Capítulo 68

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Narrado por Rubius

“Rubius, estoy muy emocionado de conocerte. Supongo que serás de esos amigos que pocas veces se encuentran”

    Duele tanto; más cuando los recuerdos golpean tan fuerte.

“Quiero vivir contigo. Ya está; te lo dije”

     La inocencia nos consumía por completo. Dos críos comenzando una vida… Soñando con aventuras, idioteces y cosas sin sentido; ¿Dónde quedó todo eso? ¿A dónde fuimos a parar?

“Mañana es el gran día Rubius. Mañana te veo… Joder, que putos nervios traigo encima”

      Recordarlo, como si fuese una película antigua… Todo eso se había acabado. Las sonrisas no existían más en nuestro diccionario; mucho menos esa amistad que habíamos construido con tanto esmero… Todo se acabó, y lo sentía tan dentro que no podía ser una pesadilla. Esta era la realidad; El adiós que nunca quise dar, se había hecho más real de lo que podía aguantar.
-Joder…- Sólo imaginar nuestras conversaciones hasta la madrugada, me destruían una y otra vez. ¿Y ahora qué? ¿Olvidarlo y comenzar de cero? ¿Cómo terminó todo de esta manera? ¿Por qué… no lo detuve?

      Lo más doloroso no fue llegar a casa luego de esa despedida. Ni mirar a Jen con los ojos aguados, sin poder explicarle lo que había ocurrido; no fue sentir las manos de Mangel a la mitad de la noche; tampoco llorar nuestra amistad todos los días, en la privacidad de mi baño. No fue el querer escuchar su voz; arreglar las cosas, o saber que las cosas no volverían a ser como antes. Lo que más me dolía, era tener más que claro que, Mangel no cambiaría de opinión. Que estaba haciendo lo posible y hasta lo imposible por olvidarme; por sacarme de su historial.

- Rubén, tenemos que irnos- La voz de Jen me sacó por completo de los pensamientos que me mantenían embobado prácticamente todos los días. Una semana desde aquella despedida; una semana desde que hablé con él, y desde ese día, no he sabido absolutamente nada de su vida, de cómo está o de que está haciendo con su vida. Me meto a su canal de Youtube a ver que tal… su rendimiento ha bajado considerablemente.
-Vale, disculpa… Es que no me puedo arreglar esta puta corbata- Vi como se acercaba a mi, acomodándomela como si fuese un niño pequeño. Íbamos al matrimonio de una prima de Jen, y es por esta razón que tuve que desempolvar la única corbata que tenía. Vale… no estoy hecho para usar trajes formales, pero no me veía mal.
-te ves muy guapo- Me sonrió, con un pequeño brillo en los ojos. No podía mentir, se veía hermosa… más de lo que jamás pensé que se pudiese ver. Ese vestido le sentaba muy bien, al igual que la sonrisa boba que tenía plantada en la cara desde hace varios minutos. Le hacía gracia mi tenida, lo tenía más que claro…
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-¡Hola! Tanto tiempo- Vi como el tío de Jen se acercaba a saludarnos… Era todo tan extraño; tan falso. Mis mejillas dolían por mantener esa posición hipócrita de felicidad. Quería escapar; salir corriendo a donde pudiese respirar, donde no tuviese que estar diciendo lo “fantástica” que era nuestra relación
-Si, ¿Cómo estás?- Le pregunté, desinteresado por la respuesta. Al menos Jen me salvó, jalándome del brazo para entrar a la iglesia y sentarnos de una vez en esas incómodas bancas de madera. Todo adornado con flores blancas, guirnaldas que brillaban por anda a saber que cosa… Era el sueño de estas dos personas.
-Uniéndose para toda la vida… que putada- Suspiré, como si se tratase de una mala broma. No me puede estar pasando esto; como si el universo conspirara contra mí.

       Escuché pequeños susurros, mientras dirigía mi vista a la entrada de la iglesia; la novia había llegado, este era su momento. Podía notar cuan nerviosa estaba…
-Yo también… lo estaría- Sonreí avergonzado, sintiendo mis ojos un poco pesados. La melancolía me pegaba con fuerza, y esta no era la excepción… Verla tan feliz, tan llena de vida, expectante a las sorpresas que le traería la vida, y vivirlas con quién amaba, me hizo arrepentirme, una vez más, del rumbo que habían tomado las cosas.
-¿Con quién deseo vivir mis aventuras?- Desvié discretamente la mirada a Jen, quién, emocionada por ver a su prima tan bella, intentaba ahogar las lágrimas. Mi sonrisa se borró por completo… Estoy dudando de lo que siento; estoy dudando de si deseo avanzar con ella… Es Mangel o Jen; y no sé que puedo hacer.
-A Jen la amo… A Mangel lo ¿quiero?- Pensé perdido por completo en mi subconsciente. Sentía susurros de fondo, mucha gente comentando, la voz grave del cura; los votos de los novios… Todo iba en cámara lenta, como si se tratase de un sueño, pero no el mío, sino el de alguien más. Yo no tengo sueños; actualmente estoy girando en una única pesadilla, y es la que me tiene retenido.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora