Kahogo Na

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Había sido una extraña secuencia de sucesos las que llevaron a Kiryūin Satsuki a terminar en una tediosa espera de la consulta privada, de su doctor de cabecera en el hospital más prestigiado de la ciudad. Una vez que la calma retomó el aliento de la joven, ésta pudo analizar con cuidado todo lo que había acontecido en las últimas horas y se dio cuenta de la extensión de sus actos.

Había desafiado a Ragyō como nunca antes lo había hecho en su vida.

Sí, Satsuki había tenido varios desacuerdos con su madre durante su adolescencia y madures, pero nada tan serio como las amenazas de muerte y sentencias de odio profundo a las que había jurado en esa tarde. Pero la joven heredera no se arrepentía de nada, inclusive, aumentó su desprecio hacia su progenitora con tan solo recordar todo lo que esta había hecho contra Ryūko, como lo que le había asegurado a ella. Realmente, no se mordió la lengua con sus palabras sobre matarla sin continuaba desobedeciéndola.

Pero al encontrarse en aquella amueblada y cómoda sala de espera, solo acompañada de su leal mayordomo y la enfermera que cuidaba sus uñas detrás del escritorio, Satsuki tuvo tiempo para analizar con cuidado la situación.

Ragyō nunca atentaría realmente contra su vida, simplemente por el hecho de que la necesitaba. Requería una heredera para su fastuoso imperio ¿No todo el problema había iniciado de esa manera? Prácticamente, toda la tragedia de su vida, el abuso sufrido por su padre, el olvido y destierro de Ryūko, la superioridad de Ragyō y iniquidad de Nui se debía a que la matriarca de las Kiryūin deseaba una heredera que se asemejara a ella.

Aún así, no debería tomar a ligera sus intenciones, si esa mujer había llegado a tal amenaza con tal de mantenerla en control, que otras terribles cosas podría planear y ejecutar con tal de cumplir su objetivo.

Satsuki no pudo evitar levantar la vista y enfocarla directamente en la puerta que separaba la sala de espera del cubículo de consulta. Del otro lado se encontraba Matoi Ryūko, siendo atendida en privado por un especialista. Según su médico de cabecera, Ryūko se encontraba bien, había sido una reacción alérgica leve y controlable, y que Satsuki había actuado sabiamente al llevarla de inmediato al hospital. Había sido el pánico que sintió la joven lo que cerró su garganta (no el resto de las vías aéreas) lo que ocasionó que se hiperventilara y no pudiera respirar.

¡¿Pánico?! Pánico sintió ella cuando vio con sus propios ojos como su imooto batallaba para respirar y ella no pudiera hacer gran cosa para ayudarla. Una vez que abandonaron la oficina de Ragyō, Satsuki mojó el rostro de Ryūko con un poco de agua para quitarle cualquier rastro de polen que aún tuviera en este. Durante todo el recorrido hasta el automóvil, Satsuki no dejo de estrujar a Ryūko contra sus brazos como si la vida de ésta dependiera de ello; prácticamente, así lo sentía. Fue como revivir un recuerdo de la infancia de los mucho en los que sufría, cuando su pequeña hermana pasaba por uno de sus ataques asmático.

Por otro lado, una pequeña parte de ella, disfrutó el hecho de tener que volver a cuidarla, que Ryūko dependiera completamente de ella.

Ryūko no ofreció ninguna resistencia a sus cuidados y atenciones mientras abandonaban la torre de REVOCs y viajaron en el vehículo conducido por Soroi en dirección del hospital. Satsuki no estaba segura si Ryūko sabía que era lo que sucedía a su alrededor o que era ella quien la arrestaba en brazos, pero estaba agradecida que se mantuviera tranquila, lo único que podía empeorar más la situación, era que el explosivo e irracional temperamento de Matoi Ryūko se apoderada de la chica del mechón rojo y luchara contra sus intentos de ayudarla.

Esa incertidumbre consternaba seriamente a Satsuki, ya que realmente estaba muy deseosa e inquieta por saber cuál iba ser la reacción de su imooto sobre la verdad. Claramente había visto cual había sido su impresión de Ryūko después de enterarse que era su madre, pero... ¿Qué pensaría de ella ahora? ¿La seguiría odiando? ¿O comenzaría a recordar? ¿Dejaría que se acercara a ella?

Remembranzas vivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora