Capítulo 36

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Narrado por Rubius

-Rubén, acuéstate, es super tarde- Sentí por la espalda la voz  adormilada de Jen.
-Disculpa amor, voy en seguida- Le dediqué una rápida mirada, para volver la vista al ordenador.

“Y otra cosa, lo vuelvo a repetíh. No creo que lo que tú créeh sentíh por Mahe sea solo amihtáh. Si no fuera por eso no te hubierah puehto celoso poh ver a Mahe liarla con Antonio ni tampoco te hubiera puehto a lloráh mientrah bailabah con Jen”

    Cheeto realmente me había dejado callado con eso, pero ¿Hasta que punto Mangel le contó lo sucedido ese día? Mierda, que vergüenza.
-Joder- Suspiré aún con el Skype abierto. Es solo que…mierda. He estado sentado por mas de 2 horas sin hacer absolutamente nada; Cheeto hijoeputa.
-No tengo que buscarle explicación- Traté de borrar rápidamente el recuerdo de mi cabeza. Me acojona encontrarle la respuesta a mi actitud de esa noche, vale, puede que si estuviera celoso pero no es para nada un celo amoroso. En absoluto.
     Me levanté del ordenador, apagándolo, para luego dirigirme a la habitación que compartiría el resto de mi vida con Jen, o al menos eso esperamos los dos. Si, los dos.
-Jen, ¿Estás dormida?- Susurré despacito, mientras me metía a la cama.
-Si, te estaba esperando- Vi como se giraba, quedando de frente a mi, mientras me ponía en su misma posición.
-Es tan extraño verte aquí, conmigo- Me acerqué bastante a ella, hasta el punto d epoder abrazarla. Si, realmente la amo; aquí no hay jodidas confusiones.
-Pero aquí estoy Rubén, para ti- Me sonrío mientras se disponía a besarme lentamente. Mierda, la calentura se me sube de una manera jodidamente rápida.
-Lo mejor es que estamos solos. Podemos hacer lo que queramos- Le dediqué una sonrisa un tanto lasciva, pero no del todo confiada. Me siento culpable por una gilipolles.
-Te he extrañado tanto- Se lanzó sobre mi, dejándome casi sin respiración. Si, esto es lo que necesito.
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-Todavía es de noche- Susurré, despertando, al parecer, en mitad de la noche.
-Jen…- Sentí su mano apoyada en mi pecho, al igual que su cabeza. Duerme tan plácidamente.

“Eh que ese eh el problema. Yo no creo que lo que tu créeh sentíh sea tan real como diceh que éh”

-Mierda, que me está pasando- Me revolví el pelo, levantándome de la cama con cuidado de no despertar a Jen.
     Caminé hasta el ventanal principal, apoyando mi cabeza en él, para quedar embobado mirando hacia afuera.
-¿No es tan real como digo que es?- Repetí las palabras de Cheeto que, por algún motivo, me habían dejado pasmado.
-Acabo de hacer el amor con Jen y me estoy preguntando cosas así- Reí de manera irónica, para luego alojar una imagen de Mangel en mi cabeza. ¿Por qué tengo que sentirme como un hijo de puta?
-Esto no es culpa mía, en eso estás equivocado- Suspiré, mientras veía como comenzaban a caer gotas en el ventanal.
     ¿Qué estoy haciendo mal? Quiero a Mangel, y eso lo tengo claro, pero siento que Cheeto quiere incrustarme en la cabeza la idea de quererlo como algo más que un amigo. Eso me cabréa, se supone que es amigo de los dos.
 -Por tu culpa ni siquiera puedo disfrutar el follar con mi novia- Golpeé el cristal con fuerza, para luego lanzarme al sofá con frustración. Las gatas llegaron a mi lado como escuchando mi señal de auxilio.
-¿Tu que crees Raspy? ¿Crées que soy un jodido hijoeputa?- Le preguntaba mientras le acariciaba el lomo. Increiblemente se dejó.
-Tendré que dejar de pensar en estas mierdas. Los sentimentalismos de Mangel no deberían involucrarse en mi vida íntima- Tomé una bocanada de aire, para dirigirme nuevamente a la habitación. Olvidaré a Mangel y a sus secuaces por el resto de la semana.

 -Amor, son las dos- Sentí unas pequeñas manos mecerme de un laod a otro. Joder, que rápido pasa el tiempo.
-Mierda, que tarde es- Me desperecé, mientras veía el rostro de Jen maquillado.
-¿Vas a salir?- Le pregunté al notarla con tanta mierda puesta en las mejillas y los labios.
-Si, iré a ver unos muebles del Ikea que tuvieron problemas al llegar- Me contestó sonriendo. Soy un vago en estas cosas. Jen ha sido la encargada de ordenar prácticamente todo.
-Que te vaya bien, cariño- La besé suavemente, para luego ver como se alejaba por la puerta de la habitación.
-Joder, que frío hace- Me acurruqué en la cama sin ganas de levantarme, hasta que el móvil comenzó a vibrar, sacándome de mi mundo de sábanas abrigadoras y cosas guays.
-¿Antonio? No, ni de coña le contesto a este hijoeputa- No lo dudé ni un segundo, colgué el móvil en cuanto vi su nombre.
         No me dio tiempo a reaccionar, cuando recibí un mensaje. De seguro es de él.
-¿Qué cojones quiere?- Dije cabreadísimo, abriendo el mensaje, para dejarme con la boca abierta.
-¡¿Mangel?!, ¡¿Cheeto?!- Practicamente grité al ver en la pantalla de mi móvil, una foto de Mangel y Cheeto abrazados, sonriendo, y con la cara llena de moretones.

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora