Luces
Era su primer año como héroe. Lo contrataron en un Agencia y ejercía su profesión tan bien como podía. Era popular hasta cierto punto, sobre todo por su buena personalidad.
Sin embargo, lo que Kaminari aún no podía creer era que, en ese año, había conseguido una hermosa novia. La atesoraba como si se tratara de la joya más preciosa del universo, aunque a veces temía que solo estuviera soñando y que su presencia se esfumara como un ser etéreo.
Su único consuelo era que Jirou siempre le decía que era inverosímil cómo la chica podía reírse de sus malos chistes. Por eso, saber que sus amigos confirmaban su existencia, difuminaba sus infundados temores.
Así que, a pesar de que hacía varios minutos había cruzado el umbral de su apartamento y ella le había colocado una copa con jugo de uvas burbujeante —porque aún eran menores de edad— en la mano, seguía dudando de su lucidez.
—Denki, en serio, quita esa cara. Parece como si acabaras de usar tu kosei...
—Lo siento —espabiló, parpadeando varias veces para despertar de su ensueño—. Es que estar aquí, a tu lado, me parece mágico.
Ella le sonrió, disimulando su sonrojo cuando giró hacia la cocina para revisar el horno donde un pollo se horneaba. Denki oteó la estancia. A pesar de que su novia mantenía todo limpio y organizado, el aspecto añejo del apartamento no ayudaba a convertirlo en algo cercano a un hogar. Además, la ubicación no terminaba de convencerlo.
—Oye, no tienes por qué mirarlo todo como si estuvieras evaluando los riesgos de mi casa...
—Es que vives en una zona peligrosa y me preocupa tu seguridad. —Se rascó la nuca, dubitativo—. Por aquí no suelen patrullar héroes y tampoco policías... Quizás debería extender mi patrullaje por acá.
—Sabes que tu alcance no llega tan lejos —puntualizó—. Además, aún no gano lo suficiente como para poder mudarme a otro sitio.
Kaminari separó los labios, pero los volvió a cerrar con fuerza. La propuesta que rondaba en su cabeza desde hacía ya varios días lo hacía un manojo de nervios, tanto como la primera vez que la invitó a salir.
—¡Y tampoco puedes olvidar que puedo protegerme con mi kosei!
—Lo sé... —musitó, pero luego le sonrió—. Es normal que me preocupe por ti.
—Y lo aprecio —repuso, besándolo cuando pasó a su lado—. ¿Puedes ayudarme sirviendo el arroz? ¡Voy a ir a buscar tu regalo!
Kaminari estiró el cuello para intentar ver de qué se trataba, pero ella giró, entornando los ojos:
—Nada de espiar.
Kaminari le sonrió porque sabía que esa era su debilidad, pero ella no ablandó la mirada ni un poco, perdiéndose en su habitación. Su mente barajó todas las posibilidades de regalos, y un hilillo de sangre se deslizó por su nariz al imaginarse algún conjunto de lencería que pudiera retirar esa noche. Quiso golpearse, pero no lo hizo porque aceptaba que Mineta le había podrido un poquito el cerebro en su época en U.A.
Bajó la mirada cuando ella depositó un paquete cuadrado, en forma de libro, bajo su arbolito en miniatura donde las luces destellaban en patrones ondulantes y de colores. Ella curvó una ceja cuando notó cómo Kaminari ocultaba el rostro, culpable.
—Que estabas pensando, ¿eh? —Deslizó los dedos por su cadera, como si quisiera tantear la firmeza de sus músculos
—¿Yo? Nada de nada, como siempre.
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanfictionPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...