Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader

Muérdago - Midoriya Izuku

Aclaración: AU sin koseis.

:-:

Estaba nervioso, y ni siquiera sabía por qué lo estaba cuando no era él quien tenía que ir a la casa de una amiga para pasar las festividades.

Había invitado a (T/N), su compañera de trabajo a medio tiempo en un preuniversitario, a pasar la noche de Navidad —y la de Año Nuevo, aunque aún no se lo proponía— con él y su madre porque sabía que era el primer año en el que sus padres no podrían pasarla con ella, así que simplemente no podía permitirse dejarla sola.

Sin embargo, jamás imaginó que la chica y su madre fueran a congeniar tan bien. (T/N), apenas llegó, se ofreció a ayudar, tras la excusa de que no quería ser un simple invitada y que se sentiría más en onda navideña si se involucraba en las preparaciones. Se manejaba bien con el cuchillo y no le importaba ensuciarse las manos. Su madre parecía maravillada por tener a ambos adolescentes ayudándola tan ágilmente.

Cuando dejaron el pavo en el horno, que Izuku había escogido para que su amiga se sintiera más a gusto, el chico se dirigió a su madre luego de ayudarla a guardar los platos que había lavado.

—¿Podemos ir a mi habitación? —cuestionó, dejando que sus ojos reflejaran la emoción que albergaba su cuerpo.

—Sí, yo me encargo del resto, cariño. —La mujer asintió, yéndose a su habitación al fondo del pasillo y dejándolos a ambos frente a la puerta, cerciorándose de cronometrar apropiadamente todo mientras decidía darse un muy merecido baño.

—¿Qué haremos? —preguntó (T/N), siguiéndolo adentro, alzando las cejas al ver la cantidad de mercancía de All Might, un hombre que Izuku admiraba profundamente por los favores que había realizado a la humanidad—. Me gusta tu habitación... Es muy original.

—Gracias. —Midoriya sonrió, tomando dos puff, con motivo de los colores característicos de su ídolo, para colocarlos frente a la pequeña pantalla del televisor—. ¿Quieres jugar? Papá me la regaló por mi cumpleaños. —Le enseñó la última consola que había salido al mercado a principio del año—. Cree que con esto voy a pasar por alto su ausencia... Pero yo no soy quien para negarme.

—Nada mejor que aprovechar la oportunidad. —Sonrió tenuemente, queriendo preguntarle por su padre, pero creyendo que no era apropiado por el tono oscuro con el que había teñido la frase.

—N-no estoy seguro de si a las chicas les guste los videojuegos, pero me...

—¿Qué dices? ¡Me encantan! —Recibió el mando que él le tendía—. La verdad es que nunca pude tener una y apenas podía comprar algún juego para la computadora... A veces, algún amigo me invitaba a jugar con ellos, pero la mayoría de los adolescentes no les gusta compartir el mando.

—¿Y entonces qué sentido tenía que...?

—Presumir qué tan buenos eran jugando. —Se encogió de hombros—. No sé, supongo que les elevaba el ego, hasta que me hartaba y le decía a mamá que regresáramos a casa. Siempre me quedaba con las ganas de, al menos una vez, demostrarles que el hecho de ser una niña no tiene nada que ver con lo bien que pueda rendir en un videojuego.

—Bueno, ¡me aseguraré de que lo disfrutes hoy! Estoy seguro de que me vencerás; no soy muy bueno coordinando cosas.

—Eso me quedó claro cuando te vi intentando manejar un auto; aun así, ¡te tomo la palabra!

Jugaron por varias horas, estallando en carcajadas y queriéndose boicotear con codazos y rodillazos en plena competencia. Cuando Inko los llamó para comer, compartieron una deliciosa cena entre risas y anécdotas. En la noche, Midoriya se ofreció a llevarla hasta los dormitorios en el campus de la universidad. Estuvieron hablando un poco, comentando sobre la cena y la trama del videojuego. Una vez frente a la puerta del edificio, ella le sonrió:

—Muchas gracias por hoy. Es... Me ayudaste a aligerar un poco la carga emocional de estar sola. —Bajó la mirada, jugando con sus dedos—. Tu mamá es muy dulce.

—Me alegra. —Sonrió, contagiándose de su nerviosismo—. Mamá estaba muy contenta por llevar una amiga a casa; pensé que estaba exagerando, pero me mandó a decirte que le encantaría tenerte de nuevo en casa.

(T/N) sonrió, agitando la cabeza. Se acercó a él, tomándole las manos.

—Fue genial; así que no te preocupes. Iré todas las veces que me invites.

Midoriya pasó sus ojos de las oscuras pupilas de ella hacia sus manos asidas, notando cómo un intenso rubor empezaba a subirle a las mejillas ateridas por el frío invernal. Nervioso, correspondió su agarre.

—¿Quieres venir por Año Nuevo? Podrías quedarte a dormir para que no tengas que irte tan temprano. Podríamos ver los fuegos artificiales y visitar el templo al día siguiente; también...

—Me parece bien —interrumpió, riendo suavemente—. Si no hay problemas, yo...

—¡No lo hay! Es más, mamá podría prestarte un kimo... —Alzó la mirada, formando una "o" perfecta con los labios—. Muérdago.

—¿Eh? —Imitó su gesto, para luego dirigir su mirada al rostro de Midoriya, el cual estaba completamente rojo y trastocado por sus usuales gestos de pánico.

—Yo... Y-yo... ¡Me voy!

(T/N) parpadeó varias veces, soltando una carcajada nerviosa, azorada. Le hubiera gustado tomarlo del brazo, pero no quería perturbar más su mente; así que lo dejó estar.

—Midoriya.

—¡¿S-sí?! —Ladeó el rostro, ya a varios metros de ella.

—Avísame cuando llegues.

Izuku le sonrió, asintiendo. La chica lo observó perderse tras una esquina. Alzó las pupilas hacia el muérdago y suspiró, quizás sería en otra ocasión. Por los momentos, le gustaría tejer lentamente su relación con Midoriya, como decían, los mejores platos se preparaban a fuego lento.

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Hoy seré breve porque estoy cansada jajaja Pero, me surgió la duda, acá se le dice preuniversitario al sitio donde vas a prepararte para entrar a la universidad, ¿en otros países se llama igual?

¡Espero estén teniendo un excelente día!

¡Plus Ultra! >.<