Tsukauchi estaba cansado, y creía que la palabra se le quedaba corta a la pesadez de sus ojos, el síndrome de ojo seco que empezaba a desarrollar —hasta le había pedido consejos sobre lágrimas artificiales a Eraserhead—, y los músculos contraídos en su cuello, que a veces lo obligaban a mantenerse en una sola posición. Aun así, perseveraba. Allá afuera había un grupo de niños esforzándose, creía que lo justo era que él, un adulto, les allanara el camino tanto como pudiera.
Sin embargo, entre todas las tragedias que ocurrían, los días aún brillaban con un poco de esperanza. A veces era por la solidaridad humana; porque un héroe que se había retirado había decidido regresar; en ocasiones, los villanos se entregaban voluntariamente; o los grupos protestantes aceptan buscar refugio finalmente. Eran pequeñeces que lo ayudaban a percatarse de que su labor no era en vano. Y luego había excelentes noticias como enterarse de que su prometida iría a visitarlo, ella misma sacándose tiempo de su ajetreada agenda como paramédico.
—¡Nao! —Ella lo saludó desde la entrada de la oficina, sin importarle que todos se enteraran de su presencia.
Le encantaba que fuera así, que llevara luz a todos los sitios que pisaba. Empezó a repartir bocadillos y saludos a sus colegas hasta abrirse paso hacia él. Finalmente, lo saludó con una radiante sonrisa, a pesar de que en su rostro también se marcaban las ojeras y la notaba un poco más pálida.
—Me encontré con los niños de U.A. afuera, como siempre, son un grupo bastante alegre. —Ella se sentó en la silla frente a él, extendiendo las manos hasta posarlas sobre la de él, colocado sobre el ratón, y acarició su dorso suavemente—. ¿Cómo has estado, Nao? Siento que no te he visto en siglos.
—Han sido cinco días —suspiró él y aceptó las galletas de chispas de chocolate con nueces que le llevó—. Lo siento por no estar para ti.
—No te preocupes, me enorgullece que estés haciendo algo tan importante.
—¿Ya has ido a alguno de los refugios?
Ella curvó los labios y tomó su mano para entrelazar sus dedos.
—Sabes que seremos los últimos en buscar refugio y los primeros en asistir cuando contraataquemos.
—Podría conseguir un permiso y...
—¡Estaré bien! Además, tu no irás a ningún refugio.
—Bueno, pero yo no trabajo en primera línea, tú sí, y no quiero... —Tsukauchi se frotó los ojos y suspiró—. No quiero perderte.
Ella parpadeó varias veces y terminó por sonreírle.
—No me pasará nada. Sabes que mi kosei se encargará de eso, Naomasa.
—Lo sé, es solo que...
—Que estás cansado y, aunque quieres aparentar que no, tienes miedo.
Tsukauchi hizo una mueca, pero asintió. Tenía razón. Lo asustaba que todo saliera mal, que fallaran y con eso condenaran a Japón a corto plazo y al mundo entero a largo plazo. Tenían demasiado en riesgo, demasiado que perder y si podía asegurar que ella estaría bien, lo haría.
Parpadeó cuando ella apretó sus dedos y agradeció el vuelco que dio su corazón cuando ella se inclinó por encima de la mesa. Extrañaba eso, el anhelo que cimbraba en cada una de sus terminales nerviosas antes de besarse. Extrañaba poder llegar a casa con la certeza de que ella estaría allí, esperándolo. Sintió su cálido aliento cosquilleando sobre sus labios, sus dedos acariciando su incipiente barba mientras sonreía.
Quiso maldecir a todo el mundo cuando escuchó la voz de All Might.
—Tsukauchi, ¡tengo noticias sobre...!
Toshinori paró en seco y se cubrió la boca cuando se encontró con la mirada de hastío de Tsukauchi y con su prometida recostada del escritorio.
—Buenos días, señor Yagi —saludó ella, quien lo había conocido bajo ese nombre y no había dejado de tratarlo así aún después de que se reveló que era All Might.
—¡Lo siento mucho! —dijo Toshinori, sus mejillas empezando a arder.
—Nah, no es nada. Tendremos otro momento para hacerlo, ¿verdad, Nao?
Tsukauchi pasó la mirada entre ambos y terminó por suspirar y asentir con suavidad. Definitivamente, su prometida lo tenía danzando sobre la palma de su mano.
—Aunque hubiera sido un excelente incentivo —se lamentó Tsukauchi mientras su pareja reía y Toshinori se disculpaba de nuevo—. Ten cuidado y medita sobre lo que te propuse.
—Siempre y lo pensaré. —Ella acarició el anillo en su dedo—. Tú también descansa un poco. La barba te sienta bien.
Tsukauchi se tocó la barbilla y una sonrisa iluminó su rostro, pese al cansancio y la desesperanza que le respiraba en la nuca. Si ambos lograban salir juntos de esa, quería creer que el futuro sería aún más brillante de lo que era capaz de vaticinar.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Ya saben, yo amo a este hombre desde el primer día que lo vi y ahora está como un papucho cansado tallado por los ángeles. De hecho, este fue el primer OS que escribí para este reto, espero que les haya gustado.
El prompt para este día era "beso interrumpido".
No olviden tomar agua.
¡Plus Ultra! >.<
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanficPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...