A pesar de que sólo se encontraban dos personas presentes en la sala del consejo escolar de Honnōji, aún se sentía una gran tensión en el ambiente, principalmente proveniente de Jakuzure Nonon. Aunque la chica de escasa estatura se encontraba refugiada en su cómodo sofá entre todos sus animales de peluche, tenía una mirada de odio dirigida únicamente a Gamagōri Ira, quien intencionalmente le daba la espalda mientras contemplaba por la ventana el patio escolar.
El presidente del comité disciplinario no ignoraba la punzante mirada de su compañera del consejo, inclusive podía sentirlo como dos cuchillos que se le clavaban en su espalda, simplemente se hacía el occiso fingiendo que nada estaba pasando entre los dos.
Nonon tenía fuertes razones para estar furiosa con Gamagōri y estaba decidida a no permitir que su compañero se escapara, sin que ella se quejara como se debía.
–¡Malditas sean, sapo! –bramó finalmente la chica parándose en su asiento –. ¡No vas a poder huir de esta!
–¿Qué? –soltó el hombre salgo sorprendido, volviéndose hacia Jakuzure.
–¡Actuaste como un cretino desconsiderado! ¡¿Y te haces llamar presidente del comité disciplinario?!
–Jakuzure –dijo Gamagōri conservando la calma y manteniendo sus brazos a su espalda –. Generalmente estamos acostumbrados a tus gritos y sobrenombres ridículos, pero sinceramente ¿no comprendo a que te refieres?
–¡A la estúpida fiesta de Takarada! –se quejó ella pataleando el suelo –. ¡Tú y el maldito perro me dejaron abandonada y sola en Naniwa Kinman!
–¿Eh?
–¡Ni siquiera trates de negarlo, porque sabes que es cierto! –continuó Jakuzure marchando en dirección de Gamagari, quedando cara a cara con él. A pesar de su escaso tamaño, la chica de cabello rosado mantuvo su posición intimidante –. ¡Eres el presidente del comité disciplinario, es tu deber ver por todos estudiantes de Honnōji, y a traviste a dejarme ahí... A UN MIEMBRO DEL CONSEJO... en territorio enemigo, sola y ya entrada la noche!
Gamagōri simplemente se limitó a tragar saliva mientras su rostro se empapó de sudor, sin saber qué decir o responder.
–¡Para cuando me di cuenta, tanto tú como el perro, se habían desaparecido! ¡¿A dónde diablos fuisteis, si se puede saber, baka?!
Gamagōri se sonrojo terriblemente y volvió su rostro tratando de evitar de ser visto por Jakuzure. Gran parte los recuerdos de aquella noche aún estaban frescos en su memoria, y con vergüenza, sólo rascó su barbilla con el dedo índice y dijo:
–En ningún lugar en especial.
A pesar de la furiosa mirada de Nonon, Gamagōri nunca se atrevería de revelarle qué fue lo que pasó con él la noche en cuestión. Precisamente, él se había separado de sus compañeros del comité para perseguir y capturar a Takarada Kaneo. Tuvo que luchar con los estudiantes de Naniwa Kinman, escapar de los proyectiles de comida y vencer las barricadas para finalmente conseguir su objetivo. Ante la sorpresa de los que se encontraban ocultos con Takarada del otro lado de la mesa que le servía de escudo, Gamagōri atravesó todas sus defensas de un solo impulso, lanzándose contra la madera y destrozándola con su pesado hombro izquierdo. Entre la lluvia de astillas, su objetivo intentó escapar, pero Gamagōri se arrastró por el suelo como un desesperado y logró sujetar a su enemigo antes de que este lograra ponerse de pie.
–¡No vas a escapar de mí, Takarada! –rugió el joven cubierto de sudor, astillas y comida, sujetando con fuerza las piernas del presidente escolar de la escuela enemiga –. ¡Soy Gamagōri Ira, el escudo viviente de Kiryūin Satsuki! ¡Y vas a pagar por los crímenes que has cometido contra ella!
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Remembranzas vivas
FanfictionEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...