Apuntes - Bakugou Katsuki

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A veces Bakugou parecía inalcanzable.

Siempre manejaba su kosei con destreza. Era inteligente, creativo y calculador. Mantenía la cabeza fría ante situaciones tensas y era proactivo. Tenía excelentes notas y un horario de sueño envidiable. Había enlistado sus virtudes en una hoja, que luego tomó la precaución de quemar, y se percató de que lo admiraba.

Sin embargo, también era evidente lo mucho que se esforzaba y realizaba análisis sobre sí mismo en prolongadas sesiones de introspección. Sí, al principio, lo admiraba, pero le bastó con interactuar con él durante el año escolar para percatarse de que le gustaba. Le gustaba cómo sus ojos irradiaban convicción y el carmesí cobraba un tono semejante al rubí, cómo bajaba la guardia a su alrededor y su entrecejo dejaba de fruncirse y hasta se permitía dormir cerca de ella, cómo a veces sus manos se rozaban cuando caminaban uno junto al otro porque Bakugou acortaba sus zancadas para escucharla.

Pero sus sentimientos tan solo podían quedarse así, en emociones reprimidas que palpitaban en su pecho, porque estaban ocurriendo demasiadas cosas y todo se estaba yendo a la mierda y distraerse podría implicar la muerte.

No conforme con todo eso, Midoriya había dejado la Academia y no podían quedarse tranquilos. Por lo que idearon todo un plan para traerlo de vuelta, darle una paliza y, por último, dejarlo descansar. Por supuesto, lo lograron, si toda la clase se unía claro que iban a hacerlo. Así que ahora vivían unos pocos días de tensa paz en los que pasaban las horas entrenando o intentando retomar el ajetreo estudiantil que se suponía que debían vivir en un internado normal.

Para ella, que se jactaba de ser una de sus amigas, cada vez le costaba más pasar tiempo con él, siempre preocupado por Midoriya. No podía culparlo, después de todo, Katsuki le había contado a breves rasgos cómo se habían conocido y su relación durante la infancia, entendía por partes la disculpa que le pidió, aunque desconocía la extensión de su arrepentimiento.

Fue así como ideó todo un plan para dejar una fuerte impresión. Usaría de excusa los apuntes que había tomado prestados hace un tiempo y no dudó en tocar la puerta de su habitación con suavidad. Se balanceaba sobre sus talones mientras tranquilizaba los latidos frenéticos de su corazón.

Curvó los labios cuando Bakugou le abrió. Desde que se conocieron en primer año, había crecido bastante, era más alto, su cuerpo más fornido, y su expresión se había ablandado hasta realmente parecer agradable a primera vista. Por supuesto, su temperamento con tendencia al perfeccionismo continuaba ahí, y esa parte de él también la adoraba.

—Oye, ¿esto no te lo presté hace como medio año? —repuso él, ojeando el cuaderno mientras apoyaba el peso del vano de la puerta; ella se fijó en que su camiseta negra dejaba entrever la mitad de la cicatriz en su hombro izquierdo.

—Estaba limpiando mi habitación y lo encontré. —Ella se encogió de hombros—. Hoy es tu turno de hacer la cena, ¿verdad?

—Sí, ¿por qué? —Katsuki posó sus ojos granete sobre los de ella, cerrando el cuaderno con suavidad.

—Por si querías ayuda. —Se ofreció con una sonrisa.

—No, gracias. Disminuirías la calidad de mis platos, por no decir que los arruinarías.

Ella iba a darle un golpecito en la frente, pero él detuvo su mano y la cobijó entre la de él con suavidad.

—Pero me vendría bien la compañía.

Ella se sonrojó apenas, sin apartar la mirada de la repentinamente huidiza de él. Katsuki suspiró y se frotó la nuca con su mano libre, lucía conflictuado.

—Por cierto, estaba pensando en que podríamos ir a entrenar; pensé en algunas estrategias que podría serte útiles tomando en cuenta tu kosei y tu complexión. He notado que últimamente no entrenas con el mismo entusiasmo y con todo lo que se nos viene encima, me preocupa que vaya a pasarte algo y yo no podría...

Katsuki parpadeó varias veces cuando ella se elevó sobre las puntas de sus pies y acarició sus labios con los de ella, suaves, cálidos, subterfugios, tan dulce que aceleró de manera alarmante sus latidos. Quiso acomodarse al contacto, pero ella rompió rápido el beso, le sonrió y soltó su mano para apresurarse y huir por el pasillo. Katsuki repasó en su mente el arrebol encendido en sus mejillas y decidió que podría emprender la más peligrosa de las travesías para volver a tener esa visión de ella.

Despertó de sus fantasías cuando escuchó las puertas del ascensor cerrándose.

—¡¿Qué diablos?!

Katsuki sintió que se puso de todos los tonos de rojo, sus dedos soltando chispitas y explotando. Se tocó los labios, apretando los párpados en un intento desesperado de grabar cada sensación, cada aleteo en su vientre, su corazón desbocándose aún más de solo escuchar la risa burbujeante de su amiga.

Aunque...

¿Podía seguir llamándola así después de ese beso?

¡Muchas gracias por leer!

N/A: Ese momento en el que este OS tenía 500 palabras y no sé cómo hice para escribir 300 más xD Por alguna extraña razón, este escrito me recuerda al primero que escribí para Bakugou...

Pregunta seria: Quiero escribir una historia larga para Bakugou, ¿prefieren una historia ligera como la que escribí para Midoriya en "Compañeros de piso" o algo un poco más serio mezclando un caso policial y romance?

Para este día, el prompt era "beso robado".

Espero que tengan un excelente fin de semana laboral xD

¡Plus Ultra! >.<

Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora