No era nada nuevo para Ryūko y Kaneo encontrarse en la oficina de la directora de Naniwa Kinman. Generalmente se debía a que ella se metía en problemas y a él sacándola de ellos. Y esa vez no era diferente, pero eso no evitaba que se sintieran incómodos.
–Cuando el consejo de padres de familia aceptaron la participación de la preparatoria en el festival –dijo la mujer furiosa sentada frente a su escritorio –, no sé imaginaban el caos que conllevaría. Pero yo sabía exactamente que iba a pasar, así que no es ninguna sorpresa para mí tenerlos a ustedes dos metidos en todo esto.
Ryūko y Kaneo estaban sentados del otro lado del escritorio, cubiertos de tierra y con el cabello despeinado. A Kaneo los lentes le colgaba chuecos de la nariz y Senketsu estaba hecho un ovillo en el regazo de Ryūko. Ambos chicos tenían los hombros caídos y una expresión de indiferencia en el rostro. Realmente no deseaban estar ahí y en especial con esa mujer gritándoles, después de todo lo que habían pasado.
–En nuestra defensa –comentó Kaneo levantado la mano –, nosotros no fuimos los que destruyeron la escuela.
–Es un gran consuelo saber eso –le respondió la directora con descarado sarcasmo –. Ahora los daños materiales y los estudiantes heridos, están completamente justificados.
–No tiene porque hablarme de esa manera –se quejó Kaneo frunciendo el ceño. Todo resultado fue consecuencia de la pelea, no era culpa ellos. En realidad deberían darles la gracias (en especial a Ryūko) por haber defendido la escuela.
– ¡Puedo hablarte como desee! –gruñó la mujer –. Aunque su madre tenga comprado al sindicato y al consejo de padres, no significa que seas dueño de esta escuela.
– ¿No fue Takarada-sama quien pagó la expansión del instituto? –preguntó Ryūko haciendo memoria del nuevo gimnasio, jardín y alberca habían sido financiado por el conglomerado Takarada.
– ¡Urusai, jovencita! ¡Ustedes dos se dan tanta importancia como si pudieran hacer y deshacer lo que deseen! ¡¿Y QUÉ DEMONIOS ESTA HACIENDO ESE ANIMAL AQUÍ!
Los tres se volvieron hacia Senketsu, quien despertó de su sueño y alzó las orejas como si supiera que hablaban de él.
–Oni -sama –agregó Kaneo apoyándose contra el escritorio y bajando el tono de su voz –. ¿Podemos hablar esto en privado?
–No.
–Le conviene.
La mujer entrecerró la mirada mientras se ponía más roja de coraje. Sabía que intentaría Kaneo, estaba por sobornarla.
–Matoi, desaparece –le ordenó la directora sin mirarla. Ryūko no dudo ni un ínstate en levantarse de su silla y salir de la oficina sin mirar atrás.
Aunque Ryūko sabía que el problema estaba resuelto, se quedo a esperar a Kaneo en el pasillo fuera de la dirección. Se sentó en el suelo, contra la pared y con delicadeza, acarició las orejas de Senketsu que le devolvía una mirada curiosa con su único ojo.
En su espera, Ryūko se preguntó a sí misma cuantas veces Kaneo había salvado la situación arrojando dinero. Era una obvia ventaja tener tanto capital como para desaparecer los problemas. Ryūko no contaba con esa opción personalmente; su padre si era un hombre rico, sus experimentos y prestigio le había permitido formar una fortuna que le aseguraba una vida cómoda a él y a su hija. Aunque Ryūko no podía disponer de ese dinero como lo hacía Takarada, el padre de la chica cubría todo gasto y capricho que pudíera aparecer; pero encubrir delitos menores no entraba en la lista. Además la fortuna Matoi no era nada compara con los recursos del conglomerado Takarada.
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Remembranzas vivas
FanficEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...