Tener el día libre para San Valentín le parecía una broma, y no era porque no tenía novia. Más bien, la idea de tener una cita con ella —puesto que le debía muchas al estar tan ocupado—, se iba cuesta abajo cuando se imaginaba las filas interminables en un restaurante, la gente aglomerándose a su alrededor y el poco tiempo para pasar con la persona que quería. Quizás debió reservar una habitación privada en un restaurante, pero, la verdad, el prospecto de que su novia fuera a su casa para pasar el día no le disgustaba.
Limpió con cuidado cuanto pudo, quitando la capa de polvo que se había acumulado porque pasaba poco tiempo allí, y cuando estaba, iba directo a su habitación y caía inconsciente sobre la cama. Quería dar una buena impresión, considerando que ella siempre mantenía su pequeño estudio impecable, o al menos cada vez que él iba. Ventiló los cuartos y abrió las cortinas, aguantándose un estornudo cuando el polvo le cosquilleó la nariz.
Se cercioró, como por vigésima vez, de que la nevera estuviera bien abastecida. Y no controló una sonrisa cuando imaginó que podrían cocinar juntos, como si estuvieran a solo un poco de irse a vivir juntos.
Pero, más que eso, agradecía profundamente que ella se hubiera sacado un día libre para él, puesto que ella también solía estar ocupada en su trabajo en la policía. Quería que se divirtieran para que rememoraran con cariño ese día, sea lo que fuera que el destino les tuviera deparado.
Cuando le llegó un mensaje de que había arribado a esa parte de la ciudad, su corazón se desbocó y sus alas se agitaron hasta que algunas plumas se desprendieron y flotaron en el aire para exteriorizar su frenesí. Pronto estaría allí, y tenía pocos minutos para recolectar su usual aplomo. Sin embargo, olvidó modularse cuando por fin llamó por el intercomunicador para que la dejara pasar.
Apenas la puerta se abrió, Hawks la rodeó suavemente con brazos y alas, como temiendo que por apretar demasiado se esfumara en pompas de jabón. Sin embargo, cuando ella lo recibió con efusividad, la estrechó más con afecto. La escuchó reír, intrigada.
—¿Qué hiciste? ¿A qué se debe este recibimiento?
—No hice nada —repuso con un mohín—. Solo te extrañaba.
—Eres adorable, pero nos vimos hace menos de dos días.
—No es lo mismo —dijo, sonriéndole de forma relajada—. Que coincidamos en nuestros trabajos, donde ni siquiera podemos hablar sin que el resto del mundo tenga los ojos sobre nosotros, no cuenta.
—Tienes un punto allí, y otro en el hecho de que me gusta que me abraces.
—Puedo hacer más que abrazarte. —Curvó una ceja de forma sugestiva, disfrutando de cómo se coloreaba.
—Más despacio, velocista —alcanzó a replicar mientras dejaba los zapatos en la entrada.
La ayudó a sacarse el abrigo porque, a pesar de ser febrero y que el clima se había templado un poco más para darle la bienvenida a la primavera, casi siempre llevaba uno debido a su kosei. Según ella, ser capaz de exhalar neblina, muy útil en su campo cuando querían tender, siempre la tenía con más frío de lo que correspondía. A veces, le asustaba que se terminara por congelar desde adentro, así que siempre procuraba que su casa se mantuviera cálida, así tuviera que quedarse en una sencilla camiseta.
Mientras ella se estiraba como un gato en mitad de la sala, apreciando una vez más lo amplio y moderno que era, tomó las bolsas que había llevado con las compras de los ingredientes principales del almuerzo. Lo dispuso todo sobre la isla de la cocina, más pendiente de cómo los pálidos rayos del sol delineaban su figura que de percatarse de que había dejado la bolsa de los camarones congelados muy cerca del borde y empezaban a chorrearse en el suelo.
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
Fiksi PenggemarPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...