La motocicleta de Ryūko recorría las calles de Osaka sonoramente mientras se dirigía a toda velocidad a su objetivo. Hacía apenas unas horas que Ryūko había llegado a la ciudad desde Tokio, solo para descubrir que su mejor amiga estaba desaparecida. Según las palabras del señor Mankanshoku la última vez que habían visto a Mako fue la mañana del día anterior antes de que se marchara a su cita.
La primera opción a recurrir que paso por la mente de Ryūko y la familia de los Mankanshoku era contactar a Ōgure Maiko, la persona con la que se suponían que Mako había salido a pasear. Pero ni ellos conocían la dirección de la chica nueva, teléfono o alguna forma de comunicarse con ella. Por primera vez Ryūko se percató de lo poco que sabía de Maiko.
Ryūko podía sentir como si llevara su corazón en la garganta. Estaba muy preocupada por su mejor amiga, no tenía la menor idea de donde podría estar. Mankanshoku Mako era despistada y resultaba ordinario que se extraviara de vez en cuando, pero nunca había sido por tanto tiempo y sin hacer contacto con la familia. Si no había regresado, eso significaba que algo le había sucedido, y era eso lo que más angustiaba a Ryūko.
Sin ninguna otra alternativa, el resto de la familia y Ryūko, decidieron hacer una exhaustiva búsqueda de Mako, por toda la ciudad si era necesario. Los Mankanshoku tomaron el vehículo familiar y comenzaron a recorrer las calles de Osaka en busca de la chica, mientras Ryūko tenía planeado ir al parque de diversiones en búsqueda de alguna pista que le ayudara a dar con paradero de Mako; pero primero, Ryūko tuvo que hacer una parada al edificio donde vivía con Kinagase Kinue, para recoger su motocicleta, la cual resolvería su problema de transporte a hacia su objetivo.
La motocicleta touring sport de Ryūko era un vehículo rápido y algo grande para ella, según la opinión de Kinue; por ello, rara vez se le permitía conducirla a pesar que había sido un regalo de la misma Kinue, su hermano y Mikisugi, para el cumpleaños dieciséis de Ryūko. La chica había tomado clases de conducción, aunque no las necesitaba y tenía su permiso actualizado, pero aún así, su guardiana mantenía la motocicleta bajo llave en la cochera del edificio de la universidad. Era una suerte que Kinue no estuviera en ese momento en casa.
Ryūko también aprovechó para llevar consigo su estuche de acero donde guardaba sus espadas, que colgó de costumbre sobre su hombro. Su leal mascota, tomó su puesto en el morral de viaje que colgaba a uno de los lados de la motocicleta, y cuando la chica estaba por salir hacia el parque de atracciones, recibió una repentina llamada de Takarada Kaneo.
–Sup, Matoi –la saludó el joven pelirrojo desde el otro lado de la línea –. ¿Qué tal viaje? ¿Tú y Mako van a venir a verme más tarde como lo teníamos planeado?
– ¡No es momento para eso, Kaneo! –soltó Ryūko casi histérica al teléfono –. ¡Mako está desaparecida! ¡No la han visto desde ayer!
– ¡¿Qué?! ¡Eso no puede ser! ¡¿Acaso te estás burlando de mí?! ¡Debe de ser una broma! ¡Me estas tomando el pelo ¿verdad?!
– ¡Yo no bromearía sobre eso, idiota! ¡Es en serio, Kaneo! ¡Mako desapareció y nadie sabe donde puede estar!
– ¡Ya calma! ¡No te exasperes! –dijo Kaneo tratando tranquilizar a la chica al teléfono –. ¿Dónde estás? Podría alcanzarte....No, espera. Mejor ven conmigo. Estoy en Naniwa Kinman. Tal vez pueda hacer algo para agilizar la búsqueda.
–Está bien, aunque no sé como podrás hacerlo –murmuró Ryūko casi temblando de los nervios –. Voy inmediatamente para allá.
Quince minutos después, la joven motociclista llegó a la preparatoria que continuaba deshabitada debido a las reparaciones. Al llegar, Ryūko encontró a Kaneo en una calurosa confrontación verbal con los trabajadores que le exigían un aumento en sus honorarios. El joven fuera de sí por la insistencia de los empleados y la desaparición de su amiga, no estaba en condiciones de negociar; por lo cual no llegaron a ningún acuerdo y los trabajadores dejaron sus puestos maldiciendo al joven pelirrojo.
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Remembranzas vivas
FanfictionEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...