Capítulo 72

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Narrado por Rubius

Mierda… Mierda, mierda, mierda, mierda. ¿Cuándo fue que se me pasó lo de la camiseta? Joder… No me lo creo.
-Rehpóndeme… ¿Por qué tieneh puehta mi camiseta?- Me miró, insistente, esperando por una respuesta, esa que no encontraba. ¿Cómo cojones salgo de esta?
-Mangel… Eh… Es que la mía estaba mojada, y bueno, como vine para acá y vi tu habitación desordenada y la ropa tirada, te saqué una camiseta. Espero que no te moleste- Mi posición no era en absoluto favorable. Estábamos completamente solos. Sentía a Mangel un tanto agitado, mientras yo ahogaba todo lo que sentía con mi móvil, ese que me desconcentraba, o bueno, eso intentaba.
-¿Mi habitación?- Se levantó de golpe, dirigiéndose a esta sin darme explicación alguna. Sólo se levantó y me dejó allí, con las palabras en la garganta.
     Exhalé con fuerza, levantándome del sofá para seguirlo por detrás, nervioso, ansioso… Desde que llegamos siento el ambiente pesado. Esas cosas que no puedes explicar pero que aún así sabes de qué van.
-¡¿Y ehto?!- Dijo con sorpresa, notando como su habitación había cambiado del cielo a la tierra. Me miró con los ojos abiertos como platos.
-Te… te quería ayudar un poco- Susurré un tanto cohibido. ¿Qué cojones me pasa? ¿Desde cuándo me comporto de esta manera? La situación… Ese era el problema. La situación que estábamos viviendo no era en absoluto favorable.
     Mangel me miró con esos ojos que no logré descifrar. Mordió su labio de manera poco discreta, abriendo la boca, como si quisiese decir algo, para luego simplemente cerrarla, al igual que la puerta que estaba a mis espaldas.
-¿Te pasa algo?- Esta situación no es normal… No va a terminar bien si estamos los dos, solos, encerrados en su habitación. No hay alcohol de por medio; no hay excusas… No hay nada. Lo que ocurra de aquí en las próximas horas, será completamente nuestra responsabilidad. No habrá nada que podamos utilizar como pretexto.
-Te ehtrañé- Susurró, con la voz un poco temblorosa. Está nervioso, puedo verlo en sus ojos, esos que se habían oscurecido un poco más que antes.
    Esas imágenes… Las del baño. Ese día en el que me toqué pensando en él, aparecieron como un disparo en mi cabeza. No pude evitar sentirme ahogado… Necesito salir de aquí lo antes posible.
-Mangel, me tengo que ir- Dije entre dientes, sin estar seguro de que realmente deseaba esto. ¿Me quiero ir? No ¿Debo irme? Absolutamente. Prometimos abandonarlo todo, y aún así estamos aquí, mirándonos nerviosos. Yo contra la puerta de la habitación de Mangel, él, mirándome sin saber que hacer.
      Lo estoy entendiendo al fin… Esto que sentimos; este ambiente es eso que guardamos tan profundo en nuestros corazones. Nos deseamos… Yo lo deseo, aquí, ahora.
-Rubiuh…- Se acercó peligrosamente a mí, mientras posaba sus labios en mi oreja, pronunciando unas simples palabras. Directas y comprometedoras -¿Seguro que quiereh irte?.
     Me estremecí de pies a cabeza. Joder… no puede ser.
-Nunca dije que me quisese ir. Me TENGO que ir- Decir tantas veces “me tengo que ir” me estaba poniendo realmente nervioso. Pero lo más importante… Mangel se veía tan jodidamente decidido que me preocupaba. Mucho.
-Rubiuh… te haré una pregunta, y quiero que seah muy sincero- Lo tenía demasiado cerca. Podía sentir su respiración tibia chocar contra mi mejilla. Inhalé demostrando seguridad, esa que me faltaba por mucho.
-Dime tío, no seas tan serio- Vamos Rubius, compórtate normal. No te sientas intimidado… Mangel es sólo tu amigo. Si, ese amigo por el que te tocaste, coño.
-¿Qué sienteh en ehte preciso momento?- Vi sus brazos cerrarme el espacio, dejándome completamente aprisionado. Su pregunta… ¿Qué quiere de mi?
-Nada. Digo… Sólo siento un poco de calor y buen… ¡Digo! N-no me refiero a es…
-Rubiuh, ¿entiendeh a lo que me refiero? ¿En serio quiereh que te lo diga?- Detuvo mi triste intento por explicar mis propias palabras fuera de contexto. Mi pulso estaba por las nubes, mi respiración estaba a un milímetro de la desesperación…
-Tu no me entiendes a mi- Contradije sus palabras, poniéndome serio. Estamos bordeando el peligro. Estamos a punto de quemarnos… No puedo arriesgarme tanto. En este momento no puedo.
-Rubiuh… Mírame- Esas palabras salieron en un hilo de voz. Le hice caso, dirigiendo mi mirada, a esos ojos azabaches que demostraban más de lo que podía tener encima.
-Mangel- Lo nombré, esperando una respuesta cualquiera, para buscar la mejor excusa y salir de allí… Aunque mi corazón me dijese lo contrario.
      El tiempo se detuvo. Nos quedamos mirando muchísimo tiempo, o al menos fue mucho para mí. Sentí cómo me faltaba el aire. Cómo la sensación se volvía más íntima… Miré cada rasgo de ese hombre frente a mí, ese que había dado tanto, y que había perdido mucho por mí. Tragué saliva, sintiendo un fuerte golpe en la cabeza. Sintiendo como millones de emociones me invadían sin dejarme escapatoria. Caí, estoy jodido…
-Rubiuh, ¿Tu quiereh…?
-Cállate de una puta vez- Lo interrumpí. No permití que dijese nada más. Crucé mis brazos por su cuello, acercándolo a más no poder, posando mis labios en los suyos. A la mierda con todo… Esto es lo que quiero, esto es lo que deseo, esto es lo que necesito.
    Se acabaron las palabras. Podía escuchar la respiración agitada de Mangel, podía saborear esos labios, frenéticos, temblorosos, que luego se volvieron realmente imponentes. Mi pulso no tenía control, mis movimientos tampoco. Mi boca, moviéndose desesperada sobre los de Mangel buscaba algo más, algo que él comprendió. Lo sentí allí, tan dentro de mi boca, recorriendo, descubriendo. Su lengua, traviesa, desesperada, buscaba la mía, eufórica. No pude evitar sentirme avergonzado por aquello. Esta mierda es de esos besos franceses… Me estoy morreando con Mangel, y le pusimos hasta lengua… Joder tío.
      No nos íbamos a detener, me quedaba más que claro al ver a Mangel, moviendo la cabeza de un lado a otro, besándome de una manera que… Madre mía, poco más y me come los labios.
-M-Mangel, tranquilo- Susurré a duras penas, alejándome con dificultad de esa boca que deseaba más y más.
-Rubiuh, me he tocáoh pensando en ti. No me vengah a pedir que ehté tranquilo- No pude evitar atorarme con mi propia saliva. No me lo puedo creer… También lo ha hecho.
-No seas tan sincero, gilipollas- Desvié la mirada, sintiéndome un nivel más arriba de avergonzado. Claro, si existía ese punto. Lo sabía… Él ya había experimentado. No estaba tan equivocado después de todo.
-Vale, no lo seré. Ahora deja de hablar- De la misma manera que yo lo interrumpí, él me interrumpió, acercándose nuevamente a mí, para plantarme esos labios deseosos de más. Su lengua ya se había adaptado a mi boca; la había conocido por completo, y ahora sólo se mantenía jugando con la mía, produciendo sonidos en extremo perturbadores y… excitantes. Realmente excitantes.
     Sentí una de sus manos en mi muslo, mientras me tiraba para atrás, haciendo que mi espalda chocara con fuerza en la puerta de su habitación. Subió lentamente mi pierna a su cintura, mientras yo intentaba por todos los medios equilibrarme a un solo pie.
-Me quiere levantar- Pensé acojonado. Esto va en serio… Mangel va en serio. Mierda…
     Aferré con aún más fuerza mis brazos en su cuello, preparándome para confiar en las manos de Mangel, esperando a que pudiese sostenerme y tuviese la suficiente fuerza para no dejarme caer. Levanté de un golpe la otra pierna, sujetándome rápidamente a la cintura de este, rodeándola con toda la fuerza que podía tener. No me lo creo… Realmente me está sosteniendo.
   Abrí los ojos rápidamente, para ver a un Mangel fuera de lugar. Su rostro, sonrojado. Sus ojos, completamente cerrados; concentrados en dar el mejor beso de la vida… Al menos lo estaba siendo, porque jamás había sentido uno de esta magnitud.
    Me sentía aprisionado contra esa puerta. Una y otra vez mi espalda chocaba contra esta, cómo si Mangel estuviese dándome estocadas… Espera… ¿Estocadas?
-Cuidado cabrón, me dejarás sin columna- Dije entre suspiros, sintiendo el poco oxígeno que me quedaba en los pulmones, ese oxígeno que Mangel se había llevado.
-Dihculpa… ¿Te ehtoy haciendo daño? Si… si quiereh vamoh a la… vamoh a la cama- La situación fue realmente extraña. Los dos, mirándonos con una vergüenza encima que ni Dios… Yo, con mis piernas aferradas a la cintura de Mangel. Él, con su cuerpo prácticamente sobre el mío, apretándome contra la puerta… Somos un jodido desastre.
-¿Estás seguro?- Tragué saliva, preocupado. La calentura pasa, los arrepentimientos no.
-¿Tu lo ehtáh?- Una respuesta inteligente, para una pregunta realmente incómoda.
-No… No lo estoy- Suspiré, bajándome de encima de Mangel, aún con muy poco espacio para mí. Le dediqué una mirada que no supe como definir. Lo vi, mordiéndose el labio inferior, mirando de vez en cuando para abajo. Estaba mirando sus pantalones. No me costó mucho adivinarlo…
-Ni yo- Comentó vagamente. Que puto mentiroso…
-Vale, a la cama- ¿Qué cojones estoy haciendo? No me lo creo… Estoy aceptando ir a la cama con Mangel… ¿Lo voy a hacer con él? No tío… ni de coña. No quiero ¿o no puedo?

Luchemos Por Esto - Fanfic (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora