Capítulo 57

17.2K 829 192
                                    

Capítulo 57
Narrado por Mangel

-Te he hecho una pregunta Cheeto… ¿Qué dijihte?- No me lo creo. Ehtá mintiendo, eso eh seguro, pero ¿por qué?
-Lo que ehcuchahte, coño. Que máh quiereh que te diga- Me rehpondió bahtante agitáoh, mientrah dehviaba la mirada a loh otroh dóh que la ehtaban flipando de una manera poco normal.
-¿Estabas espiando?- Ehcuché la voh de Antonio, un poco cabréaoh.
-Hola, buenah nocheh. ¿Qué eh de tu vida?- Le rehpondí en plan irónico, dejándole en claro que no ehtaba pa’ dar rehpuehta de cosah que no me interesaban en absoluto.
-Eh tío, tranquilo. Hablemos con calma… Siéntate- La voh de Francihco me apaciguó un tanto, pero aún así me mantenía completamente embobado por lah palabrah de Cheeto…
-No quiero rodeoh macho… ¿Qué dijihte? ¿Eh verdáh lo que dijihte? Cheeto, joder, no me mientah; no ehtoy de humor- Tragué saliva, sintiéndome impotente por ehtar desorientáoh en tóh loh ámbitoh.
-Mahe…
-¡Que me digah si eh verdáh!- Lo interrumpí, dejándolo helado; se le notaba en el rohtro.
-Si… eh verdáh. Él mihmo me lo dijo- Comenzó a acariciar su sien, fruhtráoh.
-Te mintió- Dije ehcéptico. Hace menoh de 10 minutoh ehtábamoh dihcutiendo. ¿Cómo puéh ser tan hipócrita?
-Mangel, hablemos como adultos. Tienes que tranquilizarte- Vi como Francihco se levantaba de su lugar, pa’ poner uno de suh brazoh en mih hombroh.
-No me lo creo tío. En serio… Dejen de metirme de una puta véh- Duele… Duele demasiáoh.
-Tienes que metértelo en la cabeza tío- Francihco me sentó en uno de loh sofáh que ehtaban vacíoh, mientrah yo no lograba mantener mi mente en equilibrio.
-Mahe; Rubiuh me lo dijo. Se supone que tu no teníah que enterarte. Fue una mala coincidencia- ¿No me tenía que enteráh?
-¿Y por qué no debía sabéh algo tan jodíamente importante? ¿Qué cojoneh quería? ¿Qué mierda quiere de mí ese ioputa?- Tapé mi rohtro con lah palmah de mih manoh, mientrah apoyaba mih codoh en lah rodillah. No lo entiendo, ¿Por qué me hace tanto daño?
-Mangel… Rubius tiene miedo. Él tiene novia, y el que haya aceptado sus sentimientos hacia ti ya es algo de mucho valor- La vóh de Antonio se hizo ehcuchar en la sala, mientrah Francihco volvía a su puehto y Cheeto me miraba con una mueca que no logré identificar.
-Él no ha admitíoh náh. Cuándo me lo diga en la cara habrá admitíoh alguna de esah mierdah que uhtedeh se ehtán tragando ¿Cuándo pretendías decírmelo? ¿Pretendías que siguiera con ehta mierda sin saber algo tan importante? Ereh mi amigo, y tieneh que ehtar de mi parte- Miré a Cheeto, cabreado a máh no poder. Ehtoy sentíoh pero por sobre tóh muy confuníoh.
-Mahe… Yo soy tu amigo pero también soy de Rubiuh. Él me pidió que no te lo dijese. Debo rehpetar su decisi…
-Debeh rehpetar mi bienehtar y mi salud mental, ¡cojoneh! ¡¿En serio pretendíah que no me enterara nunca?! Joder Cheeto, merehco un mínimo de rehpeto. Tu misión era ayudarme a ehtar con él. Tu misión era, aunque sea, decirme la verdáh de algo tan jodíamente importante- Hice un gehto de dolor, sin entender porqué le tiraba tóah la mierda a Cheeto; dehpuéh de tóh él no eh el culpable de náh, ¿verdáh?
-Mangel, piensa con la cabeza tío. No te dejes llevar… Te entiendo, y lo sabes, pero entiende que si Rubius no está preparado para decírtelo es por algo. No presiones algo que ya sabes que está a tu favor- Francihco eh muy sabio, y lo entiendo, porque él pasó por lo mihmo.
-Además piensa que tienes la tranquilidad de saber que lo lograste. Rubius está a tus pie…
-No digah eso. ¡No hableh de algo que no exihte! El ioputa no me quiere, cojoneh. Si me quiesese, no se le haría tan fácil verme mal e irse sin máh. Sin dar la jodíah cara y rehponder porqué cojoneh me besó- Interrumpí a Antonio, para luego dejar un silencio bahtante incómodo en el ambiente.
-Mahe… Dihculpa, pero no podía hacer náh máh. Rubiuh me lo dijo realmente acojonáoh y me pidió por tóh loh medioh que no te dijera- La vóh de Cheeto sonaba casi como una súplica, pero eso no me hizo sentir culpable ni mucho menoh.
-Bahta de tóah ehta mierda… Bahta de cosah que no tienen lógica alguna. No quiero saber máh de ehte asunto. Cheeto, métete en la cabeza ehto; Rubiuh te mintió, él no siente absolutamente náh ademáh que por su propio culo. No sigah creyendo cosah que no son realeh. Tampoco me pareció gracioso que lo enviarah a la ehtación como una ehcusa. Si él no quiere náh, no va a haber náh, así de simple- Suhpiré pesadamente, viendo como loh tréh gilipollah se quedaban mirándome tratando de buhcar que decir.
-No seas egoísta Mangel. Entiendo perfectamente que Rubius no se ha portado de lo mejor contigo, pero ahora tú eres el que debe tener paciencia y ponerte en el lugar de él. Esto no es un proceso sencillo, y creo que estás apresurando las cosas más de lo que deberías- Antonio habló, de tal manera que sonaba casi creíble.
-¿Sabeh Antonio? Ese no eh el problema. El puto problema eh que me causa ilusioneh que sólo me dejan en el vacío. No exihten…

     Suhpiré, sintiendo un agudo dolor en el pecho. ¿Por qué me tiene que tratar así? Prefiero que sea un ioputa en tóh loh ahpectoh a que me ehté dando motivoh pa’ quererlo máh.
-Me tomó de la mano en el taxi- Dije entre dienteh, sintiendo como suh miradah ehtaban aún máh encima de mi.
     Hubo otro silencio que noh dejó en el vacío a tóh. Por un láoh ehtaban elloh, pensando que decir ante mi repentina confesión, y por otro ehtaba yo, ehperando cualquier rehpuehta que me dejase satihfecho.
-Pero hombre, no entiendo que demostraciones quieres para darte cuenta que le gustas al chico. Dale tiempo, pero toma como algo valeroso lo que está haciendo- Francihco cortó el silencio en la sala. Sonaba cabreáoh, incluso irritáoh.
-Ten paciencia. Ya llegaste hasta acá… ahora te toca esperar- Antonio agregó ehto a lo que había dicho su novio.
-No puéoh ehperar máh… No quiero ehperar máh- Loh miré a loh tréh, deteniéndome en Cheeto, pa’ luego levantarme del sofá y dirigirme a mi habitación, tirando mi maleta a tomar por culo, mientrah me lanzaba en la cama.

-Me cago’n tóh- Susurré contra el colchón, aún en lah nubeh.
-No eh verdáh… alguien que te ama no te puéh hacer sufrir tanto- Apreté loh ojoh, totalmente anguhtíaoh, dándome vuelta pa’ quedar mirando el techo.
-¿Por qué me enamoré de ti?- No pido demasiáoh; sólo quiero la verdáh… quiero que me diga a la cara eso que le dijo a Cheeto.
-No lo dirá jamáh- Tragué saliva, sintiendo como una ola de sensacioneh agotadorah se posaban en mi cabeza.
-Eh tan injuhto- Sentía susurroh que provenían de la sala de ehtar. De seguro Cheeto y loh otroh dóh tórtoloh se quedaron hablando de mi actitud infantil.
-Ehta persona que actúa así, tan impulsivo, no soy yo… Jamáh hubiese actuáoh así por alguien- Comencé a reir de manera irónica, dándome cuenta que, dehde el comienzo, Rubiuh era la persona indicada… La persona que tanto necesito y tanto me hace sufrir.
-Y pensar que te tuve al láoh dehde el comienzo- Me recohté de láoh, mirando a la ventana de mi cuarto que dejaba ver algunah luceh de Madrih.
-Joder, cuanto te amo- Esah lágrimah que me han acompañáoh dehde el inicio de ehte viaje, comenzaron a hacerse presenteh una véh máh, en silencio y sin avisar.
-No debo llorar máh. Joder tío… que niñita me he puehto- Sequé rápidamente esah lágrimah traicionerah, tratando de mantener la compohtura lo máh que pudiese.
-No sé si puéah seguir junto a Rubiuh- Tragué saliva, dándome cuenta de una trihte realidad; si sigo colgáoh a Rubiuh, jamáh podré apagar ehte dolor que tengo tan adentro.
-Te olvidaré, aunque me cuehte sigloh- Susurré con dolor, mientrah sentíah como mih ojoh se aguaban una véh máh, dejándome sólo en esa trihte y melancólica noche Madrileña.
--------------------------------------------------------------------
-Mierda, me dormí- Bohtecé tratando de dehperezarme, notando que, de hecho, me había dormido encima de la cama con ropa y tóh.
-¿Qué hora será?- Rehtregué mih ojoh, notando como un silencio sepulcral inundaba todo el departamento.
-Cheeto de seguro se fue a dormir- Me levanté con un poco de pereza, tomando mi móvil; notando como no habían pasáoh ni 40 minutoh dehde que me vine a la habitación.
-¿Dónde ehtán entonceh?- Me levanté por fin, saliendo de mi habitación para notar como todah lah luceh ehtaban apagadah y que, de hecho, no había alma en ehte departamento.
      Me acerqué al interrumptor, dejando tóh máh ilumináoh, notando como había un papel pegáoh en la puerta; como solíamoh hacerloh en loh viejoh tiempoh.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora