Para Ryūko, la rareza del día continuó a lo largo de toda la mañana. Con los alumnos estaban ocupados preparando la defensa de la escuela por un posible ataque, los maestros desistieron de dar sus clases y se suspendieron por el resto del día. Sin verse con nada más que hacer, Ryūko marchó hacía uno de los gimnasios para practicar un poco. Como siempre, tomó el equipo de kendo sin la necesidad de pedir permiso. Ryūko poseía el apoyo del presidente del comité escolar lo que le permitía hacer casi lo que le diera la gana; y además los integrantes del equipo de kendo se encontraban con los demás estudiantes en el campo escolar, por lo cual nadie se daría cuenta de sus acciones.
Se cambio el uniforme escolar morado por una hakama azul marino y sujetó su cabello en una simple coleta. Como la mayoría de los miembros del equipo de kendo eran hombre, el traje tradicional le quedaba algo grande y las mangas se le deslizaban de los hombros de vez en cuando, revelando el top blanco que llevaba debajo de la ropa; eso no le importó mucho, le daba más libertad de movimiento y además, se encontraba sola. Casi siempre entrenaba en solitario, con obvia excepción de la presencia de Mako; pero en esa ocasión, solo Senketsu estaba con ella, recostado sobre el estuche de acero que había dejado en la gradas del gimnasio.
Ryūko tomó uno de los shinai que permanecían guardados en la bodega y comenzó a practicar sus movimientos con la espada contra uno de los maniquís. Ryūko nunca había entrenado para el kendo y nadie le había enseñado a pelear; las situaciones y enfrentamientos de su pasado la habían forjado en un estilo de pelea propio, rápido y errático. Su habilidad de ser impredecible era su mayor fuerza y sabía explotarla a la perfección.
A como transcurría la mañana y azotaba con fuerza el muñeco de práctica, comenzó a percibir extraños ruidos provenientes del patio escolar. Lo ignoró al principio, pero ha como pasaba el tiempo se volvían más estridentes y descifrables.
– ¿Qué será eso? –se preguntó a sí misma deteniendo su ultima embestida contra el maniquí. A pesar de los extraños ruidos, volvió atribuírselos a los preparativos que realizaban en el patio escolar y trató de no distraerse.
Ryūko dejo aún lado el shinai; decidió que había llegado el momento de practicar con armas de verdad. Sin querer, despertó a Senketsu al apartarlo del estuche de acero donde guardaba el último regalo de su progenitor. La joven siempre se preguntó cómo su padre había accedió a sus peticiones y consentirle ese capricho, Kinue y Mikisugi también se preguntaron lo mismo; pero probablemente para el padre de la chica, fue una especie de retribución por tantos años de ausencia emocional. Aún así, eso no impidió que unos meses después de recibir ese regalo, Ryūko y su padre discutieran horriblemente.
La chica estaba por abrir el estuche cuando los estruendos del exterior fueron aún más estremecedores y claros de descifrar, hasta Senketsu alzó sus orejas con tanto escándalo. Eran gritos. Ryūko no podía ignorarlo más, y estaba convencida que en el patio escolar se estaba librando una batalla.
–Mako –fue la primera preocupación que vino a su mente ante tal hecho. La imagen de sus amigos en problemas la impulso a abandonar su entrenamiento. Tomó a Senketsu y lo escondió entre sus holgadas ropas, mientras que su estuche de acero se lo colgó al hombro antes de salir corriendo del gimnasio.
Mientras corrías por los pasillos de la escuela, Ryūko podía escuchar con mayor fuerza los gritos de los alumnos.
–Malditas sea –masculló para sí sin detener su marcha –. ¿Qué demonios está pasando?
Cuando estaba por llegar a las puertas de entrada del edificio principal, los cristales de las ventanas de los pasillos estallaron ante los cuerpos que fueron arrojados contra ellos. Ryūko se cubrió el rostro con los brazos ante las esquirlas de vidrio llenaban el pasillo. Cuando todos los pequeños fragmentos finalmente cayeron al suelo, Ryūko vio con horror que los individuos que habían sido arrojados por las ventanas eran las chicas integrantes del equipo de tenis. Y peor aún, entre ellas se encontraba Mako.
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Remembranzas vivas
FanficEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...