Aliento - Todoroki Shouto

494 80 2
                                    

Trabajar en la Agencia de Endeavor, ahora bajo la responsabilidad de su hijo menor, era estresante.

Había conocido a Shouto en la U.A., cuando ella iba en primer año y él en tercero, después de que la guerra acabara y los aspirantes a héroes disminuyeran alarmantemente. Había entrado por recomendación de su abuela, Recovery Girl, porque si bien deseaba que su kosei fuera útil para los demás, sentía que tenía una responsabilidad aún más importante: no podía desperdiciar su kosei, no cuando poseía las mismas características del de su abuela y ella había sido clave tantas veces a lo largo de la historia.

Sin embargo, tenía algunas diferencias, como que ella, dependiendo del tipo de contacto, podía potenciar la curación y, lo peor, era que el agotamiento terminaba en ella, no en su paciente. Fue así como, mientras iba en U.A., también se preparó en medicina y logró sacar el título algunos años después de graduarse para emplear de mejor manera su kosei.

Luego de eso, aún no comprendía cómo había terminado en la agencia de los Todoroki, pero se esforzaba por ser de apoyo tanto como podía. Además, aunque la apenara admitirlo, le gustaba mirar a Shouto y disfrutaba de sus visitas —no cuando estaba herido— al área médica.

Consideraba que su relación era extraña. Todoroki siempre era cordial, así que no se sentía especialmente halagada cuando la dejaba pasar primero por las puertas o movía la silla para que se sentara. Habían salido a cenar en unas cuantas ocasiones a solas y a veces Todoroki hablaba más de lo que hubiera imaginado y de diversos temas, al punto en el que descubría que nunca se aburría a su lado. Si eso era algún tipo de coqueteo, era muy extraño y no quería sacar conclusiones apresuradas, a pesar de que una parte de ella empezaba a aceptar que le gustaba él.

Le hubiera encantado que sus días continuaran con esa cadencia.

Sin embargo, la sociedad aún tenía mucho por reconstruir. Así que, en pleno ataque de un grupo organizado de villanos, mientras asistía en el campamento médico, curaba heridas con su kosei y suturaba heridas a una velocidad casi prodigiosa, reconoció el cabello bicolor en una camilla.

Por un instante, quiso pensar que quizás se había fracturado algo, había sufrido un golpe que lo había dejado inconsciente y, en el mejor de los casos, se había desmayado por el uso de su kosei. Sin embargo, tan solo con echar un vistazo al monitor de signos vitales que apenas empezaba a marcar los valores, su corazón se detuvo un instante para después desbocarse.

Abandonó todo lo que estaba haciendo para ir donde Shouto.

—¡Necesito que repongan líquidos y hay que detener este sangrado ya! Tenemos un par de minutos a lo mucho antes de que entre en paro.

No tuvo que preguntar qué había ocurrido al ver las heridas por todo su cuerpo, el azul de su traje tornándose oscuro por la sangre. Su respiración era superficial, paradójica, y ella colocó las manos sobre su pecho. Se concentró en curar la costilla rota que palpaba con sus dedos y sintió el pulmón perforado, teniendo que ejercer presión para que su kosei penetrara en su piel y entre los tejidos.

Una paramédico se encargaba de la laceración que atravesaba su hombro. Sin embargo, un enfermero fue el que los alarmó a todos cuando dijo:

—¿Por qué hay sangre en el suelo...?

—No... —susurró la doctora, fijándose en cómo su presión arterial continuaba bajando, unos pocos dígitos a la vez, en el agujero por donde manaba la sangre y manchaba toda su espalda—. No nos puedes dejar, Shouto.

Intentó intensificar su kosei, pero no podía llegar tan adentro y los signos vitales seguían alterándose cada vez, empeorando su pronóstico, así que se inclinó sobre Shouto y juntó sus labios. Sus manos posándose sobre sus orejas para que su kosei fluyera por las mucosas de su boca y por los conductos auditivos.

Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora