Capítulo 56

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Narrado por Rubius

-No te vayah… Sólo, sólo dame cinco minutoh; prometo que serán loh últimoh que te pida- ¿Qué nos está pasando?... Sentir sus brazos a mi alrededor, junto a esas lágrimas cálidas que mojaban mi espalda…
-No llores, gilipollas. Somos adultos- No llores, menos por mi.
-Te prometo que te olvidaré, pero olvídame tú también. No me llameh; no me buhqueh… dame tiempo para sacar tóh loh pensamientoh fuera de la amihtáh. Sólo dame tiempo- ¿Qué es lo que debo hacer? Tenerlo en mi espalda, en ese estado, por mi culpa… Me hace infeliz a niveles que ni yo entiendo
-Mangel, te estás comportando como un crío. Controla tus emociones- ¿Por qué no puedo ser sincero? ¿Me gusta o no?... Y aunque me gustase, ¿Qué sacamos con todo esto? Esta historia no tiene un final feliz; él y yo lo sabemos.
-Ehtáh equivocáoh. Eh sólo que tu no hah sentíoh el amor de verdáh. Te dejahte guiar por una primera impresión- ¿Primera impresión? Joder tío… Si es él quién se ha enamorado de mi como si se tratase de algo normal
-¿Sabré que es el amor cuando me enamore de mi mejor amigo? ¿A eso le llamas verdadero amor?- No quería ser duro, pero su jodida actitud me estaba tocando los cojones. ¿Cómo tenía cara para hablar de amor, cuando ni él sabe lo que es el amor?
-Me ha quedáoh claro. No hay náh máh que hacer- Sentí como soltaba su agarre de mi espalda, mientras se alejaba. Sólo atiné quedarme en mi lugar, mientras cerraba los ojos con fuerza…
-Buenas noches, Mangel- Lo dije casi en un susurro, esperando su respuesta para simplemente partir a mi hogar, donde se encontraba la persona que yo había elegido para pasar mis días.
-Buenah noche, Rubiuh- Escuché su voz herida, para luego escuchar el repiquetéo de sus suelas en la calle fría y un tanto húmeda.

       El camino a casa fue sepulcral. Estaba sólo en esto, y lo peor era que debía tomar una decisión rápido.
-¿Es él o Jen?- Me dije a mi mismo, dándome cuenta que yo mismo me había encerrado en esta encrucijada que no tenía solución.
-Estoy jodido- Patié una piedrita que se encontraba en mi camino, mientras resguardaba mis manos en los bolsillos de mi abrigo.
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-Hola amor, te estaba esperando- Miré a Jen que ya se encontraba con pijama, con una sonrisa realmente encantadora.
-Hola belleza. Ha sido un día agotador- La miré, inspeccionando cada centímetro de su rostro.
-¿Lo fue? ¿Tuviste mucho que hacer?- Me sacó el abrigo, cerrando la puerta que yo había dejado abierta.
-Un poco… Eres realmente bella- Comenté de la nada, haciendo que esta se sonrojase por mi comentario tan jodidamente aleatorio.
-Gracias Rubén… tu también estás realmente bien- Me gruñó, un tanto coqueta, sacando en mí una sonrisa bastante burlona…
-Mejor deja la cena para otro momento- Comenzó a reir, creyendo que de hecho estaba bromeando.
-Serás tonto. Ven, está puesta la mes…
-Hablo en serio; deja la cena para otro momento- Dije poniéndome en un modo muy serio, hasta el punto de que me acojonó a mí mismo.
-¿Eh?- Me miró un poco confundida, mientras la tomaba de la mano, y la llevaba a la habitación.
   ¿Qué se supone que hago? ¿Haré el amor con Jen, tan sólo por despecho?
-Vamos… Te he extrañado un montón- Se lo dije en un tono bastante duro, pero disfrazado en uno tierno y romántico.
-Dios… eres muy impulsivo- Comenzó a reir, mientras lo que yo deseaba hacer, era todo menos reir.
     ¿Por qué le estoy haciendo esto a Mangel? Sólo somos amigos, pero acostarme así con Jen, es por su culpa.
-Es tu jodida culpa- Pensé, adolorido por tener que hacerle esto a ella. Quiero quitarme de encima esta puta sensación de asco… Me doy asco, por ser un mal amigo y un mal amante. Me doy jodido asco por no ser lo suficientemente hombre y decirle a la cara a Mangel que me gusta… Porque es así, me gusta.
     Llegamos a la habitación, y me lancé a la cama de un golpe, mientras empujaba a Jen conmigo, dejándola encima de mí.
-¿Qué quiere hacer señor Doblas?- Mostraba una sonrisa que no solía mostrar en público; era esa sonrisa lasciva que sólo se le veía en la intimidad.
-Pregunta incorrecta señorita Herranz. Debería decir ¿Qué es lo que no quiero hacer?- Mi actitud no demostraba para nada como me sentía… Hace mucho que no tenía este tipo de contactos con Jen, y arruinar un momento así, no era ni caballeroso ni algo que dejara bien a un hombre.
        ¿Por qué no puedo hacerle los mismos favores a Mangel? ¿A que le tengo miedo?
-A los comentarios…- Me respondí solo, mientras sentía los labios de Jen encima de los míos. No hay vuelta atrás. Está declarado: Soy un verdadero hijo de puta.
     Sentir sus labios, suaves y delicados, me hacían entrar en un conflicto que no tenía solución… Inevitablemente recordaba los labios de Mangel; totalmente contrarios, y es que nuestro primer encuentro, en el que los dos estábamos “de acuerdo”, mis labios eran torpes y fríos, y estos opacaron lo bien que podrían haber sabido los de Mangel.
-No hay vuelta atrás…- Tragué saliva, mientras intentaba por todos los medios concentrarme en la escena en la que estaba involucrado…
-Quítate esa camiseta hombre… Ahora estás tan quieto, y hace poco estabas jodidamente ansioso- Esa sonrisita no se la quitaba ni Dios, y era en este momento en el que me preguntaba porqué había decidido acostarme con Jen, cuando a la única persona que tenía en  mente era a Mangel; esos ojos hinchados, llenos de impotencia y frustración, toda causada por mí…
    Seguí sus instrucciones y me la quité, sintiendo un poco de frío al estar semi desnudo en un ambiente no del todo cálido. Apoyó en mí su vientre, sintiendo a raz de piel la tela de su blusa que, pese a que muchas veces la había sentido y había experimentado cosquilleos, esta vez había sido una bocanada de aire frío. No había nada ahí que yo sintiera, y si iba por este camino, dudaba mucho que esta situación pasara a mayores…
   ¿Qué estará pensando ahora? ¿Cómo se sentirá en este preciso momento, en el que yo tengo todo, y él no puede tener eso que desea por mi culpa?
-¿Cómo estoy tan tranquilo?- Me pregunté, sintiendo la ropa de Jen rozar con mi pecho, al igual que sus labios besar cada centímetro de mi cuello.
     La luna golpeaba con fuerza la ventana de nuestra habitación. La lluvia que ya había cesado hace un día, había dejado un cielo limpio y despejado en Madrid, lo que daba el ambiente perfecto para estar a solas, pero ¿estoy con la persona correcta?
   Moví mis manos por la espalda de Jen, soltando con bastante agilidad el sujetador de esta. Ella sólo sonrió y entendió el mensaje. Se quitó la blusa, y los sujetadores, dejando a la vista su esplendoroso cuerpo de mujer.
-Eres hermosa- Susurré, acercándola a mi, sintiendo como sus pechos rozaban con mi piel, lo que me hizo sentir una electricidad correr por todos mis músculos. ¿Esto es amor? ¿Le hago esto porque la amo?
-Te amo- Salío de su boca en un leve susurro, atrapando mis labios con sus dientes, para profundizar el beso en algo más íntimo; más agresivo.
     Exhalé con fuerza, sintiéndome impotente por no disfrutar esto con mi pareja.
-Sal de mi cabeza- Me revolví el cabello, recordando como esto ya me había pasado una vez.
     Su mirada triste y melancólica, mirándome desde lejos; mirando como mi felicidad con Jen era cada vez mayor… Esa mirada de amistad que ocultaba tanto amor por detrás. Su mirada alegre que poco a poco se enturbió por mi culpa.
-¿Por qué te hice esto?- Susurré de manera casi inaudible, mientras tomaba a Jen por las caderas, y la movía encima de mí, pese a seguir con ropa.
-Ni haciendo el amor con mi pareja te puedo olvidar- Apreté los dientes, sintiendo como estos crujían un tanto, mientras movía con desesperación las caderas de una Jen totalmente extasiada.
-Eh hombre… anda con calma- Ella no lo entendía, y tampoco se lo pedía. La estoy usando. La estoy usando para poder quitar toda esta mierda que tengo encima… Y esto me demuestra cuan maldito puedo ser…
    Todo esto es… Por Mangel.
-Quitaté el pantalón- Le gruñí, mientras la sacaba de mis caderas, igualando la acción que le había pedido anteriormente.
    Ella sólo me miró, un tanto sorprendida por mi actitud ansiosa, pero me alegraba y tranquilizaba al saber que al menos ella estaba disfrutando esto, y que se creía todo el teatro que había montado sólo para ella…
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-Que frío hace- Suspiré mirando a través de la ventana, como la luna iluminaba toda la habitación que yacía a oscuras, con una Jen dormida bajo mi brazo.
-No puedo seguir con esto- Sentía su pecho subir y bajar, mientras respiraba relajada luego de una noche “agitada”.
-Han de ser las 3 o 4 de la mañana…- Miré a Jen, dormida profundamente, lo que me hizo sonreir de manera involuntaria.
-Tu no mereces nada de lo que te estoy haciendo…-Acaricié su cabello, levantándome lentamente de la cama para dirigirme a ese ventanal en el comedor. Ese ventanal que me daba una vista inigualable de la ciudad, alejada de mi.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora