Se sentía fatigado.
Lo que había comenzado con una ligera tos, había empezado a deteriorar todo su cuerpo hasta el borde de la exhaustividad psicológica.
No podía rendir bien en las prácticas físicas y le costaba mantenerse enfocado en clases. Era un agobiante sentimiento de asfixia que, en aras de restarle importancia a sentimientos que solo lo confundían y distraían de su objetivo, lo desesperaba un poco más y alarmaba a sus amigos.
Todos habían notado su pérdida de energía, porque ni siquiera tenía fuerzas para reprocharle a Bakugou por su vocabulario, o pedirles ir ordenadamente al comedor. Apenas podía realizar sus actividades normales sin agobiarse demasiado.
Obviamente, al ver su estado lánguido, Uraraka, Midoriya y Todoroki no dudaron en aconsejarle ir a ver a Recovery Girl. Y en serio quería hacerlo, pero la aprensión casi física en su pecho no se lo permitía. No quería, su cuerpo tenía un miedo infundado que no comprendía y estaba demasiado cansado como para intentar hacerlo.
Sin embargo, en el silencio de su habitación, sentado intentando resolver los ejercicios de matemáticas que empezaban a parecerle verdaderos problemas, tuvo su primera señal de alarma. Fue asediado por un acceso de toses que apenas le daba abasto para respirar. El diafragma le dolía y en serio pensó que moriría patéticamente si su cuerpo no empezaba a tranquilizarse. Con los ojos llorosos, fue abatido por una tos que le hizo tener una arcada y, a pesar de lo mal que se sentía, tuvo tiempo de preocuparse por las hojas de ejercicios que llevaba adelantando desde hacía una semana.
Sin embargo, eso fue lo de menos cuando, después de cubrirse los labios, descubrió un simple pétalo amarillo, cubierto de saliva con motas de sangre. Se quedó un buen rato mirando el objeto, y no sabía si decantarse por echarse a reír o a llorar. Debía ser una broma del destino, pero le halló nombre al porqué de sus malestares sin siquiera tener que pensarlo demasiado.
Había escuchado a las chicas hablar del hanahaki, un leyenda que hablaba de amor no correspondido y una real tragedia para quien lo experimentaba. Y, a pesar de que había casos reportados, como la combustión espontánea, nadie quería abordar el hecho como algo real después de que pasaran tantos años sin casi ningún caso nuevo.
Y, por supuesto, con su suerte del asco —aunque él no creía en eso, realmente— tenía que convertirse él en el nuevo caso del año por querer guardarse sus sentimientos por temor a arruinar la amistad tan importante que tenía con ella. Después de todo, quería conservar su sonrisa amigable y la confianza que tenía con él, decirle que se había acercado a ella porque le había parecido una buena persona para después, irremediablemente, enamorarse, le parecía una traición a su amistad. No quería mancillar su relación de ese modo, porque era feliz mientras ella lo fuera. Además, se debía estar ciego para no darse cuenta de que ella estaba interesada en otra persona y, por muy doloroso que fuera, no la culpaba por gustarle Midoriya.
Sin embargo, la abrasión en su pecho y las irremediables lágrimas derramándose por sus mejillas por culpa de su incertidumbre, por fin podían ser explicadas. Evaluó sus opciones para cesar con ese terrible agobio. Podía confesarle sus sentimientos, pero eso no significaba nada puesto que, si no era correspondido, no sé curaría; aparte de que la idea soltaba un no rotundo en su cabeza. Luego, estaba la cirugía... ¿Pero en serio podía confiar en alguien para realizarla cuando habían pasado tantos años sin casos como esos? No se sorprendería si realmente terminaba con los órganos en el mercado negro y él en primera plana del periódico. Su última opción era literalmente morir de amor al puro estilo shakesperiano.
No eran muchas opciones y tampoco una era mejor que la otra.
Carraspeó la garganta, intentando amainar la sensación seca y rasposa. Vio de nuevo el pétalo descansando sobre su mano inocentemente, y lo estrujó. No quería eso, y no sabía por qué los dioses se la ensañaban contra él de ese modo. ¿Acaso no les había bastado con lo que le hicieron a Tensei?
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanfictionPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...