Festival Cultural

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Aizawa veía a todos sus estudiantes correr de un lado a otro desde la comodidad de su saco de dormir amarillo, que destacaba demasiado con el ambiente oscuro que habían intentado dar a su salón de clases.

Con koseis como el de Tokoyami, Asui o Uraraka adornaban las partes más altas de la estancia. Gritaban, corrían y colaboraban como solo ellos podían; y debía admitir estaba quedando bien, al punto que quizás podrían ganar el premio a la originalidad ese año.

Se suponía que debían decorar el aula con algún motivo de un país diferente a Japón. Al final, Ashido convenció a todos de disfrazarse de catrinas con un trasfondo oscuro pero vivo, ya que quería salirse del esquema de los demás cursos que hacían de países de Asia o Europa, y recordar los países latinos que, casi siempre olvidados, tenían una vasta cultura.

Así que, con todo y los percances, la mitad del salón procuraba dejar todo preparado mientras la otra mitad era atendida por una amiga de Ashido que se había ofrecido a ayudarlos en esos ajetreados días. Y no era solo imaginación de Shota, (T/N) se los estaba ganando poco a poco, tanto que era casi normal escuchar varias veces en el día cómo comentaban algo respecto a ella.

Aún no entendía qué podía causar tanta intriga entre sus estudiantes. Entendía que era un par de años mayor y eso atraía a algunos chicos —quizás los más descarados—, un kosei desconocido junto a todo el enigma que representaba, y, también, poseía el suficiente carisma como para llamar la atención y hacerse escuchar. Aizawa cerró los ojos; fuera lo que fuese, prefería no inmiscuirse y dejar que todo fluyera.

—(T/A)-san, tu disfraz es genial —halagó Midoriya, dejándose pasar la pintura blanca por las mejillas, agradeciendo que su sonrojo fuera disimulado por esta; no era su culpa que cada vez que observaba esas traslúcidas pupilas algo dentro de él se removiera al punto de tener que desviar la mirada.

—¿Tú crees? —murmuró, concentrada en su trabajo—. Midoriya, ¿te sientes mal? Estás muy rojo. —Tocó su frente con preocupación.

—¡No! —chilló, alejándose con el corazón en la garganta, agudizando la voz demasiado—. E-estoy bien, yo... ¡Me haré cargo del resto!

—De acuerdo. —Parpadeó confundida para luego sonreírle suavemente, incomodándolo aún más—. ¿Qué le pasará? —se cuestionó mientras Katsuki se dejaba caer en el banquito frente a ella.

—Pasa que es Deku-idiota, nada nuevo —bufó, a lo que ella negó suavemente.

—Ustedes podrían ser excelentes amigos —comentó, ganándose un gruñido por parte del menor que exhibía su rostro con el orgullo marcado en sus facciones.

—¿Para ser considerado un fenómeno también? Eso sería denigrante.

—Denigrante es ser tú y creerse genial —dijo Todoroki al captar las palabras de su compañero.

—¡Todoroki is on fire! —exclamó Kaminari, arriesgando el pellejo.

—Nadie pidió sus opiniones —ladró Bakugou, enrojeciendo.

—Ya, ya. Tranquilos —intervino (T/N) al notar las pequeñas explosiones en las manos de Bakugou—. ¿Ocurre algo, Todoroki, Kaminari?

—Sí. —Asintió Kaminari, mostrándole el guion de una obra que entre todos habían escrito, bajo la supervisión de (T/N), y planeaban presentar en su humilde salón.

—Aoyama dice que no tiene pensado admirar la belleza de alguien más que no sea la propia —explicó Todoroki, señalando la línea donde el personaje que representaba Aoyama apreciaba la etérea magnificencia de la Catrina cuando les daba la bienvenida al mundo del más allá.

Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora