Aclaración: AU sin koseis.
:-:
Shigaraki Tomura, como había decidido llamarse para abandonar el desastre que había ocurrido en su infancia, agradecía haber sido criado por unos padres adoptivos que habían sembrado en él una diminuta semilla de bondad —cosa que parecía imposible dadas sus circunstancias—. Sin embargo, por su apariencia y su desdén a la sociedad, Shigaraki no podía hallar un sitio al cual pertenecer. Era mayor de edad, se había ido de casa y ni siquiera había intentado ir a la universidad porque la sola idea de verse envuelto en una vida monótona, sin nada que lo impulsara, era repulsiva.
Vivía en una habitación lo suficientemente grande para tener una cama, una mini refrigeradora, y una mesita que hacía las veces de escritorio. Trabajaba en un bar en una calle de mala muerte, era un sitio tranquilo, con un jefe que podía tolerar, y una buena paga. A veces, cuando la duda atosigaba su inestable corazón, se preguntaba si no había nacido para hacer el mal y, si, sobre todo, poseía el poder para derrumbar la estructura de la sociedad.
Sin embargo, aparte del problema que tenía de mantener a flote su estabilidad económica y de lidiar con sus compañeros de turno en el trabajo, había algo que siempre le había complicado la existencia:
Tenía manos resbaladizas. Siempre se le caía todo.
TO-DO.
Era como si hubiera nacido para destruir las cosas, o como si en un universo paralelo tuviera el superpoder de desintegrar los que tocara sus manos. Curiosamente, a pesar de que se suponía que un agarre firme de cinco dedos solucionaba las cosas, mientras mantuviera sus meñiques alzados, no pasaba nada.
Así que, en el colegio, siempre tuvo problemas porque lo tachaban de afeminado, y no ayudaba para nada la leve urticaria que atosigaba su piel, tampoco las cicatrices sobre su cuerpo, y menos el terrible corte de cabello que siempre le había gustado, porque si iba a lucir desagradable, tenía que completar el estilo apropiadamente.
A Tomura le agradaba ese empleo porque Kurogiri, su jefe, no tenía problemas dejándolo ser, y los clientes estaban demasiado abstraídos en ahogar sus penas en alcohol que en prestarle atención al joven que les servía las bebidas. Además, la jovialidad de sus compañeros, con sus personalidades tan desadaptadas le hacían creer que la vida no era tan mala como creía.
Aunque eso no se aplicaba para (T/N), su integrante más avezada después de Shigaraki. A pesar de trabajar en un barrio con muy mala reputación, de siempre tener que ir con gas pimienta y una picana eléctrica para defenderse por la noche si llegara a pasar algo —cosa que no había ocurrido, al menos—, siempre estaba de buen humor, como si su mantra fuese "soy perfecta y no me enojo" o algo semejante.
Así que, sin siquiera pedirle permiso a Kurogiri detrás de la barra preparando bebidas y escanciándolas en relucientes vasos, colocó un disco de vinilo en el antiguo tocadiscos que estaba en una esquina del bar. Empezó a sonar el arrullo de los villancicos, suave para no perturbar el inmarcesible ambiente que siempre parecía envolver al local.
Shigaraki puso los ojos en blanco. Odiaba Navidad. La gente se volvía más hipócrita que de costumbre. Compraban cosas innecesarias. Regalaban mascotas que enviarían a las calles... La creencia de que Navidad era compartir, que era el epítome de la esperanza, le parecía absurdo y risible. Nunca se había molestado en celebrar la dichosa fiesta y solía amontonar los regalos que le daban de pura casualidad al fondo del armario para donarlos posteriormente.
Navidad era una época innecesaria y, por eso, no le molestaba pasar el día trabajando. De todas formas, no había tantos clientes como de costumbre.
—Tomura —llamó con su prístina voz—, ¿me puedes ayudar alcanzando esa botella?
Shigaraki respingó cuando ella se percató de su presencia al entrar en el almacén. Sin mediar palabras, tomó la botella de vino, cerrando sus dedos alrededor de la boquilla. Como siempre le ocurría, cuando sus cinco dedos tocaron la superficie, la botella se resbaló mágicamente. Se vio pagándola de su salario, sin embargo, los brazos ágiles de su compañera la atraparon justo a tiempo.
—¡Por poco! Tomura, contigo cada experiencia es adrenalina pura —bromeó, abrazando el licor protectoramente—. Muchas gracias. —Le sonrió, guiñándole un ojo al pasarle por un lado.
Shigaraki respiró lentamente, cuestionándose por qué dejaba de hacerlo cada vez que ella le sonreía de esa forma, como nadie nunca lo había hecho. Era una sonrisa amable, sincera y queriéndose reír con él y no de él. No sabía qué era eso, pero se sentía tan cálido que deseaba dejarlo estar por el tiempo que pudiera prolongarlo.
Imaginándose la sonrisa burlona de Toga de solo verlo tan descolocado por la chica, suspiró, prefiriendo mantener su máscara de desinterés. Aunque era difícil hacerlo cuando ella siempre lo llamaba por su nombre y se la pasaba tarareando las melodías en el tocadiscos —no importaba si eran insufribles villancicos—.
—¡We wish a Merry Christmas and happy New Year~! —cantaba alegremente cuando no había ningún cliente al que pudiera molestarle—. Tomura, ¡canta conmigo!
Shigiraki ladeó el cuerpo para mostrarle su desinterés, a lo que ella se quejó, zarandeándolo por el brazo.
—No hay clientes, todo está limpio, Kurogiri-san está leyendo... ¿Qué te impide relajarte un poco? Tu rostro inexpresivo no me deja comprenderte. ¡To-mu-ra!
—No quiero que nadie me comprenda —devolvió—. Y no me gusta Navidad.
—Oh, vale, aún no superas tu fase rebelde; ¡pero que te quede claro que no me daré por vencida! —Alzó los puños al aire con jovialidad—. Ay, Tomura, eres como Scrooge, aunque más joven y lindo. —La campana de la puerta sonó y ella se giró para atender a los recién llegados—. ¡Bienvenidos!
Shigaraki separó los labios, procesando el adjetivo que ella había usado para él. ¿Qué diablos era eso? La calidez embargando su pecho y viajándole a las mejillas como jamás le había ocurrido. El desconcierto que le generaba que alguien tan agradable como ella siquiera viera más allá de su aspecto y la muralla huraña que rodeaba su corazón.
Luego, recordó que lo había llamado Scrooge, y no pudo evitar arrugar el entrecejo. Que no le gustara la Navidad no significaba nada más que eso; aunque, si podía escucharla susurrando la letra de los insoportables villancicos otro años más, creía tener algún motivo para ansiar la Navidad.
(T/N) quiso comentar algo cuando notó la expresión más relajada de Shigaraki, con el amago de una sonrisa surcando sus labios; sin embargo, prefirió no decir nada y encapsular esa fugaz memoria en su corazón. Cumpliría su promesa, de alguna forma, lograría llegar a él para hacerle compañía en su autoinfligida soledad.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: No sé por qué me parece tan gracioso que Shigaraki sea atosigado por los contratiempos de su kosei aún cuando no tiene uno xD Pero me divertí escribiéndolo, a pesar de que me cuesta tanto tratar con villanos.
Esto de escribir Au's sin koseis está siendo más difícil de lo que debería ser... Creo que es porque tengo demasiadas ideas en la cabeza y no consigo compactarlas adecuadamente.
Había olvidado decirlo, pero el especial creo que será con Fatgum, Shigaraki (que ya están hechos), Shouto, Midoriya, Bakugou, Tamaki y Hawks ^^
En fin, ¡espero estén teniendo un excelente día/noche!
¡Plus Ultra! >.<
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanfictionPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...