Mañana de Navidad - Shouto

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Uno de los placeres de la vida es saber que la alarma del despertador va a sonar, pero tener la certeza de que no lo hará por ser día libre. Simplemente, podía volver a cerrar los ojos y sumergirse en sus sueños más plácidos y profundos, envolviéndose en el calor de un cuerpo ajeno.

La calidez del sol abrasaba las sábanas de forma agradable. Estiró el brazo para encontrarse con el revoltijo de frazadas en vez del cuerpo de su compañera. Abrió perezosamente un ojo. En un intento de levantarse, volvió a caer sobre su rostro, como si sus músculos cedieran ante su peso y la gravedad.

—Shouto, despierta. —Tocaron su hombro en una suave caricia.

Soltó un quejido, mientras se abrazaba a la almohada. La chica rio de forma límpida y sincera, dándole una palmada cariñosa en la espalda baja.

—Es en serio, levántate. Tengo que limpiar las sábanas.

—No están sucias... —Giró un poco la cabeza para verla—. Huelen a ti.

—A mi sudor —puntualizó, cargando la cesta de la ropa para meterla en la lavadora—. Y a tu sudor.

Todoroki sonrió de forma pícara, casi sin pudor por la serie de reminiscencias que encajarían de pecaminosas de no ser porque ambos lo habían deseado con ahínco.

—No me mires así. —Lo acusó con un dedo procurando desviar la atención a algo que no fueran sus ardientes mejillas—. Voy a hacer el desayuno. Vamos, es Navidad y debemos ir a visitar a mi familia.

El joven héroe rio un poco, a la par que se estiraba, cerrando los ojos para dejarse envolver en su estupor. Se sobresaltó un poco y decidió sentarse, ese sería un buen inicio para empezar la difícil tarea de levantarse —si es que lo lograba algún día—. Aún no recordaba cómo había acabado en la cama de su novia luego de la jornada vespertina de la Agencia, pero ahí estaba y ella ya se había acostumbrado a que llegara sin previo aviso, más cuando le había dado una copia de la llave del apartamento. Era casi como si vivieran juntos, a pesar de que ninguno de los dos había propuesto dar ese paso, aun cuando la mitad de su armario estaba atiborrado en el de ella y viceversa.

Se fregó los ojos y deslizó los pies hasta la cocina del pequeño y acogedor departamento alquilado por ella cerca de la universidad donde realizaba su último año. Rodeó su cintura, sacándole una interjección de sorpresa junto a una carcajada, y apoyó la frente en su nuca.

—Shouto —rio, acariciándole el cabello y alborotándoselo más de lo que era posible—, es en serio, ve a despabilarte un poco, ¿sí?

—Regresemos a dormir —murmuró, en un intento desesperado de escaquearse el tener que hacer algo ese día, halándola rumbo a la habitación de forma tentativa mientras ella se sostenía del mesón entre risas.

—De eso nada. —Acarició sus largos y callosos dedos con cariño, apaciguándolo—. También debemos ir a hablar con Rei hoy; es nuestro día libre y es Navidad —recordó, casi como si intentara mandarle indirectas de lo que representaba ese día para ambos.

Gruñó un poco, ajustando su agarre en el abdomen de la muchacha y jugando con el exceso de piel.

—¡No hagas eso! —chilló, dándole un empujón en vano, puesto que él ni se había movido un centímetro.

—Está bien. —Alzó los brazos, rindiéndose con una sonrisa plasmada en los labios—. Voy a ducharme.

—Hazlo.

—Si quieres acompañarme, eres bienvenida.

Su novia puso los ojos en blanco y negó con la cabeza, añadiendo ingredientes a la licuadora. Shouto volteó a verla una vez más. Movía el pie al ritmo de una tonada en su cabeza mientras tarareaba una alegre canción de su grupo favorito. Suspiró de forma imperceptible y ensoñadora. De verdad la amaba.

Con más ánimo, como si hubiera recobrado energía con el abrazo, fue al baño para asearse adecuadamente. Frente al espejo, recorrió la cicatriz que surcaba parte de su hombro, recordando que lo que a él le parecía antiestético cobraba cierta belleza sublime para su novia —eso también se aplicaba a la fea cicatriz, según él, de su ojo—.

Sin darle demasiada importancia, se colocó un simple suéter negro con un estampado que aseveraba que se trataba de un suéter —cortesía de Midoriya— y unos pantalones de mezclilla. Antes de acudir al llamado de su novia para ir a desayunar, tomó la pequeña caja índigo que hacía una semana había comprado y descansaba en el fondo del bolsillo de su abrigo. La guardó en el pantalón, deslizando los dedos por la superficie aterciopelada e imaginando el pequeño anillo que descansaba en su interior.

Estaba más que seguro de que ella era la indicada. Solo restaba que ella pensara lo mismo de él.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Me encantó escribir este pequeño OS. Me gusta escribir sobre Todoroki teniendo problemas para despertarse por las mañanas, me parece muy tierno xD

Mañana espero seguir con el especial. No sé si será de Mirio o de Ojiro, lo que termine primero.

¡Felices fiestas!

¡Plus Ultra! >.<

Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora