Narrado por Rubius-Creo que está todo listo- Miré mi maleta con una sensación de tristeza. –Ayer me comporté como un gilipollas. ¿Qué fue todo eso?- El sólo recordarlo me acojonaba. Era un estúpido sin corazón. Había ido hasta el departamento de Mangel para contarle algo realmente importante, y me terminé comportando como un adicto a las drogas. –Que puta vergüenza- Me revolví el cabello, tirándome de espaldas a la cama. Mirar el techo a veces me funcionaba. Sólia encontrar muchas respuestas en él.
No sé que me está pasando… luego de lo ocurrido con Jen siento que nada es igual.
-Lógico, si ella vivía conmigo hace menos de una semana y de hecho, tenía demasiados planes para nosotros- ¿Me pasará lo mismo con Mangel? No tenemos una relación seria, ni siquiera sé si tenemos algo, pero ¿y si él tenía razón, y este viaje destruye lo poco y nada que hemos logrado? No quiero perderlo, porque creo que no sería capaz de seguir adelante sin él. Me avergüenzo tanto de mi comportamiento… estaba dispuesto a llegar más allá porque quería sacarme a Jen de la cabeza.“…Me voy a Noruega, y quería aprovechar de estar contigo sólo una vez más”
Ni yo mismo me creía esas palabras. Claro que quería aprovechar de estar con él, pero también quería asegurarme de que todo lo que sentía era por él.
-No sé porqué quería asegurarme de algo que tengo más que claro- Exhalé pesadamente, sentándome en la cama y mirando a mi alrededor. Hachi entró por la puerta de la habitación, subiendo a la cama de un salto y mirándome, de seguro para que le hiciera mimos. Las gatas estarían al cuidado de Alexby; ya había hablado con él y no tuvo ningún problema en aceptar. Le hubiera pedido el favor a Mangel, pero sentía que estaría abusando un poco más de él…
-Viajar me hará bien… quizá hable con el padrino y le cuente todo lo que tengo en la cabeza porque, después de todo lo ocurrido, ¿se supone que empezaré una relación con Mangel?- Pensar en aquello me hacía temblar. No estoy preparado para algo así… puedo besarlo, claro, pero bajo el escondite de cuatro paredes. –Sé que él desea mucho más, pero aunque lo quiera, no puedo caminar con él de la mano por la calle, y pretender que no pasa nada- Es en estos momentos cuando me doy cuenta que no soy tan abierto de mente como pensaba serlo; siempre dejé en claro que no tenía problema alguno con los homosexuales o lo que fuera, pero ahora que me tocó a mí no sé que hacer. –Yo no soy gay- Dije entre dientes, más que confirmándolo, obligándome a creerlo. –No le estoy viendo el culo a los tíos, tampoco es que me pongan. Pero Mangel… Mangel es un tío. ¿Qué cojones soy?- Me sentía como un chico de 15 años descubriendo su orientación sexual. No puede ser que esté tan mal por algo tan simple; pensé que yo ya lo tenía más que claro… no puedo dejar a Mangel esperando.
Me levanté de la cama, dirigiéndome al salón en busca de algo que me tenía que llevar. Al mirarlo, sonreí de lado, un poco avergonzado por mi actitud infantil. Tomé el cojín que me había regalado Mangel y me devolví a la habitación, poniendo este encima de la maleta, la cual finalmente cerré.
-Creo que llevo todo lo que necesito…- Dije, haciendo referencia a ese cojín que no tenía utilidad alguna, pero que yo necesitaba tener allá. El silencio se apoderó de la habitación y fue ahí cuando me di cuenta de todas las gilipolleces cursis que estaba haciendo. –Joder, que puta vergüenza- Me tapé la cara con las palmas de mi mano, sonriendo como un tonto sin causa. Cuando llegara a Noruega y lo pusiera encima de la cama que tengo allá, ¿Qué me dirían? “Oh, trajiste el cojín con el rostro de tu amigo, no te preocupes, es algo muy normal”. Me acojonaría que lo tomaran tan bien. –Será mejor que lo deje- Suspiré, abriendo una vez más la maleta, titubeando en mi decisión. – ¡Pero que coño me pasa! ¡Porqué estoy tan indeciso!- Me revolví el cabello, cerrando una vez más la maleta y saliendo de la habitación sin pensarlo mucho más. Mañana tenía vuelo de madrugada, así que sería mejor que me preocupara de dejar todo listo antes de irme a Noruega… siempre, en cada viaje, me pasaba que sentía que algo muy importante se me olvidaba, como apagar algo que pudiese producir un incendio o cosas así. Me aterraba pensar que pudiese perder todo lo que tenía allí y jamás recuperarlo; ni siquiera me preocupaba el tema material, sino la cantidad de recuerdos que se alojaban en un lugar como este. Me preocupé de mirar mi ordenador y revisar una vez más los videos que había dejado programados. El viaje sería largo y no quería estar preocupándome por esas cosas cuando estuviese con mi familia. Dos videos a la semana serían suficientes, así que tenía una semana completa de descanso. Salí de la habitación de trabajo, revisando mi portátil y todos los accesorios de este; ordené el bolso donde lo guardaría y lo dejé en el sofá junto con la maleta que ya había sacado de mi habitación.
-Bueno, creo que todo está listo- Me detuve un momento, sentándome en el sofá junto a mis cosas. Miré la hora en mi móvil. –Las ocho- Murmuré, mirando un momento hacia afuera. Estaba nublado pero no tenía pinta de que fuese a llover. –Detesto volar con lluvia- Dije, divagando. Mi móvil sonó con el típico ruidito de Whatsapp, el cual me sacó de mi ensimismamiento.
-Hola- Pensé que Mangel evitaría escribirme estos días. Por un momento creí que estaría realmente enojado por lo de ayer.
-Hola :)- Respondí, acomodándome en el sofá.
-¿Ya tienes listas tus cosas? No se te vaya a olvidar nada macho- Siempre él fue el más preocupado de los dos en cuanto a viajes. Cada vez que me tocaba viajar solo, él me hacía el cuestionario de las mil preguntas sobre si corté el gas, dejé las ventanas cerradas y todo ese rollo. ¿Quién coño va a escalar un edificio por afuera? Supongo que algunos de mis seguidores lo haría.
-Seee, creo que está todo en orden. Ya dejé videos programados, llevo el portátil conmigo y eso- Contesté, con una leve sonrisa en el rostro. Ultimamente se me hacía raro no comunicarme con Mangel todos los días, pero ahora que me iría de viaje las cosas se pondrían un poco más difíciles. No podríamos hablar tan segudio y, peor aún, quizá cuando volviera las cosas no serían iguales.
-¿Y las gatas? Acuérdate de dejarles comida o que se yo. Recuerda las ventanas, no vaya a ser que una de las hijas de puta se crea supermán- Me descojoné, moviendo la cabeza de un lado a otro.
-Deja de preocuparte tanto, tengo todo bajo control ;) ahora será mejor que le de una última vuelta al departamento- No quería despedirme, pero encontraba necesaria la preocupación.
-Vale. Oye… te voy a extrañar- Leer eso no me ayudó en mucho. ¿No entendía cuánto lo iba a extrañar yo?
-Yo también tío, pero ya nos veremos pronto, y te daré esos hijos bizcos que tanto querías huehue- Tapé mi rostro con la palma de mi mano, un poco abochornado por la situación. Cual de los dos más gilipollas.
-Y después te quejas!!! No te entiendo macho. Ya, anda a revisar que todo esté en orden. Hablamos- Esperaba una respuesta más efusiva, pero no me hubiera sorprendido que el hacerlo nos hubiera entretenido aún más tiempo, dejándonos sólo con un vacío encima. Dejé el móvil encima de la mesita de centro que había en el salón, estirando los músculos al levantarme del sofá, mientras me dirigía a la cocina a revisar que no hubiera nada encima de la mesa que se pudiese podrir o pudiese hacerles daño a las gatas.
-¿Vendrá a buscar sus cosas?- Me pregunté, en cuanto vi su taza preferida sobré la encimera. Todo estaba tal cual lo había dejado ella, y es que las cosas habían sido tan repentinas que no me había dado tiempo ni para tragarme toda la situación. Absolutamente todo lo de ella estaba aquí; su ropa, sus fotografías. –No tardará en venir a buscarlas, quizá cuando vuelva… ya no haya nada- Me apoyé en la encimera, sintiéndome levemente mareado. ¿No habría nada? Joder, vale… lo he jodido todo, de hecho ella tiene absolutamente todo el derecho de llevarse todas sus pertenencias, pero será muy extraño. Lo único que no ha salido en mis videos ha sido mi habitación, y es que es un ambiente que compartimos de manera equitativa. Hay tanto cosas de ella como mías y eso hacen el ambiente de esa habitación… cuando ella saque todos los recuerdo y se los lleve, la habitación perderá cierto sentido. –Estoy acojonado de lo que se viene- ¿Me estaba yendo por cobarde? Quizá no tenía ganas de mirarle la cara a Jen y decirle “ten, aquí están tus cosas”. De seguro se encontraría con Alex y…-¡Mierda!- Abrí los ojos de par en par. Alexby no tenía idea de lo que había ocurrido, de hecho Jen llegará hecha una furia, abrirá el departamento con la llave que tiene y entrará, encontrándose con Alex, sin entender mierda alguna. –Podría desquitarse, contarle absolutamente todo, al fin y al cabo yo no estoy presente para impedírselo- Me sentí más que abrumado. Ahora que lo pensaba, quizá hubiera sido mejor dejar a Mangel a cargo de todo. Quizá se hubieran dado la hostia de sus vidas, pero al menos nuestro secreto estaría a salvo aunque, ¿Qué coño importa? Ella podría ser capaz de poner cualquier cosa por Twitter y joderme la existencia; podría llamar a cada uno de mis amigos, que por cierto, son amigos en común, y decirles textual todo lo que yo le comenté.
-No puedo preocuparme de lo que ella haga… además, tarde o temprano se sabrá toda esta mierda. Necesito despejar la cabeza y estar bien con mi familia y con Mangel. Sólo eso importa ahora- Me masajeé las sienes, mirando a mí alrededor en busca de algún peligro inminente. Al no encontrar nada, sólo me dirigí al salón, tomando el móvil para devolverme a mi habitación, lanzarme a la cama con ropa y todo, durmiendo aunque fuese unas dos horas.
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Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)
Fanfiction¿Que se puede hacer cuando el corazón decide transformar una simple amistad, en algo mas?, a simple vista, nada. Mangel Rogel, amigo de años, fiel compañero de aventuras y pareja de locuras, se enfrenta al reto mas complicado, hasta ahora, de su...