Pedido por: AllinsonBlake (Lamento la tardanza y espero que te guste :D)
Aclaraciones: Semi-UA, creo; no estoy segura.
Amé la imagen >.<
:-:
En un domingo normal no había correspondencia; pero desde el inicio de la guerra los domingos representaban una pequeña gota de rocío de esperanza para madres, hijos, esposas y amigos.
Los domingos llegaban los mensajes de los soldados en batalla, algunos en primera línea, otros en zonas más seguras. Sin embargo, todos compartían el mismo alivio al ver al repartidor sobre su bicicleta flanqueando el sendero para abrirse paso a los buzones de las distintas casas.
Por supuesto, ella no era la excepción, y esperaba ansiosamente las cartas de los domingos, entregándole a su vez una carta al mensajero.
Se sentaba con acoplo en el pórtico, leyendo la inscripción tras el sobre, saboreando la desgarbada letra como si pudiera escuchar su voz susurrándole al oído.
Se habían casado un poco antes de que fuera enviado a la guerra, de hecho, lo habían decidido en cuanto se supo del enlistamiento obligatorio a los jóvenes mayores de dieciséis años. Y aún si no hubiera un lazo matrimonial uniéndolos, ella lo hubiera esperado con la misma devoción.
Sonrió al leer su nombre antecedido de un 'A mi amada', le contaba que estaba bien y, tal y como había prometido, le relataba lo que había visto en sus viajes —como habían decidido llamarlo para dejar pasar el mal trago de la guerra—. A veces, dibujaba con trazos inexpertos alguna flor que hubiera llamado su atención y en ocasiones le enviaba pétalos envueltos en el papel de la carta.
Toyomitsu era atento y divertido, y parecía que ni siquiera las arduas batallas en el frente oeste le habían arrebatado su jovial actitud. Después de todo, ahí continuaba estando el Taishiro del que se había enamorado profusamente.
Sin embargo, el día había llegado. Era domingo y cuando el cartero pasó de largo su casa, dejándola sin un sobre en la mano y agitando la cabeza en forma de negación, pensó lo peor. Palideció y por poco no se desmayó.
Escéptica, devolvió los pasos hacia la casa. Quizás aún no era domingo.
Rayos.
Esa era una excusa que ni siquiera podía pronunciar, pecaba de infantil.
Una vez dentro de la pequeña casa que habían conseguido comprar y aún debían pagar, se sintió desolada por el mundo. Jamás se había detenido a pensar en lo gigantesca que se le hacía la casa con ella como único habitante. Después de todo, era un hogar para tres, quizás cuatro. Cuando la habían escogido, Taishiro puso especial cuidado en pensar en las habitaciones de sus futuros hijos, mirando todo con un optimismo futurista.
Pero no había niños correteando... Y tampoco un Toyomitsu que los persiguiera, solo estaban ella y su autocompasión.
Agitó la cabeza, sabiendo que Taishiro no podía estar muerto, podía sentirlo. Se apresuró y salió a buscar un periódico, a ver si tenía suerte y encontraba noticias sobre el estado de la guerra.
Se dirigió con paso seguro a la casa Tsukauchi. Makoto descansaba en una silla en el pórtico, siendo ellos de las fuerzas policiales, seguro sabrían algo.
—Pues sí hubo un ataque frontal en el pelotón del oeste. —Makoto le enseñó la noticia, notando la expresión intranquila de la joven.
—Entonces, por eso no hubo correspondencia —dejó escapar con alivio.
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanfictionPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...