los futuros que podía imaginar, no había ni uno solo en el que ella no fuera partícipe.
—(T/N).
—¿Sí?
—Te quiero.
Susurró como si fuera una confidencia y selló sus labios para impedir que el secreto se escapara de los dos.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: ¡Wah! Siento que quedó muy dulce xD Pero me gustó, supongo que Tamaki necesita alguien que le dé apoyo moral.
Jamás pensé ser capaz de actualizar de forma seguida por tantos días; me siento orgullosa ^^
Otro año se va, y me pregunto qué nos traerá el 2019, espero que cosas buenas para todos. Como siempre les digo, disfruten de las festividades, tengan cuidado y pásenla en grande con sus seres queridos.
¡Feliz Año Nuevo! Espero estar junto a ustedes por mucho más tiempo.
Y, como siempre...
¡¡Plus Ultra!! >.<
ESTÁS LEYENDO
Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanfictionPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...