–Después de que Satsuki-sama me explicó porque necesitaba de mi ayuda, no pude negarme –admitió Mankanshoku Mako al relatar como había terminado en el trabajo de sirvienta –. Extrañe tanto a Ryūko-chan, que acepte con mucho gusto –dijo la chica de cabellera castaña lanzándose nuevamente al cuello de su amiga del mechón rojo.
Ryūko aceptó con agrado el abrazo, pero no pudo sonreír completamente como su amiga. Había algo en su relato que no terminaba de tragarse.
–¿Todo fue plan de Satsuki? –preguntó con duda sujetando a Mako contra su cuerpo.
–En realidad fue Gamagōri-senpai el que lo sugirió –confesó Mako separándose del abrazo pero dejando sus manos en los hombros de Ryūko –. A Satsuki-sama le pareció tan buena idea que arregló todo con Takarada-sama para que pudiera faltar a Naniwa kinman, y estar junto con Ryūko-chan todo el día. ¡Es el mejor trabajo del mundo!
La alegría de la pequeña jovencita de cabellera castaña era tan grande que no pudo evitar contagiar a la del mechón rojo a pesar de su inseguridad o precauciones. Mako se puso de pie sobre la cama y comenzó a dar volteretas y saltos como un infante, sacudiendo la falda de su uniforme.
Era comprensible su felicidad. Tendría un trabajo en el cual le pagaría por estar todo el tiempo con su mejor amiga y a la vez ayudaría a su familia, que siempre se había visto tan menguada de recursos económicos. Todos salían ganando con ese plan, pero lo que no podía sacarse Ryūko de la cabeza era: ¿Qué ganaba Satsuki de todo eso?
–Veo tu sonrisa Ryūko-chan –soltó Mako de improvisto sacando a la joven de mechón rojo de sus pensamientos –, pero no estás feliz ¿Que es lo qué es sucede? –agregó ladeando su cabeza.
–No me fio de esa maldita –dijo Ryūko frunciendo el seño.
–¿Satsuki-sama?
–Algo debe de estar planeado. Actúa muy extraña, a veces podría asegurar que trata de ayudarme, pero cuando estoy por bajar la guardia, termina haciendo algo en mi contra.
–Nop –gimió Mako sacudiendo la mano frente su rostro como si pudiera ayuntar el pesimismo de su amiga igual que una mosca –. No lo creo. A mí me pareció que Satsuki-sama de verdad está preocupada por el bienestar de Ryūko-chan. Solo que no sabe expresarlo.
–Aún así no se pierde nada con que seamos precavidas –agregó la chica del mechón rojo mirando con suspicacia la total seguridad que demostraba su amiga.
–¡CASI LO OLVIDO! –bramó Mako de repente completamente histérica, sujetándose las mejillas, y antes de que Ryūko pudiera preguntarle que le sucedía o detenerla, la chica de cabellera castaña salió corriendo al pasillo a través de la puerta que continuaba abierta.
En un abrir y cerrar de ojos regresó con algo en su brazos. El corazón de Ryūko se detuvo cuando Mako le tendió en brazos a su amada mascota negra y carmesí.
–¡Senketsu! –gritó Ryūko hasta con desesperación, apretando al regordete conejo contra su cuerpo, que se retorció emocionado en sus brazos al percatarse de quien lo sujetaba.
Por unos breves segundos, la chica del mechón rojo olvido donde se encontraba y todo lo que había pasado en los últimos días o los riesgos que corría. Pudo sentir una gran felicidad al tener otra vez a sus mejores amigos junto a ella.
–Mikisugi-sensei lo llevó a casa hace unos días –le explicó Mako con calma –. Al parecer él va a ocuparse en algo importante y no podrá cuidar más de él. Senketsu también ha extrañado mucho a Ryūko-chan.
–Arigatou, Mako –gimoteó la chica del mechón rojo haciendo todo el esfuerzo de que no se le quebrara la voz, mientras alguna lagrimas escapistas escurrían por sus mejillas.
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Remembranzas vivas
FanfictionEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...