Revolvía los huevos para asegurarse de que no se secaran de más ni de repetir su usual error de quemarlos, aunque Aizawa siempre se los comía sin quejarse. La cafetera emitía gorjeos y expulsaba humo, inundando la estancia de su suave aroma. Tenía prendida la radio, escuchando una emisora al azar mientras tarareaba las canciones. Antes, acostumbraba a colocar la música directamente de su celular; sin embargo, Shota prefería sumirse en las convencionalidades de antes de toda la revolución tecnológica de los últimos años. Era así como, cuando se despertaba, tendía su lado de la cama, seleccionaba cuidadosamente la ropa en diferentes cestos para facilitar el lavado y prefería trabajar horas extra en vez de llevar trabajo a casa, porque el tiempo que pasaban juntos en cualquiera de sus hogares era su más grande presea.
Lo escuchó despertarse, realizar su rutina matutina y acercarse con sus pasos sigilosos, imaginó que le ofrecería su ayuda o intentaría convencerla de que regresaran a dormir. Lo que no esperó fue que se parara justo detrás de ella y se inclinara suavemente para apagar las hornillas. Iba a preguntarle qué pasaba cuando, al sentir sus labios sobre la piel de su cuello, creyó que todas sus terminales nerviosas se encendían y la abrasaban. No era un beso pueril de buenos días.
No.
Sentía la forma de su cuerpo, su respiración ligeramente acelerada, el empeño que sus labios ponían en explorar y marcar su piel como si no la hubieran recorrido decenas de veces.
—Te despertaste muy temprano; pensé que nos tomaríamos el día libre —susurró él contra su hombro, sus dedos deslizando la suave tela de algodón de su pijama para tener mejor acceso.
—No quise despertarte porque ayer parecías muy cansado —comentó ella, ladeando el rostro para darle mejor acceso—. Has tenido días difíciles y a veces te cuesta dormir, así que creí prudente dejarte descansar a tus anchas.
Aizawa murmuró algo ininteligible contra su piel, pero continuó besándola. Posó las manos en su cadera y la hizo girar a la par que recorrían unos cuantos centímetros a la izquierda.
—¡Sho...!
No le dio tiempo de emitir más que un chillido de sorpresa cuando él la alzó con facilidad y la sentó sobre el mesón. La joven se ruborizó al percatarse de la ligera sonrisa que acompañaba su mirada oscura y predadora. Se removió cuando Aizawa posó los labios sobre su barbilla y él rio contra su boca cuando ella no lo soportó más y buscó el ángulo perfecto para rozar sus labios, siempre tan suave y asertiva de un modo que le hinchaba el pecho de cariño.
Suprimió un jadeo cuando él la haló de la nuca para acercarla más. Hacía mucho habían superado la fase de pedir permiso, sus cuerpos mucho más receptivos al tacto ajeno, aunque increíblemente familiar, capaces de comprender qué querían tan solo con sus miradas. Aizawa sintió su garganta vibrar mientras ella suspiraba cuando sus lenguas se rozaron, la vehemencia de sus movimientos coordinados haciéndoles cimbrar la piel, el deseo apenas atenuándose cuando sus dedos recorrían sus cuerpos.
Le encantaba la forma en la que sus cuerpos encajaban. Él ahí entre sus piernas y sus brazos y ella recibiéndolo cariñosamente. Aizawa coló una mano por debajo de la blusa de su pijama y sintió que perdería la cabeza cuando su novia aumentó el frenesí de sus besos mientras empezaba a frotarse contra él, sin vergüenza, sin pudor, porque entre ambos eso había quedado atrás hacía mucho.
Aizawa deslizó sus manos para delinear el contorno de su pierna hasta halarla con firmeza para que ella lo rodeara por el torso. Ella no tardó en sujetarse de sus hombros con ambos brazos, apenas dándose un respiro entre sus besos.
La fascinaba el contraste de Aizawa, a veces taciturno y a veces tan asertivo en la intimidad. Amaba todas sus facetas, pero creía que, en esa, cuando la besaba con vehemencia y recorría su cuerpo con pasión, era cuando podía derretirse entre sus manos y dejar salir su lado más reprochable, sabiendo que él se limitaría a aceptarla y amarla.
—¿Te parece si regresamos a la cama? —propuso Aizawa, separándose apenas un poco.
—A donde tú quieras, mientras no te separes de mí —repuso ella, enmarcando su rostro para apartar algunos mechones de su cabello y tener mejor visión de sus pupilas dilatadas, veladas por el deseo.
—Créeme —Aizawa sonrió contra sus labios, pronunciando su nombre—, en mis planes está permutarme en tu interior hasta que te olvides de quién eras antes de mí.
¡Muchas gracias por leer!
N/A: Tenía mucho tiempo que no publicaba algo por acá medio subido de tono xD El prompt en esta ocasión era beso apasionado, así que de inmediato pensé en Aizawa.
Espero que les haya gustado~
Tengan un lindo día.
¡Plus Ultra! >.<
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Quiero estar a tu lado || My Hero Academia x Reader
FanfictionPuede que nuestros corazones no latan a un mismo ritmo, que nuestras respiraciones no se sincronicen, o que siquiera la silueta de nuestras sombras se entrelacen. Aun así, ¿es mucho pedir que me permitas estar a tu lado? Serie de one-shots. 𝐀𝐝𝐯𝐞...