Amistad

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El mayor daño que había adquirido Naniwa kinman durante el ataque de Honnōji se había concentrado principalmente en el perímetro externo de la estructura principal, por lo cual la mayoría de la escuela se encontraba en buen estado; Mako y Ryūko no tuvieron problemas en guiar a la chica nueva por los desolados pasillos del instituto. Le mostraron las aulas, la sala del consejo escolar, el comedor y las canchas de tenis.

Mako le expresaba alegremente una detallada explicación de cada mínimo rincón de la escuela. Ryūko por su parte, se mantuvo al margen; su personalidad precavida y poco social le dictaminaba no fiarse con tanta facilidad de la chica nueva. Cuando finalmente terminaron el recorrido, se quedaron en el gimnasio, ya que a Ryūko le nació la repentina necesidad de entrenar un poco; estaba ansiosa por verificar que las nuevas heridas en sus brazos no entorpecieran su habilidad con la espada.

Ōgure Maiko observaba con sorpresa la impresionante capacidad de Matoi Ryūko para maniobrar la espada. Tanto ella, como Mako permanecieron sentadas en las gradas del gimnasio mientras Ryūko practicaba con destreza sus movimientos, a pesar de la hakama de mayor tamaño para ella que llevaba puesta.

–Matoi-san es increíble –murmuró la chica nueva sin apartar la vista de la joven que entrenaba.

–Así es –le aseguró Mako muy sonriente –. No hay nadie que pueda rivalizar con Ryūko-chan. Ella es muy fuerte y ágil, además tiene la determinación de continuar luchando sin importar lo difícil de la situación en que se encuentre. Posee un espíritu inquebrantable y un temple de acero.

–Wow, Mako -san. Eso si es toda una descripción.

–Es la pura verdad, ya que para mí sería imposible mentir sobre Ryūko-chan. Fue ella la que venció a los invasores de Honnōji y sin ayuda.

– ¿E-es enserio? –exclamó Maiko sorprendida dando un brinquito en su asiento –. Realmente Matoi-san no tiene igual.

Mako asintió en silencio pero con una sonrisa de oreja a oreja.

–Mako –la llamó Maiko un poco apenada –. No quiero ser... no quiero causar inconveniente, pero... ¿puedo hacerte algunas preguntas?

–No, no es inconveniente –dijo Mako sacudiendo su mano como si ahuyentara un mosquito –, puedes preguntarme los que quieras, mientras no sea sobre matemáticas.

Maiko rió por de bajo antes de comenzar su repentino interrogatorio:

– Por lo que veo conoces muy bien a Matoi-san...

–Claro que sí. Somos lo que los norteamericanos llaman "BFF", las mejores amigas del mundo.

– ¿La conoces desde hace mucho tiempo?

–Desde que éramos muy pequeñas. Cuando nos conocimos, ella me rescató de unos niños abusivos; aunque en un principio me dio miedo, pronto me di cuenta que era maravillosa persona con un buen corazón y solo que algo diferente a los demás. Por eso mucha gente la rechaza y la evita, y si yo no fuera su amiga, Ryūko-chan sería una chica muy solitaria. Pero eso nunca pasara, porque yo siempre estaré a su lado.

˃˃Fuimos a la misma primaria y secundaria aunque su padre quería mandarla a unas prestigiosas escuelas en Kantō, pero ella se negó y prefirió asistir junto conmigo a pesar de que eran escuelas más simples. Ryūko siempre ha estado a mi lado y me protege, y yo permanezco a su lado porque ese es mi lugar. La conozco como mi mano y se todo lo que pueda pasar por su cabeza. Incluso a veces trata de engañarme cuando algo le preocupa, pero yo me doy cuenta; nunca se lo digo, pero tampoco la abandono.

Ante aquella cálida explicación, Maiko sonrió con ternura y entrecerró la mirada al dirigirse a Mako.

–Suena maravilloso una amistad como esa – dijo la chica con lente casi en susurró haciendo que Mako perdiera su sonrisa por unos segundo –. Desearía tener algo así.

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