Otra mañana inició tranquilamente en la casa de los Mankanshoku. Sukuyo levantó con ternura a cada uno de los chicos y les preparó el desayuno con amor. La mujer era una madre dedicada y abnegada por su familia, era la única figura materna que conocía Ryūko. La verdadera madre de la chica había muerto cuando ella era pequeña o al menos eso fue lo que le dijo su padre, pero nunca le reveló como había sucedido. Ryūko inclusive ignoraba el aspecto que ella tuvo, ya que en su casa nunca hubo fotografías de ella. Cualquier otra persona estaría determinado a saber sobre quien eran sus progenitores, pero en el caso de Ryūko, estaba acostumbrada a las lagunas de su pasado que su padre no tenía intenciones de aclarar.
Cuando la amistad de Ryūko y Mako se volvió cada vez más fuerte, la presencia de la chica en la casa de los Mankanshoku fue más constante, lo cual desarrolló en Sukuyo un gran cariño por la chica, viéndola como otro de sus hijos, algo que realmente necesitaba la niña con la constante ausencia de su padre. En cuanto a Ryūko, los Mankanshoku y Kinue se habían convertido en la única y verdadera familia que tenía.
Una vez que habían terminado su desayuno y se habían arreglado, los tres chicos se marcharon para sus respectivas escuelas. Mataro se separó pronto de Ryūko y Mako, una vez que se encontró con su pandilla de pequeños bandidos y corrieron en una dirección contraria a la que llevaba a su escuela.
–Creo que mamá nos ha puesto para el almuerzo algunas de sus misteriosas croquetas –comentó Mako revisando la lonchera que su madre había envuelto en un delicado pañuelo rosado –. Me pregunto cuál será el relleno de esta vez...
Ryūko no le puso mucha atención, estaba completamente absorta en su pensamientos, los cuales la habían aquejaron la noche anterior y le impidieron dormir. A pesar del apoyo de Kaneo y las palabras de ánimo de Mako, la joven estaba convencida que la situación en la que se encontraban era sería. Kiryūin Satsuki y su tropa de Honnōji habían demostrado ser una verdadera amenaza; eso no quería decir que no estuviera entusiasmada por enfrentarlos nuevamente. Lo que le preocupaban eran sus amigos y el maldito festival de las banderas. El evento era peligroso, y aunque no le importaba quien ganara, la victoria de Naniwa Kinman sobre las demás escuelas era la única forma de asegurar la seguridad de sus amigos. Pero para llevar acabo eso, debía obtener las demás banderas y al mismo tiempo defender la suya. Resultaría ser más difícil que simplemente proteger la escuela.
–... prefiero el relleno de pulpo que el de camarón... –continuó hablando alegremente Mako sin percatarse que Ryūko no le prestaba atención.
La chica observaba en silencio sus muñecas que se encontraban vendadas. Las manos del Sangeyama Uzu se habían quedado marcadas en su piel ante su fuerte apretón. El solo recuerdo soltó una leve punzada de dolor a Ryūko. Si no hubiera llevado a Senketsu conmigo, no lo habría logrado.
Pero a pesar de lo útil que le resultaba la compañía de su conejo mascota, Ryūko tomó la difícil decisión de no llevar a Senketsu con ella a la preparatoria en los siguientes días. En realidad fue una tarea casi imposible, ya que Senketsu estaba tan acostumbrado a seguirla, que inmediatamente la vio arreglada con su uniforme, saltó sobre su maletín listo para salir. Ryūko tuvo que hacerlo a un lado, y cuando estaba por salir por la puerta delantera de la casa, él la siguió rápidamente dando saltitos. El señor Mankanshoku tuvo que sujetar al conejo para que no siguiera a Ryūko hasta la calle, pero ella podía escuchar sus quejidos mientras se alejaba de la casa.
No había sido una decisión sencilla, pero entre los pensamientos que la agobiaron la noche anterior, la voz de Mikisugui Aikurō resonó entre ellos. Él hombre estaba en lo cierto cuando le dijo que sus acciones podrían ser molestas para otros.
Ryūko odiaba cuando Mikisugui tenía razón.
Ya había metido a Keneo en muchos problemas después de la pelea, no quería complicar más la situación llevando a Senketsu a la escuela, al menos por el momento. Una vez que las cosas se calmaran, volvería a llevar a su mascota a todas partes.
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Remembranzas vivas
FanfictionEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...