La reina de la noche

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Kiryūin Satsuki se encontraba de nuevo en solitario en su habitación de la mansión. Tan sólo había pasado un día de su dramático encuentro con su padre, Kiryūin Sōichirō, pero la joven aún se sentía el incontrolable deseo de volver a verlo. Había sido un sueño hecho realidad; cuantas veces había imaginado un momento parecido aún a sabiendas de que era imposible.

Pero ahora era una realidad... y una promesa de un futuro mejor juntos. Ser una verdadera familia de nuevo.

Tantas revelaciones la habían consternado y cansado, siendo la principal razón por la cual no había abandonado su cuarto en todo ese tiempo. Tampoco había visto a su madre o a Nui. Las únicas personas que podían visitarla eran su leal mayordomo y el sobrino de éste. Pero era mejor así, no tenía humor ni temperamento para lidiar con la mayoría de la servidumbre, la paciencia para soportar las necedades de Nui, y por supuesto, fingir que nada había pasado delante de Ragyō.

En su interior, Satsuki daba las gracias que tanto su madre como Nui siguieran molesta con ella por lo sucedido en el evento deportivo, y no se hubieran dignado a visitarla.

La joven sentía a flor de piel todo el odio y rencor que había generado contra Ragyō después de descubrir todo los engaños y maldades que había perpetrado, tanto a ella como a su padre, que podía sentir cómo le quemaba. Pero sabía en el fondo, que necesitaba calma y control sino quería que la mujer madura descubriera la verdad sobre ella y su otoosan, e intentara algo en contra de ambos.

Por otra parte, se sentía abatida por la desesperación. Satsuki siempre había sido muy paciente, la perseverancia era una de sus virtudes; pero después de saber que Ryūko estaba con vida le resultaba difícil soportar la espera y la noticia de su padre de que pronto podría verla.

Sin intención y fuerza de voluntad, la mente de Satsuki le jugó sucio y la ilusionó con miles de fantasías de cómo sería su vida familiar junto con su otoosan e imooto. Se vio a sí misma abandonando la mansión Kiryūin para alojarse en el hogar de su padre. Una vez que Ryūko supiera todo, se reuniría con ellos y finalmente podrían ser una familia feliz, como siempre lo deseo.

Al pensar de nuevo en ello, Satsuki dejó su taza de té sobre su mesita de noche y se dispuso a llamar a Soroi, para que en ese mismo momento la pusiera en contacto con su progenitor. Pero tan pronto sujetó la campanilla del servicio, se arrepintió de ello. A pesar de que el mayordomo era el informante secreto de Sōichirō, éste le había pedido que esperara hasta el momento justo para hacer su siguiente movimiento, sino querían que Ragyō se diera cuenta. Él había prometido informarle tan pronto se pusiera en contacto con Ryūko.

La tentación era demasiado para Satsuki, necesitaba distraerse con algo y pronto. A pesar de sus intenciones de esa mañana, la joven rápidamente dejó su bata de baño y buscó su uniforme escolar. Sí se mantenía ocupada en los deberes como presidenta un del consejo escolar de Honnōji y tal vez podría sacarse de su cabeza aunque fuera por sólo un minuto, la promesa de estar con sus seres queridos.

Tan pronto se encontraba arreglada y peinada, finalmente llamó a Soroi; y no para pedirle que la pusiera en contacto con su padre, sino para que preparará el automóvil para salir a la academia. Tal vez si pisaba a fondo el acelerador, alcanzarían a llegar al segundo periodo del día.

Durante todo el viaje, en el que el mayordomo rompió un récord de velocidad, de nuevo Satsuki sintió la tentación de preguntarle a Soroi por su progenitor. Estaba consciente que ambos hombres habían mantenido muy poco contacto entre ellos durante todo ese tiempo, pero cualquier pizca de información nueva que le pudieran dar, era suficiente para calmar un poco a la joven de cabellera negra y larga.

Honnōji le pareció mucho más tranquilo una vez que vehículo se detuvo en la entrada principal. Todos los alumnos que se encontraban almorzando en el patio escolar le dieron la bienvenida con una clásica reverencia, Satsuki de los ignoró y, continuó derecho y sin escalas hacia la sala del consejo escolar.

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