Los negocios de Kiryūin Ragyō iban de maravilla, mucho mejor de lo que se había imaginado; su línea de ropa de estudiantil había logrado salvarse, con una brillante estrategia de mercadeo y, una nueva y prometedora colección estaba en desarrollo. Según sus fuentes no había evidencia en su contra que la involucrara en la muerte de Kinagase Kinue y la de su ex esposo (aunque ella no había tenido que ver con eso último). Las inversiones de REVOCS subieron un par de puntos más en la bolsa de valores y nuevos proyectos estaban a la puerta. Aún así, la empresaria y poderosa mujer estaba insatisfecha y profundamente molesta.
Sus planes y malos deseos contra sus propias hijas no estaban resultando como ella esperaba. Aunque Satsuki y Ryūko aún no se llevaban bien, se había generado una especie de tregua entre ambas, en que se evadían mutuamente evitando cualquier conflicto. La mayor de sus hijas actuaba mucho más respetuosa y obediente, aunque claramente se detectaba su desdén hacia ella.
La osadía de la chica del mechón rojo se había menguado y simplemente se portaba levemente insolente en su presencia. Sus intentos de escapar se habían acabado e incluso deambulaba con naturalidad por la mansión. Todo desde la llegada de la joven criada de cabellera castaña.
Eso había llamado la atención de la malévola madre, que quiso conocer a fondo a aquella jovencita capaz de generar tremendo cambio, en la bestia salvaje que era Ryūko, convirtiéndola en una dócil gatita.
–Mako es tu nombre ¿verdad? –le preguntó a Ragyō a la chica una vez que su leal mayordomo logró arrastrarla hasta su oficina.
–Así es –dijo Mako con respeto ante la impresiónate e imponente postura de la madre de su mejor amiga. La tonta jovencita estaba sumamente feliz de poder conocerla, aunque era ignorante del peligro que podría representar esa mujer –. Desde el día que nací, o al menos eso me dijo mi otoosan.
–Y dime –comentó Ragyō ignorando el último comentario de la chica –. ¿De dónde te ha sacado Satsuki?
–¿Sacado? De donde más, de mi casa –contestó Mako con una enorme sonrisa ignorando la reacción estupefacta de la mujer delante de ella.
–¿Cómo Ryūko y tú están relacionadas? –cambio la pregunta Ragyō y el tono de su voz ante la primera respuesta de la jovencita.
–¿Relación? –soltó Mako sonrojándose –. Ryūko-chan y yo somos muy buenas amigas, pero no esa clase de amigas –agregó cubriéndose las mejillas con ambas manos.
–¿Cuáles son las intenciones de Satsuki al traerte aquí? –bramó la mujer perdiendo la paciencia.
–No sé las intenciones de Satsuki-chan, pero deben ser las más buenas. Santa Claus solo trae regalo a las niñas buenas.
Cualquier plan que pudo tener Ragyō para utilizar o manipular a esa jovencita en contra de sus hijas quedo descartado después de esa única, fatídica e inútil conversación. Por su parte Mako nunca se dio cuenta de la irritación que provocó en la madre de su amiga y le alegró mucho el haberla conocido.
Fue así como la mujer se quedo sin ideas de cómo romper el espíritu de sus hijas y tenerlas bajo su control, como ella siempre había deseado. Y para su desgracia, Nui su principal cómplice en sus andadas, no le resultaba de gran ayuda. En realidad se había convertido en otra molestia.
Su pequeña muñequita rubia había cambiado radicalmente, generalmente se le encontraba crispada y arisca, encerrada en su habitación, realizando tareas monótonas y murmurando por lo bajo. Las criadas de la muchachita estaban muy asustadas con su comportamiento, que se había vuelto mucho más agresivo de lo normal y destructivo de sus propias pertenecías.
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Remembranzas vivas
FanfictionEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...