Capítulo 84

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Narrado por Rubius

-¿Qué piensas hacer?- La pregunta del padrino fue tajante. Seguíamos en el taxi, dirigiéndonos a mi departamento, ese que ya no se sentía ni como un hogar.
-No lo sé- Fui sincero... No tenía la menor idea de lo que haría. Que el padrino me lo preguntara era extremadamente raro para mí. Que él lo supiera... Era un verdadero alivio; realmente necesito a alguien que me sostenga, y aunque tengo a Mangel, los dos estamos tan hundidos que necesitamos de un hombro más para poder apoyarnos.
-Tienes que hacer lo que te haga feliz, pero también aquello que no dañe a nadie más. Siempre saldrán corazones rotos de todas estas situaciones, pero si te sirve de consuelo; es mejor un corazón herido por amor, que por engaño- Lo vi encogerse de hombros. ¿Se dará cuenta de las cosas que dice? A veces me asusta pensar las ideas profundas que tiene Hector. ¿Este hombre sabrá tanto de amor?
-Estoy acojonado... Quiero decir ¿Y si me arrepiento?- Mi voz sonaba con un volumen bastante bajo. Lo último que quería era que el chofer escuchara nustra conversación sobre amoríos gays y cosas raras.
-De los arrepentimientos vienen las enseñanzas... Sabes que si terminas con Jennifer, no habrá segundas oportunidades, menos si le dices tus verdaderas razones. Pero quizá ese riesgo te ayude a darte cuenta de que tienes a una persona maravillosa a tu lado. Me gustaría decir que es una chica, y no tu mejor amigo, pero yo no soy nadie para juzgarte, después de todo el amor es amor, y si fuera por eso, no me habría enamorado de tu madre, por el típico pensamiento de "tiene un hijo, es de otro país". No me arrepiento de nada Rubén, pero si no me hubiese arriesgado, de seguro no habría conseguido tanto. Y una de esas cosas valiosas eres tú; espero que lo sepas- Las palabras de Héctor me estrujaron el corazón. No sabía como pagárselo... No sabía como darle las gracias por darme su apoyo incondicional en algo tan sumamente importante para mí. No sabía que palabras utilizar, para decirle que cada una de las pequeñas cosas que me decía, eran un gran empujón.
-Gracias- Me limité a decir, haciendo una sonrisa ladeada... Todo este tiempo he luchado con mis demonios; Me he mentido constantemente diciéndome que no sé la respuesta a tanta mierda. La tengo en frente mío, y no la quiero aceptar. Me gusta Mangel, quiero estar con él de una manera en la que no deba ocultar lo que siento; y aunque el miedo me consume, aunque sé que esto puede terminar de la peor manera, como bien dijo Héctor: Si no me arriesgo, jamás podré saber lo que puedo ganar... Mangel lo vale demasiado. Mangel vale cada uno de esos sacrificios. Y aunque no estoy acostumbrado a la idea de estar tomado de la mano con él, aunque aún no puedo sacarme de la cabeza que es mi mejor amigo, casi mi hermano, también entiendo que este tipo de sentimientos no nacen en personas que sólo se sienten "como hermanos". Mangel tiró sus fichas, y me arrastró en su juego, aquel que me tiene atado de pies y cabeza. ¿Es culpa de él? En absoluto... Yo podría haber elegido que camino tomar, y estoy decidido. Mi vida sigue junto a él; junto a ese gilipollas que me hace reír con cada estupidez. Aquel que conoce mis mayores debilidades, y aplaude mis fortalezas. Ese idiota que ha hecho hasta lo imposible por seguir mis pasos, cuando muchas veces se le hace casi imposible... Él es Mangel; él es la persona que escojo, y lucharemos por esto, aunque estemos en boca de todos. 
-Vete- Escuhé la voz de Héctor interrumpir mis pensamientos complicados y realmente densos.
-¿Eh?- No entendí su "propuesta". No supe cuanto tiempo estuve en ese trance, pero de lo que estoy seguro es que Héctor me estuvo mirando por bastante tiempo. Porque captó inmediatamente no que tenía tan gaurdado.
-Vete donde Mangel. Te toca devolver la mano... Yo me daré un par de vueltas, después de todo en casa creen que estamos los dos juntos. No tardes demasiado eso sí, por favor. Sé consciente- Héctor, quizá no seas mi padre sanguíneo. Quizá no estuviste allí cuando nací, pero para mí, eres el mejor padre que un hijo podría tener... Aunque no encuentro el valor suficiente para decírtelo a la cara, estoy más que honrado de que seas mi papá.
-Disculpe ¿Me puede dejar en la esquina?- Le comenté al chofer, para luego dedicarle una mirada a Héctor. –Lo haré... dejaré de pensarlo tanto y seguiré a mi instinto. Espero que el muy hijo de puta no se equivoque.
-Cuidado con esa boca que todavía tengo poder para castigarte- Me descojoné, al igual que él. Sentí como el taxi frenó; aquel era mi llamado para bajar y enfrentarme a la verdad. Le estiré la mano al padrino, para sentir como aferraba la suya con la mía.
-Suerte hijo. Que sea lo mejor para todos- Sólo le sonreí, y con una mirada un poco temerosa, abrí la puerta del taxi, para bajarme a unas cuantas calles del departamento de Mangel. El taxi siguió su camino, mientras yo me quedaba allí, de pie, mirando como poco a poco se iba perdiendo por la calle húmeda...
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Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora