Capítulo 78

16K 900 291
                                    

Narrado por Rubius

-Mierda ¿Cómo me presento?- Las dudas me comenzaron a invadir, más aún cuando ya me encontraba afuera de la casa de Mangel, con la mano apoyada en la puerta, dándome ánimo para tocar y ver que era lo que me esperaba. - ¿Y si no quiere abrirme?- Las dudas me comieron por completo la confianza. Estaba acojonado, parado allí como ese día en el que lo besé... Sintiendo un terror incontrolable, ese mismo que me estaba consumiendo ahora.

    La lluvia caía con fuerza, y con cada gota que caía sobre mí, me helaba aún más. 
-Al menos traje los regalos en una bolsa de plástico- Miré un momento aquella bolsa, revisando que todo estuviese intacto. Esperaba que así fuera, o me cagaría en algo más que Vietnam.
     Me animé, tragando saliva, tocando suavemente la puerta, bajando la cabeza unos momentos, esperando que aunque sea me abrieran.
-De seguro están en familia disfrutando y yo vengo con mis mierdas hasta Algarinejo. Joder, en que estoy pensando- Me arrepentí. Sentí que esto no era lo correcto... Estaba muy dispuesto a retirarme, cuando vi que se abría la puerta. Era la hermana de Mangel quién, con una cara de estar flipándolo en colores, me miró impactada, mientras se le formaba una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, pegando un grito que casi me sacó el corazón de su posición.
-¡Rubiuh!- Se abalanzó sobre mí, abrazando mi estómago, mientras no dejaba de chillar y decir cosas que no entendí.
-¡Hola!- Le acaricié el cabello un tanto nervioso, todavía asustado por el grito que había pegado esta niña. No pasaron más de 5 segudnso, cuando sentí que alguien nos miraba. Miré al frente... Era él. Estaba parado allí, de seguro preguntándose que hacía aquí como un gilipollas.
-¿Rub...
-Hola Mangel. Lo prometido es deuda- Hice una pequeña sonrisa ladeada, esa que se borró por una de total desconcierto, más al sentirlo ahora a él, abrazado a mi cuello. Los Rogel Ruiz me quieren bastante parece, porque tenía por debajo, a la hermana de Mangel, quién me estaba apretando a más no poder, y por arriba lo tenía a él, con sus brazos cruzados en mi cuello, sin decir absolutamente nada.
-¿Mangel?- No estaba seguro de qué hacer. Toda la familia de él estaba mirando la escena con una cara de desconcertados que me acojonó. Separé a Mangel de manera cuidadosa, al igual que a su hermana, notando como los había dejado empapados a los dos con mi ropa húmeda.
-¿Rubén?- La voz de su madre, esa mujer tan cariñosa, se escuchó al fondo. Pude ver como se acercaba, cerrando la puerta tras mi espalda, para dedicarme un fuerte abrazo y mirarme de pies a cabeza.
-Miguel, préstale ropa. Mira como está- Dijo esto, apuntándome de manera disimulada, mientras la familia de ellos me saludaba. Conocía a algunos, pero a otros no los había visto en mi puta vida. - Me alegra tenerte por aquí cielo. Cuando te cambies de ropa ven a cenar con nosotros; te haremos un espacio- No supe que decir. Ahora me sentía tremendamente mal, más todavía al ver que tenían todo listo. De seguro irrumpí de manera precipitada, pero...
-¿Vah a venir?- La voz de Mangel me sacó de mis pensamientos. 
-S-si... Vamos- Lo miré un poco nervioso, siguiéndolo por las escaleras hasta su habitación. Al entrar en ella recordé muchísimas cosas... Hace millones de años que no venía, y pese a todo el tiempo que había transcurrido no había cambiado absolutamente nada. Todo estaba en su mismo lugar.
-Me trae recuerdos de nuestra niñez- Dije entre dientes, mirando un instante a Mangel. Bastan serío...
-¿Qué haceh aquí?- Tragué saliva de inmediato. ¿Qué? ¿Está cabreado?
-Lo que te prometí. Te dije que vendría para navidad a tu casa... Por eso est...
-¿No te cansah de prometerme cosah y dehpuéh dejarme plantáoh? Vinihte, y te lo agradehco... pero ehte no eh tu lugar Rubiuh. Si vinihte sólo por cumplir te pido que mañana te devuelvah a Madríh. Deja de hacerme daño, por favor- Nunca esperé que se tomara de esa forma mi visita. Yo... Mi intención no era venir simplemente por cumplir. Vine porque quise, porque deseaba estar con él. Sinceramente no lo culpo, y por primera vez puedo entender su enojo a la perfección.
-No me quedé por Jen, sino por mis padres. Me visitaron... Era una sorpresa que me tenían. Sabes que jamás haría algo así por cumplir- Me dio la leve impresión de que se mordía la lengua, como si se sintiese un gilipollas por pasarse unos cuentos que estoy seguro que fueron demasiado grandes. Lo escuché suspirar, dirigiéndose a su maleta para sacar algunas prendas al azar.
-Todo te queda perfecto. Lo sabeh... Te ehperamoh abajo- Comentó de manera fría, sin mostrarme la cara. Cerró la puerta y me dejó completamente solo en su habitación. 
    Se supone que esto sería para mejor... Le dije la verdad, y aún así se molestó. ¿Qué debo hacer? ¿Por qué está tan molesto? Joder... Si tan sólo pudiese leer su mente un par de veces, se me solucionaría la vida. Lo tengo más que claro.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora