Capítulo 98

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Narrado por Rubius

"Atención pasajeros; estamos próximos al aterrizaje. Inclinen sus asientos de manera que queden rectos y abrochen sus cinturones hasta que la señal se apague"

La voz de lo que pensaba que podía ser un altoparlante me despertó de mi largo y tranquilo sueño. Había dormido prácticamente todo el viaje desde Noruega a España y si soy sincero, lo agradecía muchísimo. No quería sentir el viaje como algo eterno; así que el haber dormido me sirvió para pasar las horas de manera más veloz.

-Me siento raro- Admití, levantando la pequeña ventanilla que tenían todas las ventanas del avión. Pude ver las luces de Madrid; era, sin duda, una vista privilegiada. La ciudad estaba más que despierta; luces incandecentes que se veían desde mi posición; el cielo... ¿por qué me sentía raro? Estaba volviendo a mi hogar, donde se encontraba esa persona que tanto deseaba ver. -Como te extraño, gilipollas- Sonreí al pensar en aquello. No me había dado cuenta de cuanta falta me hacía hasta que las mismas situaciones que nos separaban me lo demostraron. Quería verlo de una puta vez. Poder abrazarlo y decirle que lo quiero. Quizá hasta besarlo. -Joder- Moví los labios pero no emití sonido alguno. Me había puesto colorado; podía sentir mis mejillas arder por aquel pensamiento fugaz que inundó mis pensamientos de manera espontánea. Aún así no era el hecho de besarle el que me ponía en este estado tan gay, sino el hecho de que lo tomara tan a la ligera. Estaba besando a Mangel desde hace ya un tiempo; y desde hace un periodo aún más corto, lo estaba disfrutando de una manera anormal... aún estando con Jen. -¿Cómo será ahora, que no hay pecado?- Suspiré, dándome cuenta que, con la ruptura, tenía la libertad de poder expresarme con él de muchas formas. No había razón para contenernos en las palabras o en los actos; después de todo ninguno de los dos podía herir a un tercero... ya no había nada que se interpusiera entre nosotros a un nivel privado. Aunque, lógicamente, aún existía la parte pública, pero por el momento no tengo planeado decir algo. Prefiero mantener esta relación más que extraña, con Mangel, a escondidas. Al menos nosotros dos nos apoyamos y nos entendemos... no creo que sea necesario nada más.

El avión comenzó a moverse de un lado a otro de manera un tanto brusca. La ciudad se veía cada vez más cerca, llegando a un punto en el cual pude ver la pista de aterrizaje junto con esas pequeñas luces que iluminan los bordes para que, creo yo, el avión no se vaya a tomar por culo. En cuanto las ruedas tocaron el cemento el avión comenzó a frenar. Se tambaleó unos segundos para luego, simplemente, bajar la velocidad por completo y comenzar a doblar.

"Señores pasajeros. Hemos llegado a la ciudad de Madrid. La hora local es 20:46 de la noche. Actualmente hay una temperatura de 11°C y una humedad del 23%. Recuerden no desabrochar sus cinturones hasta que la señal esté apagada. Cuidado al abrir los compartimientos del equipaje ya que este puede haberse desplazado durante el vuelo. Gracias por preferir nuestra aerolínea"

El avión se detuvo por completo y las personas comenzaron a pararse de sus asientos para tomar sus equipajes. Como yo estaba al lado de la ventana preferí mantenerme sentado hasta que la congestión que había en el pequeño pasillo de clase turista se desocupara. Al ver la posibilidad de salir de mi asiento, lo hice y abrí el pequeño compartimiento que se encontraba arriba del todo. Saqué mi bolso de mano y caminé por el largo pasillo que luego dio a una manga que nos conectaba con el aeropuerto. Ya en la sala de espera todos nos dirigimos en busca de nuestras maletas.

-Espero que estos gilipollas no la hayan perdido- Me dije a mi mismo, esperando de todo corazón que eso no ocurriera. Gracias a Nicolas Cage que vi mi maleta girando por la cinta de equipaje. Me colé entre la multitud y la tomé, saliendo del aeropuerto en busca de un taxi.

-¿Alguien se habrá acordado de mí?- Hice una mueca, encendiendo el móvil que había mantenido apagado durante todo el viaje para así conservar la batería. No tardaron en llegarme miles de notificaciones de Twitter y Whatsapp; pero em extrañó no ver aquel mensaje que tanto esperaba. -¿Y Mangel?- Levanté una ceja. Me parecía muy raro que no haya llamado ni nada. Estaba prácticamente seguro de que Cheeto le daría mi mensaje y le avisaría que yo volvía. -Había sido tan atento cuando me fui a Noruega. ¿Por qué ahora se descuidó?- No quería darle demasiadas vueltas; era algo realmente estúpido como para preocuparse, pero aún así lo hice. Él no era así. -¿Y si se arrepintió de lo nuestro? No quería hacerme esa pregunta; realmente no quería porque sabía que llenaría mi cabeza de mierdas que sólo me traerían problemas, pero no podía evitar juntar las piezas y pensarlo detenidamente. Lo había intentado llamar muchas veces el día de ayer; había intentado contactarme con él para contarle personalmente que me iba a devolver sólo por él... pero no obtuve respuesta alguna, y fue por esa misma razón que tuve que acudir a Cheeto. -No. Debo estar equivocado- Encogí los hombros, autoconvenciéndome de algo que me había puesto notoriamente tenso. Ahora que yo estaba más que decidido, él se arrepentía... ¿Cómo íbamos a tener tanta mala suerte? Hasta me costaba creerlo. Pero después de lo que me dijo. De esa propuesta tan atrevida que había decidido confesar. No, de seguro simplemente estaba ocupado. -Me estoy acostumbrando a que me mime- Admití, dando por cerrado el tema. Lo que había pasado en el aeropuerto aquel día en el que me iba a Noruega había sido algo espontáneo; si que esperaba ver a Mangel hoy día. Verlo allí, esperándome a la salida de la sala donde había que recoger las maletas. Me había hecho aquella ilusión que era eso; una simple ilusión. -Pero eso no significa que no pueda llamarle- Sonreí de lado, mirando mi móvil y dirigiendo mi pulgar hasta los contactos. La foto que tenía junto a su número me hizo sonreír. Se veía realmente tonto, pero me hacía feliz; de una manera poco explicable. Cuando me disponía a marcar, me arrepentí. El miedo me invadió por completo. Sentí pánico de que no me respondiera; de que mis dudas fueran reales. Aún así marqué... -No...- Susurré, sintiendo el corazón en la garganta. Me había salido el buzón de voz. Una vez más, no me había contestado. ¿Me estaba evitando? ¿Qué cojones había ocurrido en mi ausencia? Todas esas palabras de aliento que yo mismo me había dicho, se fueron a tomar por culo. Comencé a temblar. Ahora me estaba arrepintiendo de haber vuelto. ¿Qué haría yo si Mangel me rechazaba? Estaba completamente jodido y solo. Podía estar sin Jen a estas alturas; más todavía porque sabía lo mucho que quería a Mangel pero, ¿Estar sin él? Hasta siendo simplemente amigos me dolía su ausencia. Nosotros no estamos hechos para estar separados. El día que nos conocimos fue clave; porque nos dimos cuenta que podíamos estar solos en el mundo y aún así sentirnos acompañados si nos teníamos el uno al otro. Cada vez que me iba de viaje o hacía alguna quedada en la cual Mangel no estaba, me sentía terriblemente desolado. Lo pasaba bien, me echaba unas risas, pero jamás lo pasaba tan bien como cuando estaba a mi lado. -¿Y ahora pretendes no contestarme el jodido móvil?- Dije enojado, sin pensar ni siquiera en el volumen de mi voz. Al notar mi descuido vi al conductor, quien me miraba desde el retrovisor. No me importó; no me interesaba que él escuchara mi cabréo. Después de todo no lo volvería a ver nunca más, o eso esperaba. Mi ánimo estaba por el piso; lo que había sido una idea fantástica al comienzo, había terminado como el peor error que pensaba había cometido. Me sentía muy solo; mi mente me estaba jugando una mala pasada, tanto así que ya estaba pensando en lo peor.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora