La invasión

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Jakuzure Nonon se encontraba cómodamente recostada en uno de los sofás de la sala del consejo escolar esa mañana. Igual que el resto de los miembros del consejo, se había levantado temprano para presentarse en la academia Honnōji, solo que en su caso era para descansar; ella y sus equipos no atléticos se habían ganado un merecido respiro después de su aplastante victoria contra Abekamo.

La bandera de la escuela de Kyōto se encontraba en sus manos y la admiraba con una sonrisa triunfal. Era de un color rosa cereza con un bello bordado en dorado y negro de las bestias guardianes de la academia. Jakuzure paso su dedos sobre los hilo recordando vívidamente su éxito. Había sido la primera de los cuatro miembros del consejo en vencer a una escuela enemiga y enorgullecer a Satsuki-sama. Una parte de ella, la celosa y envidiosa, no deseaba que los demás ataques tuvieran éxito, para que ante los ojos de Satsuki ella fuera la mejor de todos.

Sus pensamientos presuntuosos fueron interrumpidos de repente por Iori, quien abrió las puertas de la sala del consejo de par en par.

–Aquí estaba, Jakuzure-san –dijo el joven rubio acercándose a ella –. Estaba buscándola.

– ¿A mí? –respondió la chica extrañada.

–Así es. Satsuki-sama acaba de llamar, no podrá llegar a tiempo para partir a Osaka.

– ¿Por qué?

–No lo sé –dijo Iori encogiendo los hombros –, pero fueron sus deseos que los cuatro miembros del consejo asistieran a la invasión contra Naniwan Kinman, aunque fuera solo los grupos atléticos los que dirigieran el ataque.

– ¿Qué? ¿Quién protegerá la escuela en nuestra ausencia?

–Los demás grupos, e inclusive el resto del comité disciplinario seguirá aquí. Yo permaneceré a cargo por si sucede algo inesperado, pero creo que Satsuki-sama no espera algo por el estilo.

Eso era nuevo, Nonon sabía lo importante que era para su prima su victoria sobre las otras escuelas, y por nada del mundo faltaría cuando estaba por llevarse a cabo el ataque; la chica de rosa estaba segura de ello, ya que la conocía mejor que nadie. Debía ser una poderosa razón para que Satsuki tuviera que pedirles a los cuatro miembros de elite hacerse cargo por su cuenta, no porque desconfiara de ellos.

–Está bien –comentó Jakuzure levantándose del sofá –. ¿Dónde están los demás inútiles?

–En la entrada principal. Los transportes están por marcharse.

A pesar del extraño cambio de planes de Satsuki, ninguno de sus seguidores cuestionaba sus órdenes, en especial Jakuzure. Antes de reunirse con el resto del los miembros del consejo, la chica se cambio de su uniforme rosado y gran sombrero, por su traje deportivo y un par de tenis. Cuando finalmente estaba lista para subir a los transportes, se encontró en la entrada de la academia a los últimos alumnos que subían a los camiones, entre ellos Gamagōri que destacaba de inmediato.

– ¡Más rápido! –apremió el joven de gran estatura a sus subordinados que subían el resto del equipo a los transportes –. ¡Estamos a diez minutos de partir y todo debe de estar arriba de los camiones para entonces!

– ¿Supervisas este ataque como si fuera propio, sapo? –le preguntó Jakuzure al llegar a su lado –. ¿No es eso trabajo del simio?

–Como puedo ver ya estas informada del cambio de planes –comentó Gamagōri posando su vista en el atuendo de la chica, él también llevaba puesto el uniforme deportivo.

–Realmente no es necesario que vayan ambos –dijo repentinamente la voz de Sanageyama detrás de Gamagōri; al volverse para verlo, también se toparon con la presencia de Inumuta. Ambos jóvenes también llevaban sus respectivos uniformes deportivos –. Lo equipos atléticos pueden manejar esta la incursión sin problemas, "yo" puedo encargarme de la incursión sin problemas.

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