Déjame ayudarte

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La limosina se detuvo frente a la puerta principal de la mansión justo en el momento en que Kiryūin Satsuki salía por ella. Lo criados le preguntaban constantemente a donde se dirigía a tales horas de la noche y con tan mal clima, pero la joven los silenció a todos con una simple mirada sobre su hombro.

La chica de cabellera negra y larga abordó el vehículo (conducido por su fiel mayordomo) encontrándose adentro de éste a sus leales compañeros de consejo. En uno de los asientos laterales Inumuta Hōka tecleaba rápidamente en su computadora portátil que llevaba sobre su regazo; Jakuzure Nonon estaba en el asiento frente a él recostada cómodamente; en el extremo inferior estaba muy apretujado Gamagōri Ira, debido a su gran tamaño; y a lado de él, Iori Shirō los acompañaba con una mirada de desconcierto.

Cada uno de ellos saludó a su líder con un leve asentimiento de la cabeza, mientras que Satsuki se acomodaba en el asiento al final, cruzando sus largas piernas y colocando su espada a un lado de ella.

–Detalles –dijo la joven de cabellera larga una vez que la limosina arrancó hacia su destino.

–A eso de las veintiún horas con treinta seis minutos se reportó un altercado en el salón karaoke que se encuentra en el centro de las cuidad –se apresuró a informar Inumuta a su líder, leyendo el registro exacto de los datos en su computadora portátil –. Las autoridades tardaron casi veinte minutos en llegar al lugar de los hechos –el joven alzó la vista sobre su laptop para captar la vista de los demás tripulantes del vehículo –. Según el reporte policiaco, el interior del lugar había sido destruido por un grupo de agitadores. Matoi Ryūko, Mankanshoku Mako y Takarada Kaneo fueron detenidos en la escena junto con otras diez personas –agregó dando vuelta a la pantalla para mostrar las imágenes del careo –. Fukuroda Takaharu y Hakodate Omiko fueron llevados al hospital general debido a sus heridas, su estado es estable y fuera de peligro; la policía espera a que recuperen el conocimiento para iniciar el interrogatorio.

La limosina dio una vuelta muy cerrada a causa de la lluvia, que provocó que sus ocupantes se deslizaran levemente en sus asientos. El movimiento provocó que Satsuki mirara casualmente por la ventanilla empapada por la llovizna y captara las luces de otro vehículo.

–En cuanto a Matoi y su grupo siguen detenidos en el precinto –continuó Inumuta ignorando la interrupción y volviendo de nuevo la pantalla hacia él –, debido a que no pueden ser interrogados sin la presencia de un tutor legal por ser menores de edad. Al parecer, que las autoridades planean dejarlos pasar toda la noche detrás de las rejas, debido a que no han podido contactar a ningún responsable.

–De acuerdo –agradeció Satsuki el informe con un leve asentimiento de la cabeza –. Gamagōri, tú fuiste el que dio la alerta –agregó volviéndose hacia el joven de gran estatura que apenas cabía en el vehículo –. ¿Podrías decirnos que sucedió?

–Por supuesto, Satsuki-sama –dijo este con una leve reverencia con la que solo consiguió que golpeara su cabeza con el techo del automóvil al enderezarse –. Ya me he adelantado en contarle a Inumuta toda la trama de sucesos fueron planificados por Ōgure Maiko, pero Jakuzure e Iori aún lo ignoran.

–Ya sabía yo que no había que confiar en esa –espetó Jakuzure cruzando la piernas y su brazos al mismo tiempo.

–Continua, Gamagōri –le pidió Satsuki ignorando la interrupción.

–Yo también tenía mis sospechas sobre ella, Satsuki-sama –contestó Gamagōri –. Fue por ello que la estuve siguiendo con cuidado, vigilando cada uno de sus movimientos en las últimas semanas. Descubrí varias de sus cámaras y micrófonos, ocultas en la sala de consejo; también me enteré por miembros del consejo disciplinario que Ōgure sonsacaba información y aparatos del equipo audiovisual e informática de Honnōji.

Remembranzas vivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora