El fin del año escolar anterior, también había significado para Takarada Kaneo la última etapa como alumno de la preparatoria Naniwa Kinman, y su madre quería que su hijo entrara directamente al negocio familiar en lugar de tomar algún estudio necesario para ello; al final de cuentas, ella tampoco había ido a la universidad y era una de las personas más ricas de Japón (aunque su fortuna provenía de la herencia su difunto marido). Pero antes de que pudiera sentarse en una silla ejecutiva del grupo Takarada, Kaneo debía probar que se encontraba listo para el puesto, debía demostrar su valía tomando el lugar de su madre en el consejo de padres y administrativo de Naniwa Kinman; su objetivo sería aumentar las colegiaturas, el prestigio y victorias nacionales de la escuela en un año, y así definitivamente pasaría la prueba.
Uno de su estrategia que ideó el joven pelirrojo para lograrlo consistía en una campaña publicitaria que atrajera a la mayor cantidad de personas posibles, y no había nada más atrayente que una adolescente atractiva y salvaje en pantalón corto jugando contiendas interminables contra todos los equipos de la escuela. Aprovechando el evento deportivo y cultural de la preparatoria, como la actitud desafiante de Matoi Ryūko, Kaneo realizó una gran cruzada propagandista anunciando el acontecimiento por toda la ciudad de Osaka, eso incluía letreros panorámicos, pancartas, comerciales televisivos, anuncios de brillantes en dirigibles y la entrada principal de Naniwa Kinman, donde una imagen de Takarada Kaneo compuesta por luches de neón, invitaba a los transeúntes a pasar a ver el espectáculo.
–¡Maldito hijo de puta! –lo maldijo Matoi Ryūko furiosa cerrando de golpe la puerta del casillero. Les había costado mucho a ella y Mako pasar entre la multitud visitantes para alcanzar el gimnasio. En contraste los cambiadores de éste se encontraban completamente vacios, con excepción de las dos amigas –. ¡Juro que cuando lo vea voy a estrangularlo con mis propias manos!
–¿Acaso es algún tipo de juego? –le preguntó Mankanshoku Mako llevando su dedo índice a la barbilla. La jovencita castaña ya llevaba puesto su uniforme del equipo del tenis, en sus brazos cargaba a Senketsu y de su hombro colgaba el estuche de acero de su amiga.
Ryūko soltó un resoplido en resignación.
–Olvídalo, Mako –le dijo Ryūko algo sosegada. Con una liga recogió su corta cabellera en una sola coleta y trató de poner cada cabello en orden, pero su distintivo mechón rojo se negaba a formar parte del peinado.
La chica morena ya se había cambiado con las ropas adecuadas para el evento y con la experiencia de los años anteriores había aprendido a tener algunas precauciones necesarias: vestía un pantalón corto deportivo y una playera simple, pero se había asegurado un par de tenis cómodo, como un par rodilleras y coderas. El último toque fueron unas vendas en ambas manos como protección por si tenía que llegar a dar algún puñetazo; algo que sucedió con regularidad en su evento anterior.
A pesar de la creencia de la mayoría de sus compañero y todos lo que la conocían, Ryūko no disfrutaba golpear a la gente, al menos sin no lo merecían, pero en la mayoría de las ocasiones se había quedado sin más alternativas que recurrir a la violencia. En su primer evento deportivo no había requerido llegar a tan drástico método para coronarse como la vencedora en todo los partido, solamente en el ultimo (uno de baloncesto) donde la capitana perdió el control al presenciar furiosa como una chica dos años menor que ella podía vencerla sin esfuerzo, al igual que a su equipo; ante la desesperación la joven terminó recurriendo a una patada en la espinilla. Aunque la capitana fue amonestada, eso no fue suficiente castigo según Ryūko, así que en el próximo pase a la joven, la chica del mechón rojo se aseguró que sus nodillos terminaran en la nariz de ella.
No obstante de que ambas acciones fueron mal vista por lo espectadores y como los participantes, Ryūko obtuvo la victoria definitiva ante todos los equipos, al igual que su libertad; pero al mismo tiempo abrió una pequeña caja de pandora para el próximo año, ya que sin importarles las consecuencias, la mayoría de los integrantes de los equipos se propusieron como objetivo personal darle una paliza a Matoi. Cada enfrentamiento terminó en una brutal y sucia pelea, de la cual igualmente Ryūko salía victoriosa; solo que al final del evento deportivo y cultural, la enfermería de Naniwa Kinman nunca había estado tan llena.

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Remembranzas vivas
FanfictionEn un universo alterno en que no existen las fibras vivas, Ryuko y Satsuki fueron separadas de niñas. Con el cumpleaños dieciocho de Satsiki se revela el mayor secreto que su madre le ha ocultado por años y descubre que la persona que más la detesta...